A casi dos años y medio del femicidio de Marisol Giraldi, ayer su familia encontró algo de alivio: Yamil López, quien era su pareja, fue condenado a prisión perpetua, acusado de haberla prendido fuego la noche del 17 de octubre de 2018. En el juicio, sus familiares relataron que Marisol "no era la misma" desde que estaba con él. Sus amigas hablaron de la violencia machista; y una chica que fue novia de López, en la adolescencia, relató que el ahora condenado le dio un disparo, diez años antes del hecho que terminó con la vida de Marisol. Ayer, los jueces Pablo Pinto, Patricia Bilotta y Nicolás Vico Gimena resolvieron la pena por unanimidad y, al escucharla, la madre de la víctima soltó un suspiro. "A mi hija no la voy a recuperar, pero sé que ese desgraciado no va a estar más afuera y no le va a hacer más mal a nadie", sollozó, acompañada por organizaciones feministas, sociales y barriales. "El daño no solo es irreparable para la familia, sino para toda la sociedad que pide a gritos que no suceda un solo femicidio más", dijo la abogada querellante del Centro de Asistencia Judicial, Juliana Tagliatti. Todo, en el día después de la movilización que atravesó el país tras el femicidio de Úrsula Bahillo.
Marisol tenía 23 años y tres hijes pequeños cuando empezó a salir con Yamil a principios de 2018. En junio se casaron. Su familia se enteró un día antes. Un mes después ella entró al Hospital Baigorria por una golpiza; al mes siguiente volvió dos veces, por una hemorragia y un traumatismo. Cuando Marisol tuvo que ser internada, con el 60 por ciento del cuerpo quemado, él dijo que se lo había hecho sola. CInco días después, falleció.
"Yo sé que a mi hija no la voy a tener más, pero son mis nietos los que me dan fuerzas. El alivio es que no va a estar más afuera y que se hizo justicia", dijo la madre. "El la prendió fuego con thinner y después dijo que fue ella, pero los peritos dijeron que era imposible que ella hiciera eso sola. Hasta último momento cuidó a sus hijos y siempre estaba para ellos. Tres o cuatro veces la mandó al hospital, le hizo perder un embarazo. Fueron seis o siete meses de una violencia atroz", sumó Florencia, la cuñada de Marisol. Otro familiar recordó que "hay otra chica a la que él le disparó en la vagina cuando eran adolescentes". Se trata de una joven que no vive en Rosario, pero fue parte del juicio en una declaración por Zoom en la que planteó: "Yo puedo hablar, Marisol no pudo".
La querella por el CAJ celebró la condena y destacó el trabajo "arduo" que llevaron adelante junto a la Fiscalía. "El CAJ cuenta con un equipo de litigio estratégico que marca la diferencia en estos juicios. El daño no solo es irreparable para la familia, sino para toda la sociedad que pide a gritos que no suceda un solo femicidio más. Entonces es importante el trabajo para empoderar a las víctimas, y que después la Justicia se pronuncie con esos mismos efectos", dijo la abogada, quien además destacó los testimonios de mujeres jóvenes durante el debate, que hablaron de la violencia y el machismos que ya no se tolera. "Marcaron claramente qué cosas las mujeres no estamos dispuestas a soportar. Es una lucha del feminismo y la Justicia no puede desconocerlo", dijo. El abogado Valentín Hereñú agregó que "se llega a la condena producto de mirar un caso con perspectiva de género".
Por su parte, el fiscal Ademar Bianchini señaló que "aunque restan los fundamentos del fallo, de las pericias surgió que hubo dos momentos en los que fue arrojado el thinner y por la marca que deja jamás podría haber sido autoinfligido". A ello se sumaron "testimonios de amigas de la víctima y familiares que dieron cuenta de marcas y señales". Su par, Viviana O'Connell, instó a que este tipo de casos sirva "para que la gente que está alrededor de la víctima tenga en cuenta que muchas veces no puede pedir ayuda. Cuando ven que se está aislando, ante la primera señal de alerta, hay que procurarle ayuda, antes de que sea tarde".