La muerte de Carlos Menem desató una fuerte polémica dentro de la comunidad judía y, sobre todo, con algunas figuras del menemismo. A la cabeza salió la DAIA, la representación política comunitaria, con un comunicado que en su tramo más duro señaló que “Menem falleció amparado hasta el último día por sus fueros de senador que impidieron que estuviera preso. Nunca pagó por su responsabilidad en el encubrimiento del atentado contra la AMIA-DAIA". La referencia es objetiva aunque tardía, porque en su momento el presidente Rubén Beraja fue un fiel acompañante del gobierno de Menem. Durante el mandato del riojano se produjeron ambos atentados terroristas y nunca se esclareció nada, ni siquiera lo más elemental, y fue evidente la falta de voluntad política de investigar.
Con un marcado tono antisemita respondió, por ejemplo, Jorge Yoma: "Estos sátrapas, comerciantes, racistas, empachados de indemnizaciones. Se la pasan enjuiciando a nuestros presidentes constitucionales, acusándolos de los crímenes más horrendos". El resumen de Yoma es critican por plata, en sintonía con los prejuicios antisemitas. La AMIA, por su parte, manejada por los rabinos ortodoxos, salió a bajarle el tono a la polémica, pero con una crítica a la DAIA: “expresamos nuestras condolencias. Nuestra tradición nos enseña que el duelo es un momento sagrado que debe abordarse con el máximo respeto y en el que tienen que prevalecer la reflexión y el acompañamiento, sin lugar para gestos o señalamientos oportunistas”. El comunicado menciona una crítica, pero dice que no es el momento.
Desde un punto de vista ajustado a la realidad, el comunicado de la DAIA marca la cancha en varios sentidos:
* El gobierno de Menem produjo una investigación desastrosa del atentado contra la Embajada de Israel y eso abrió las puertas al ataque contra la AMIA.
* No se previó nada, no se tomaron medidas de seguridad, falló la inteligencia y el resultado fue el mayor atentado de la historia argentina, con 85 muertos.
* La investigación del gobierno de Menem fue un fracaso absoluto: hasta hoy, casi 27 años después, no se sabe de dónde salieron los explosivos, quién perpetró el atentado, si alguien entró o no entró al país, cuáles fueron los cómplices.
* Hubo innumerables maniobras de encubrimiento, pistas falsas y una evidente falta de voluntad política de descubrir la verdad. Durante el gobierno de Menem primó el alineamiento político con Washington y Jerusalem y se pactó imputar a Irán.
Pero más grave aún fue la sospecha sobre los orígenes de los atentados:
* En la causa judicial se menciona que Menem, durante su campaña electoral, prometió transferencia de tecnología a Siria por el misil Cóndor, que se construía en Córdoba.
* También durante la campaña electoral, el fallecido expresidente habría prometido asistencia a Irán en materia nuclear.
* Entre los fondos de campaña apareció un cheque de 500.000 dólares originado en Libia.
* También se mencionó como razón del atentado el alistamiento de dos naves en la ofensiva contra Irak de 1990.
En resumen, el comunicado de la DAIA le da la razón a lo que vienen sosteniendo las organizaciones de familiares y amigos de las víctimas del atentado. Memoria Activa, Apemia, Familiares desde hace 27 años afirman que la investigación fue un engaño, una trampa, un encubrimiento y que Menem, como máximo responsable, debió ser condenado.
La AMIA, que es la mutual de la comunidad judía y que tiene a la cabeza al sector religioso más ortodoxo, trató de bajarle el tono. Los rabinos son poco afectos a meterse en política y su comunicado, mucho más suave, fue por el lado más humanista. La AMIA consignó que es momento de duelo y que “respetuosos de la decisión democrática del pueblo argentino, tenemos presente que durante su gestión se perpetraron los dos atentados terroristas más importantes contra nuestro país que aún permanecen impunes y por los cuales seguiremos exigiendo justicia”.
Como era esperable, desde el menemismo salieron a responder. Carlos Corach, Eduardo Menem, Alberto Kohan sostuvieron que las acusaciones no tienen fundamentos, que el riojano hubiera querido el esclarecimiento pero que al país llegaron servicios de inteligencia de todo el mundo y no pudieron avanzar en la investigación.
Es una verdad más que relativa: quienes vinieron ya estaban alineados en la geopolítica internacional y estaban conformes con el señalamiento de Irán como responsable, sin que se aportaran evidencias mínimamente sólidas. Sólo se aportaron informes de inteligencia que, como señaló el segundo juez de la causa, Rodolfo Canicoba Corral, “no constituían prueba judicial alguna”.
Otro tono tuvo el tweet nítidamente antisemita de Jorge Yoma. Dice que la DAIA hace la crítica por dinero tildando a los dirigentes comunitarios de “comerciantes”; “empachados de indemnizaciones”. O sea utiliza el lenguaje habitual de los nazis y los antisemitas. Pero llamativa es la frase de “empachados de indemnizaciones”.
La verdad es que los familiares de las víctimas cobraron unos 80.000 dólares por cada fallecido, una reparación que no tiene la menor equivalencia con antecedentes internacionales. En el caso de las Torres Gemelas, el estado norteamericano le pagó a 2.833 familiares de fallecidos el 11 de septiembre de 2001. El promedio fue 1.800.000 dólares por víctima, pero hubo casos en que se pagó hasta 7.900.000 dólares. La totalidad de las indemnizaciones se pagaron antes del 31 de diciembre de 2003, mientras que las indemnizaciones por AMIA tardaron 25 años.