Alice Cooper recuerda vívidamente el momento en el que su banda finalmente encontró el sonido que la haría millonaria y famosa. "Estábamos tocando unas canciones largas y complicadas, con jams que seguían y seguían", dice. "Nuestra canción 'I'm Eighteen' era así. Pero entonces nuestro productor, Bob Ezrin, nos dijo 'Háganla más estúpida, háganla más estúpida. Esta canción no quiere ser complicada'. finalmente, cuando la hicimos lo suficientemente estúpida, se convirtió en un hit".
De hecho, se convirtió en un hit tan grande en Estados Unidos como para que Cooper -nacido como Vincent Damon Furnier- se convirtiera en una sensación y su banda uno de los grupos top de los '70. No provocó ningún daño que su sonido "estupidizado" -guitarras machacantes mezcladas con un coar reptiliano- golpeara como un ariete, o que canalizara una temática de angustia adolescente lo suficientemente aguda e imperiosa como para convertirse en un himno pangeneracional. Para mejorar la cosa, el cantante de la banda había tenido la llamativa idea de usar un nombre femenino y salir al escenario luciendo bombachas sangrientas encima de sus pantalones de cuero mientras jugueteaba con serpientes y guillotinas. "Les dimos los chicos todo lo que sus padres odiaban", se ríe a carcajadas Cooper. "Según nuestro modo de ver, si vas manejando y tenés Disneylandia a la izquierda y un avión estrellado a la derecha, vas a mirar al avión estrellado. Y nosotros éramos el avión estrellado".
El mes próximo se cumplirán cincuenta años desde que se estrelló contra la tierra, impulsado por el lanzamiento del álbum clásico de rock and roll Love It to Death (1971). En coincidencia con su aniversario, Cooper lanzará el 26 de febrero un nuevo disco que lo devuelve al sonido y a la ciudad que inspiraron su primer éxito. Cada canción y músico de Detroit Stories honra a la clase de rock and roll tipo alambre de púas creado en esa áspera ciudad estadounidense. El trabajo incluye a una gran variedad de músicos de bandas cruciales de la Motor City como MC5, Mitch Ryder and the Detroit Wheels y Grand Funk Railroad, y también a todos los miembros sobrevivientes de la Alice Cooper Band original. El cantante considera a su grupo clásico una banda de Detroit a pesar del hecho de que se formó en la Phoenix de su infancia y buscó la fama por primera vez en Los Angeles (el cantante en realidad nació en Detroit, pero su familia se mudó a Arizona cuando él era un niño). "Ninguna ciudad excepto Detroit conectó con lo que nosotros hacíamos al comienzo", asegura Cooper. "L.A. no quería tener nada que ver con nosotros".
Al mismo tiempo, el desprecio que la banda sintió en Los Angeles la ayudó a conseguir su primer contrato discográfico. Frank Zappa, un opositor de proporciones olímpicas, firmó al grupo después de ver a un público completo huyendo hacia la salida apenas minutos después de que Cooper y los suyos comenzaran a tocar. "Frank amó nuestro freak appeal", recuerda el cantante.
Los dos discos de Alice Cooper que Zappa publicó en su sello Bizarre, Pretties for You y Easy Action, eran muy dispersos y, predeciblemente, fracasaron. "Teníamos un sonido experimental y encima de eso metíamos lo teatral, entonces nadie lo captó", dice. "Creo que le dimos miedo al público de Los Angeles. La mayor parte de la gente estaba de ácido y Alice Cooper no es lo que querés ver cuando estás de ácido".
En busca de un nuevo cuartel general, su manager les dijo que se mudarían "al primer lugar" que los aplaudiera de pie, recuerda Cooper. Él cree que terminó siendo Detroit porque "es una ciudad industrial donde se hacen autos, entonces siempre están rodeados de máquinas que hacen mucho ruido. Y no es realmente sofisticada. Ese público quiere hard rock".
Fueron por primera vez a la ciudad a tocar en el Saugatuck Pop Festival, donde también estaban MC5 e Iggy and The Stooges. "No tenía idea de quiénes eran", dice Cooper. "Eran simplemente bandas locales. Pero cuando vi a MC5 pensé 'Wow'. Después de eso salió Iggy y pensé 'uh, tengo competencia'. Nunca había visto algo como eso. Después hicimos nuestro show, que fue ruidoso y escandaloso, y ¡les encantó! Cuando descubrieron que yo había nacido en Detroit, ahí estuvo el factor decisivo. Yo era el dedo que faltaba en el guante".
