La jueza federal de San Martín, Martina Forns, reveló que denunció por acoso sexual y laboral al fallecido juez de la Corte Suprema, Carlos Fayt, que su presentación fue cajoneada y ella tuvo que irse presionada del tribunal. Forns era secretaria de uno de los supremos ya fallecido, Enrique Petracci, quien tenía el despacho al lado del de Fayt, por lo que a menudo veía salir a sus empleadas del despacho llorando desconsoladas, según contó. Las víctimas fueron por lo menos dos, detalló ante una consulta de Página/12, y por la misma época en que Carlos Monzón asesinó a Alicia Muñiz, en el año 1988, se armó tal escándalo en el Palacio de Justicia por los relatos que circulaban que se abrió un sumario interno.
Tanto Forns como otro secretario fueron citados como testigos y contaron allí todo lo que sabían. "No logré que estuvo tuviera ninguna consecuencia para Fayt. Todavía hoy en el Poder Judicial no hay un mecanismo para hacer y que se investiguen estas denuncias. Hace falta la capacitación obligatoria con perspectiva de género y que en el proceso de selección de jueces se determine si tienen denuncias de acoso o abuso, y en se suspenda su participación hasta que se resuelva", le dijo a este diario. Dijo que durante capacitaciones de las que participó escuchó seguido la frase "acá no vengan con denuncias".
Forns contó esta historia sobre Fayt en una entrevista que le hizo el periodista Pablo Duggan en Radio 10, donde habló también de la causa de la llamada "mesa judicial" del macrismo y de cómo la Corte Suprema actual la acusó en un fallo de desprestigiar al Poder Judicial por resolver en contra de los tarifazos siguiendo la misma línea que el máximo tribunal había adoptado en un fallo anterior, cuyo criterio fue modificado con el desembarco de Carlos Rosenkrantz. Fayt fue el supremo que se quedó en la Corte hasta los 97 años, después de haber conseguido durante la era menemista un sentencia de sus colegas de entonces que lo habilitó a seguir después de los 75 años.
El sumario interno por la denuncia de abuso y acoso contra Fayt en la Corte estuvo a cargo el ex supremo Augusto Belluscio, cuyo secretario era el otro testigo junto con Forns. Las víctimas terminaron eyectadas hacia otras dependencias tribunalicias. A Forns le dieron un contrato en la Cámara de San Martín. Tres supremos le aseguraban que la denuncia podía llegar a derivar en al destitución del supremo, pero nada de eso ocurrió. Ella, recuerda, se había ido a vivir sola por esa época, y recibía llamados anónimos tortuosos por las madrugadas.
--¿Qué piensa que pasaría hoy en la Corte ante una denuncia así?
--Lo mismo, o sea, nada. Porque el Judicial es un poder conservador y patriarcal. Mire lo que pasó con Juan Gemignani (el juez de Casación que metió presa a una secretaria por negarse a realizar una tarea que no correspondía en la feria judicial), apenas una multa recibió. Fue algo tolerado, sigue ahí. Y sobre los jueces y fiscales que son denunciados, por abuso sexual, violencia de género, maltrato, debería haber mecanismos para denunciar sin temor e investigarlos.