La publicación de revistas es una tradición de las izquierdas, tanto intelectuales como políticas, en varios rincones del mundo. Los debates de ideas se plasmaban, y todavía lo hacen, en universidades, foros intelectuales y obreros, bares y también en páginas impresas. Allí, la dimensión cultural de la política y la vida social se combinaba con proyectos de gobierno y apoyos a distintos movimientos y gobiernos de izquierda, o críticas a las consecuencias sociales de un capitalismo creciente desde el análisis de los estilos de vida en los barrios hasta proponer la socialización de los medios de producción. En esa lista podemos incluir, además de la Jacobin de Sunkara, a Les Temps Modernes, fundada por Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre y editada desde 1945 hasta 2019; la británica New Left Review, fuente de debates de la izquierda europea desde 1960; y de estas latitudes Contorno, que salió entre 1953 y 1959; la cordobesa Pasado y Presente, aparecida entre 1963 y 1973, o Pensamiento de los confines, creada en 1995 por Nicolás Casullo.

A ese listado arbitrario y reducido hay que sumar Jacobin América Latina, apuesta que se hace tanto en papel como online (www.jacobinlat.com). De aparición trimestral, la versión en papel es de muy alta factura, con un tema principal por número y una serie de secciones en las que se encuentran debates, reflexiones, análisis de coyuntura y entrevistas. Su primer número, “Capitalismo en cuarentena”, tiene textos producidos desde Argentina, Colombia, México y Brasil, entre otros, y su segundo número, “El laberinto latinoamericano” está a punto de circular. Nicolás Allen, coordinador de redacción de la revista, le dice a PáginaI12 que “con Bhaskar compartimos la idea de que es necesario tender más puentes entre la izquierda estadounidense y la latinoamericana. El proyecto tardó en concretarse –ya se habían lanzado ediciones en Alemania, en Italia, en Brasil y en Inglaterra– porque sabíamos que es un proyecto de otra magnitud, tanto por su escala geográfica como por la complejidad del terreno político regional”, destaca Allen.

Para Sunkara, Jacobin América Latina puede servirle a la izquierda latinoamericana para poner “en conversación las experiencias y los debates que se dan en otros lugares” del globo, y también porque “la aparición de la revista es una forma de conectar grupos dispares en diferentes países de América Latina, como un foro para el debate estratégico”, plantea. Por su parte, Allen sostiene que apuntan a “que la gente que no participa necesariamente de círculos militantes tome interés en las perspectivas de la izquierda, sobre las cuestiones sociales y políticas que atraviesan su vida cotidiana”, se entusiasma el coordinador de redacción, y afirma que buscan “bajar a tierra los debates y mostrar que cuando hablamos del socialismo, estamos discutiendo una serie de ideas relativamente sencillas, y que esas ideas representan una alternativa real capaz de ofrecer soluciones a muchos de los problemas con los que la gente se topa día a día”, concluye Allen.