Desde Lima
En medio de una agresiva segunda ola de la pandemia del coronavirus, que ha colapsado los servicios de salud, y cuando el país empieza el proceso de vacunación, renunció la ministra de Salud, Pilar Mazzetti. La ministra cayó por el escándalo que estalló al revelarse en los medios que el expresidente Martín Vizcarra se vacunó en secreto en octubre pasado cuando estaba ejerciendo la presidencia con la vacuna china Sinopharm, que entonces iniciaba pruebas en el país. Mazzetti era ministra de Salud cuando esto ocurrió y el Congreso preparaba una moción para interpelarla y censurarla imputándole haber ocultado esa información. La ahora exministra asegura que no sabía que Vizcarra se había vacunado. Mazzetti optó por bajarse del cargo antes de someterse al proceso de interpelación y censura.
Luego de aceptar la renuncia de su ministra, el presidente Francisco Sagasti acusó al Congreso de haberla “maltratado” con “acusaciones sin fundamento” al señalarla como encubridora de la vacunación secreta de Vizcarra y dijo que Mazzetti estaba “agotada”. La exministra había asumido el cargo en julio del año pasado en el gobierno de Vizcarra, en momentos que se llegaba al pico de la primera ola de la pandemia, dejó el ministerio en noviembre cuando el Congreso destituyó al expresidente, pero regresó seis días después cuando el reemplazante de Vizcarra, el legislador Manuel Merino, renunció en medio de masivas protestas contra el golpe parlamentario que lo puso en el poder y fue reemplazado por el también legislador Francisco Sagasti, que repuso a Mazzetti al frente del Ministerio de Salud. La exministra venía recibiendo cuestionamientos por su gestión para enfrentar esta segunda ola de la pandemia.
Puesta al descubierto la oscura historia de su vacunación y la de su esposa, realizada en Palacio de Gobierno bajo las sombras del secretismo, Vizcarra aceptó lo que había mantenido oculto. El expresidente y hoy candidato al Congreso dijo que había sido vacunado porque se había ofrecido como uno de los doce mil voluntarios peruanos para probar la vacuna de Sinopharm y calificó esa decisión como “un acto de valentía”. Pero no convenció con ese argumento. Justificó el secreto en el que mantuvo su vacunación señalando que así se lo exigían las reglas del estudio del cual asegura haber formado parte. Eso no es cierto. Los voluntarios en este estudio no estaban obligados a mantener en reserva su participación en las pruebas. Muchos de ellos lo hicieron público. Desmentido, cambió de versión y señaló que mantuvo el secreto para que otros laboratorios que negociaban con el gobierno no sientan que se favorecía a Sinopharm.
No fue el único desmentido a las explicaciones dadas por Vizcarra. En un comunicado, la Universidad Cayetano Heredia, que dirigió los estudios de Sinopharm en el Perú, ha revelado que Vizcarra y su esposa no formaron parte de las pruebas de este estudio en voluntarios peruanos, desmintiendo así al expresidente y confirmando que ambos fueron vacunados al margen de este estudio. Vizcarra ha replicado insistiendo en que sí formó parte del estudio que probaba las vacunas y expresando que se siente extrañado de la versión dada por la universidad.
Desde distintos sectores políticos y los medios se acusa al expresidente de sacar provecho de su cargo para recibir la vacuna en secreto. El exmandatario recibió una vacuna todavía no aprobada -recién fue aprobada en diciembre-, pero en la que él confiaba. El sospechoso secreto en el que lo hizo y las mentiras en las que ha caído al ser descubierto golpean duramente su imagen. Está por verse el impacto que eso tendrá en su candidatura al Congreso en las elecciones de abril. Algunos juristas han señalado que Vizcarra podría ser acusado por “recibir dádivas” de un laboratorio que negociaba con el gobierno peruano.
Finalmente, el contrato con Sinopharm no lo cerró Vizcarra, destituido del cargo en medio de esa negociación, sino el gobierno de Sagasti, en enero pasado, por un millón de dosis, 300 mil de las cuales llegaron hace una semana y las otras 700 mil el último sábado, con la cuales se ha iniciado el proceso de vacunación. El gobierno ha señalado que tiene aseguradas más de 48 millones de vacunas, que además del millón de Sinopharm que ya llegaron al país, incluyen 20 millones de Pfizer, 14 millones de Astra Zeneca y 13,2 millones del sistema Covax promovido por la OMS, y que sigue negociando otras compras.
La renunciante ministra de Salud ha sido reemplazada por el médico Oscar Ugarte, un especialista en salud pública que ya ejerció el cargo entre 2008 y 2011, en el gobierno del fallecido expresidente Alan García, aunque nunca ha formado parte del Partido Aprista que lideraba García y se le ubica cercano a la centroizquierda. Ugarte se convierte en el quinto titular del sector desde la llegada de la pandemia al país en marzo del año pasado. El presidente Sagasti ha resaltado su experiencia en el sector. Asume el cargo cuando los reportes oficiales indican que los casos de contagios llegan a 1.227.205 y las muertes a 43.491. En las últimas 24 horas se han reportado 6.457 nuevos contagios y 236 fallecidos. Sin tiempo para acomodarse en el puesto, tendrá que asegurar un rápido proceso de vacunación, que se inició hace una semana, y enfrentar el colapso por la pandemia de los precarios servicios de salud, donde faltan camas de cuidados intensivos, respiradores y oxígeno. Una tarea complicada.