¿Qué educación sexual hemos tenido? ¿Conozco mi cuerpo? ¿Cómo es mi autoestima sexual? ¿Qué hago frente a las preguntas de niñes y adolescentes? ¿Cómo será mi sexualidad en la próxima etapa de la vida? ¿Por qué cuesta usar preservativo? La psicoanalista Clara Attardo toma el guante y no responde, sino que lanza las preguntas al aire para que empecemos a preguntarnos por nuestra sexualidad y a tomar clases de ESI, porque de educación sexual integral, sabemos poco, dice, aunque hayamos tenido sexo toda nuestra vida. Más aun, parte de la hipótesis de que una de las dificultades en la implementación de la ESI es que les adultes no hemos trabajado nuestra sexualidad.

Attardo es Psicóloga (UBA), Magister en Género, Sociedad y Políticas (FLACSO), especialista en políticas de promoción de la salud y géneros. Además, es educadora popular y autora del libro El Género de las políticas. Las voces de las Mujeres en las políticas públicas, relatos de una experiencia. Desde hace veinte años trabaja en educación sexual integral, incluso antes de la ley, y en febrero lanzó el “Seminario educación sexual integral para adultes: Desarmar tabúes para crear libertades” con muy buena repercusión. Se anotaron “mujeres cis, sin dudas y no me extraña”, cuenta. “porque parte de la 'revolución estancada' es la de la libertad sexual de las mujeres; estamos siempre ocupadas en el sacrificio y el dolor, el placer aún no es nuestro y lo sabemos; y queremos hacer la revolución de disfrute de una buena vez”.

-¿Educación sexual para personas adultas? ¿Por qué?

-Surge de 20 años de experiencia de trabajar la ESI. Las escuelas pedían talleres con desesperación para les adolescentes. Yo hacía charlas en salas de espera en centros de salud y hospitales sobre salud sexual, género, métodos anticonceptivos, pero la demanda era de adultes nerviosos para que les adolescentes se informen. A lo largo de los años fui viendo que en esas charlas les docentes, padres, que acompañaban “paraban la oreja” en los rincones, miraban con curiosidad; y luego empezaron a surgir demandas para les adultes, y me dije, ahí hay un punto central, donde no miramos: nosotres les adultes. Luego trabajando en instituciones la incorporación de la ESI, me di cuenta que cuesta trabajarla no solo por “carencia de formación” de les docentes, profesionales, familias, no solo por barreras religiosas o ideológicas, sino también porque hablar de sexualidad abre a tu sexualidad de la linda y la otra. Es conectarse con las violencias sexuales sufridas también; con el no disfrute, con preguntas no respondidas.

-¿Cuáles son las principales dificultades que encuentra?

-Encuentro dificultades para hablar, juicios morales sobre la sexualidad incluso en gente “piola” que te sorprenderías que puede hacer juicios de valor al respecto. En mi seminario pregunto ¿qué educación sexual tuviste? Las respuestas son: las charlas de Johnson y Johnson en la escuela; el porno, las amigas, I-Sat de trasnoche, retazos, y ya estando en pareja. Con este bagaje ¿cómo te enfrentas a las preguntas de las nuevas generaciones? Yo promuevo preguntas, no solo información también que nos hagamos preguntas. Las mujeres, en este caso en su mayoría cis, lo viven con entusiasmo, con ganas, quieren su propia ESI. Los varones tienen que animarse a conectar con el propio cuerpo entero como erógeno, más allá del pene (los cis). Conectarse con el deseo y la escucha de la demanda de les semejantes en la cama; y que encima la otra sepa de sexo puede ser una afrenta. Varones a trabajarse de una vez. Me parece central la presencia de diversidades sexuales en el seminario, desbinarizar la ESI, y conectar con las diversas experiencias sexuales, los disfrutes incipientes. Ver que no somos tan binaries biológicamente, veamos a Brigitte Paptiste (bióloga trans colombiana), Volvamos a Kinsey que decía que hay muchos grises entre la homosexualidad y la heterosexualidad. Digo, hablemos sin binarismos, sin tapujos, con confidencialidad, confianza y respeto. Bienvenida la ética del consentimiento y del cuidado mutuo. Bienvenida la erradicación de la violencia y el abuso sexual silenciados.

-¿Por qué dice que es realmente la punta del iceberg?

-Cuando abrís el tema de la ESI… todes queremos información, genial, pero creo que importa pero no alcanza, hay que abrir la subjetividad para ser atravesada honestamente por interrogantes sobre nuestros deseos, eso con info sola no se logra, por eso a veces tantas campañas fracasan, porque solo son racionales, no te tocan el alma, el corazón y menos el clítoris.

-¿Alcanza con tomar clases de ESI? ¿Qué otras cosas podemos hacer?

-Juntarnos, preguntarnos, hablar, jugar, mirarnos; ver cuán erótico es todo lo que hacemos y erotizar la vida un poco más, que de tragedia ya tenemos mucho. Y cuando digo erotizar la vida hablo de ponerle onda, pasión y amor a lo que somos, a lo que hacemos. Ponerle deseo; eso también es sexualidad.

-¿Cómo se logra la autoestima sexual?

-Forma parte de nuestra propia valoración y eso se construye en la vida; sentirte bien desnude, sentir que tenés derecho a disfrutar el sexo como algo bueno y lindo, que tu cuerpo está bien; conectar y crear lo que te gusta; largar las ansiedades en el campo de la sexualidad. O sea, lograr más autoestima sexual en un mundo que te dice que el sexo es malo, que te dice que tenés que ser flaca, joven, multiorgásmica o multieyaculación; da más ansiedad que otra cosa. Qué podemos hacer, no sé todas las respuestas; pero creo que la creatividad es central.

-Plantea que debemos jerarquizar la sexualidad y complejizar sus dimensiones. ¿Cómo sería?

-A veces se dice que hoy el sexo está sobrevalorado; ¿de qué sexo hablan?; ¿del pone y saca del porno? Se ha desjerarquizado la erótica como pasión alegre para vivir y sobrevivir a la necro política donde las vidas no valen. Me cansé de estar en paneles de ESI donde no se habla de sexo, como si el sexo banalizara la vida. Todo lo contrario, el sexo libidiniza el hacer, el deseo en muchos aspectos no solo el del encuentro genital. Complejizar es cruzar disciplinas como la biología (de la de Baptiste por ejemplo), la sexología, el psicoanálisis, la promoción de la salud, la política, la interculturalidad, el saber experiencial popular; abrir, pero sobre todo preguntarnos mucho y experimentar mucho con amorosidad, consentimiento y autocuidado.