El colectivo Motor Audiovisual, que integran los realizadores y docentes Matías Atuel Rodríguez y Pablo Funes, resultó ganador por Santa Fe de una de las 24 becas destinadas en todo el país a Proyectos Culturales Colaborativos. Otorgadas por el Consejo Federal de Cultura y el Ministerio de Cultura de la Nación, las becas son impulsadas a través de la Secretaría de Desarrollo Cultural y la Dirección de Coordinación del mencionado Consejo.

El proyecto por el que ganó el colectivo persigue la realización de un taller de seis días, que integre la planificación, rodaje, y estreno de una pieza audiovisual, a desarrollarse en la ciudad de Calchaquí, departamento Vera, a cargo de las y los vecinos de la comunidad. El taller se dictará durante la segunda quincena de marzo, y la tarea será acompañada de la producción de una serie documental.

“Al proyecto lo efectivizamos a principios de 2019 en Aluminé, en Neuquén, a partir de una propuesta de desarrollar durante una semana un taller audiovisual con vecinas y vecinos de una localidad, barrio o comunidad pequeña. Pensamos en una semana para, por un lado, economizar pero también para que se dispusiese de un tiempo delimitado para el proceso. Al taller lo dictamos nosotros, con conceptos muy básicos. Primero se desarrolla un guion. Luego, se subdivide entre quienes serán realizadores y quienes integren la parte actoral. Se destinan dos días para el rodaje y uno para la edición. Es el grupo el que genera el corto, su realización, puesta en escena y actuación. Nosotros sólo coordinamos, por lo general junto a algún referente o profe del lugar. El último día se proyecta el trabajo en una plaza o centro municipal, donde todos los vecinos ven lo realizado y participan del proceso”, explica Matías Atuel Rodríguez a Rosario/12.

“La impronta del proyecto tiene que ver con ir y descubrir el lugar, pero también redescubrirlo junto con la gente. Creo que a Aluminé no lo conocíamos ninguno de los que fuimos. En este sentido, se trata de mostrarlo a través de historias que sean suyas y que ellos quieran contar. A veces, desde lo cotidiano uno pierde un poco lo mágico de cómo las historias nos transforman”, continúa Pablo Funes. “El foco nuestro está en el durante. Al desarrollar el trabajo, notamos cómo la gente joven y mayor se vincula, cuida y respeta. Al contar algo propio, uno ve cómo esto se va transformando y le da vida a lo que sucede”, completa Rodríguez.

El último día del taller se proyecta el trabajo en una plaza o centro municipal, donde todos los vecinos ven lo realizado y participan del proceso

Esta primera experiencia tendrá ahora, gracias a la beca, su correlato en ciudad de Calchaquí. Como se señala, la participación de la ciudadanía en el taller es abierta, destinada a todas y todos por igual, en una experiencia que los impulsores relacionan con otras de carácter similar: “Hay varias propuestas en las cuales hemos participado, como Cortos 72 Horas (que se desarrolla en Cañada de Gómez) y Ver para Saber (organizado por el Centro Audiovisual Rosario y el Departamento de Educación del Museo de la Memoria). Nosotros buscamos una impronta propia, para que no se repita y abra un poco más la propuesta”, comenta Rodríguez.

Formados en la Escuela Provincial de Cine y Televisión de Rosario, tanto desde la Tecnicatura como el Profesorado, Rodríguez y Funes encontraron en este proyecto una manera de aunar intereses. Según Funes, “venimos trabajando juntos desde la Escuela de Cine, y coincidimos no sólo por la forma de laburo sino en la forma de ver el cine. Durante el Profesorado nació la necesidad de militar un poco la cuestión y generar espacios donde llevar adelante lo que estamos buscando. Veníamos arrastrando ciertas ideas, y al tener un poco más de herramientas se pudo armar este proyecto y darle forma. Fue mutando por un montón de cuestiones surgidas durante el camino, desde las necesidades propias de querer hacer producciones audiovisuales, como series, largos o documentales, a compartirlo mediante lo que nos gusta y apasiona que es la docencia. Algo en común en nuestra forma de ver, sentir y vivir el cine, se combinó con la docencia, que nos entrecruzó en muchos proyectos”.

“En su momento, esto nació como una investigación, también como una necesidad de expresarnos y ver cómo desarrollar lo nuestro. Al recibirnos en el Profesorado, ya ese año veíamos que no íbamos a tener mucho espacio de trabajo, y antes que esperar a que las cosas se movieran nos fuimos volcando a otras experiencias, y sacando de cada una lo que nos gustaba. Un aspecto es lo colectivo, lo comunitario que tiene el cine. En el cine todos tenemos un rol y todos pateamos juntos para hacer algo. Es importante ver cómo funcionan estas comunidades cuando hoy en día se apunta al individualismo. Como la beca proponía actividades en conjunto, nosotros sumamos una pata más con la intención de documentar el proceso; de esta manera, mientras sucede el taller se llevará adelante una serie documental –a cargo de Bárbara Almi y León Pavón, de Utopía Producciones- que dé cuenta de lo realizado en las diferentes localidades de la provincia, si nos lo permiten la pandemia y los protocolos”, prosigue Rodríguez.

Ahora viene el desafío en Calchaquí, posible también gracias a la participación de la Escuela EESO 233 de esa ciudad: “se enamoraron de la propuesta, y como en 2019 abrieron el ala artística esto les pareció fundamental para hacer más hincapié en la parte artística de la ciudad. En Aluminé, que fue nuestra primera experiencia más grande, al año ya estaban haciendo otra producción por su cuenta. Ellos no necesitan que uno vuelva para genera otra vez lo mismo”, concluye Rodríguez.