La banda comenzó a grabar el disco Love It to Death en la ciudad, trabajando con un Ezrin que entonces tenía 21 y había sido asistente en discos exitosos de The Guess Who (luego produciría a todo el mundo, desde Pink Floyd hasta U2). "Bob ni siquiera había producido un álbum para entonces", memora Cooper. "Era medio como nosotros, un pibe más. Pero muy pronto vimos que este tipo sabía lo que estaba haciendo y se convirtió en nuestro George Martin. Trabajábamos seis o siete horas por día, reaprendiendo cómo ser Alice Cooper. Bob nos decía 'Cuando escuchan a Jim Morrison y the Doors, ¿cómo saben que son ellos? Tienen su propia marca. Ustedes todavía no tienen una marca propia'. Así que trabajábamos en el sonido de cada instrumento. Entonces él me decía '¿Tenés un montón de voces distintas? ¿Cómo va a sonar Alice?' Cuando finalmente logramos ese sonido, era Alice Cooper".
El resultado resaltaba cuan especial eran los integrantes de la banda como músicos. "Mike Bruce era un gran guitarrista rítmico que escribía canciones simples. Dennis (Dunaway) era nuestro bajista surrealista. Muchas de sus líneas de bajo eran como una guitarra líder. Neil (Smith) era como Keith Moon, no paraba de atacar la batería. Y nadie tocaba la guitarra líder como Glen (Buxton). Él le agregó mucha personalidad a la banda".
Mientras tanto, Cooper escribía las letras de la banda y encarnaba un personaje que exudaba tanto humor como horror. "Siempre pensé que si vas a ser escalofriante también debés ser gracioso", explica. Como chispa extra, el personaje de Alice, que él había creado en 1969, presagió la fluidez de género de todo el movimiento del glam rock. "David Bowie llevó a los Spiders from Mars a ver nuestro show en Londres", dice Cooper. "Les dijo 'Eso es lo que necesitamos hacer nosotros'". Bowie le bajó el tono a la influencia en años posteriores, pero no es difícil escuchar los ecos de Love It to Death en The Rise and Fall of Ziggy Stardust, lanzado más de un año después, especialmente en canciones bien Cooper como “Caught in a Dream” y “Long Way to Go”.
Siguiendo el patrón de "I'm Eighteen", los siguientes singles de la banda también apuntaron a ser himnos. Su mayor éxito en los rankings, "School's Out", que llegó al número 1 en el Reino Unido, ofrecía un arengador alarido anárquico para los chicos de cualquier era. "Si le ponés ese tema a un chico de 12 años hoy, le gusta seguro", dice Cooper. "Es algo en lo que todos los chicos pueden estar de acuerdo".
Otro hit de la banda, "Elected", predijo el ascenso de un demagogo como Donald Trump. Sin embargo, en esa época (1972) fue escrito pensando en Richard Nixon. "Nadie pensó jamás que podría hacer alguien pero que Nixon", se ríe Cooper.
Mientras el grupo se hacía cada vez más popular, incluso Bob Dylan debió reconocer su talento. En una entrevista con Rolling Stone en los '70, metió con calzador una frase que proclamaba a Cooper como "un compositor subvalorado". Al mismo tiempo, las giras y las presiones acumuladas por las grabaciones se cobraron un precio alto para el grupo. El alcoholismo de Buxton se hizo tan extremo que apenas pudo tocar en el último disco de la banda, Muscle of Love (1973). Así que, tres años después de que se hiciera famoso, el grupo implosionó. "Habíamos hecho nuestro recorrido", dijo Cooper. "No había nada más que pudiéramos hacer como banda".
Cooper pasó directo a una exitosa carrera solista con su disco Welcome to my Nightmare (1975). Y aunque el resto del grupo formó su propia banda -llamada Billion Dollar Babies, como el exitoso disco de Alice Cooper-, se derrumbó. Durante los '90, Cooper disfrutó de una segunda ola de éxito en el Reino Unido cuando tres de sus discos solistas llegaron al Top 10. Durante la última década, se reunió varias veces con sus excompañeros sobrevivientes (Buxton murió de neumonía viral en 1989, después de años de alcoholismo).
El nuevo álbum incluye un track, "I Hate You", en el que cada integrante de la banda canta una estrofa simulando criticar a los demás (en realidad, Alice dijo que nunca hubo mala espina entre ellos). La canción termina con todos gritando la frase "lo que más odiamos es el espacio que dejaste en el escenario" en referencia a Buxton. "Glen era nuestro Keith Richards", afirma Cooper. "Él era el corazón y el alma de la banda".
El cantante cree que el "shock rock" que impulsó su banda no podía ser replicado hoy en día. "Podrías cortarte tu propio brazo y comértelo sobre el escenario, y no importaría", asegura. "Ahora es imposible conmocionar al público".
Sí, su serpiente y la música continúan. A la edad de 73 años, Cooper planea volver a la ruta tan pronto como se pueda salir de gira nuevamente, momento en el que felizmente volverá a cantar a voz en cuello "I'm Eighteen" por millonésima vez. "Cuando cantás esa canción frente a un público, tenés 18", dice. "Según lo veo yo, Alice es como Batman o el Hombre Araña. Esos personajes nunca envejecen".
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.