Y tal como estaba guionado la reforma de la Constitución salteña pasó sin tocar tronera por el Senado y sacó una media sanción unánime, con críticas suaves, casi culposas, que inesperadamente llegaron no desde la oposición, sino de algunos integrantes del bloque oficialista, pero que tenían más aristas de catarsis que de planteos hechos para cambiar el proyecto enviado por el gobernador Gustavo Sáenz.
Más rendidora que detergente de primera marca, la reforma ya fue promesa de campaña y ahora va rumbo a convertirse en lo mismo y seguramente no serán pocos los candidatos que la usen hasta el 4 de julio, por más que no se postulen para ser convencional constituyente.
Está claro que la reforma no responde a un clamor popular, no hay banderazos a favor, ni en contra, tampoco se levantan acaloradas discusiones en los cafés acerca de cómo debería ir redactado el artículo 111 y ningún vecino amenaza con encadenarse a la estatua que está en el parque San Martín de Facundo de Zuviría, si es que los convencionales no se eligen con boletas de distrito único.
Pero es verdad que si en la calle se toma cualquier persona al azar y se le pregunta que opina sobre la posibilidad de limitar las reelecciones, levanta las dos manos totalmente de acuerdo. Este argumento lo utiliza el gobierno como una especie de validación popular de la iniciativa y por eso exige que los intendentes salgan a militar la reforma, tal como afirmó el ministro Ricardo Villada en el encuentro del viernes con los jefes comunales oficialistas.
Un detalle no menor es que si a esa misma persona que contestó afirmativamente por la limitación de mandatos, se le pregunta que opina acerca de bajarle el sueldo a los funcionarios legisladores y gobernador, nuevamente levanta las dos manos.
También esa persona estará de acuerdo en que no tengan celulares pagados por el Estado, mucho menos que puedan usar los vehículos oficiales, ni secretarios privados, ni hablar de asesores, y hasta vería con buenos ojos reducir a la mitad la cantidad de legisladores (quizás no pide eliminarlos directamente, porque siempre es bueno tener a mano alguien a quien insultar sin culpa cuando el indignómetro alcanza niveles alto).
Pero todo eso no viene al caso en estas modificaciones, ni en su validación popular. Tampoco es cuestión de inmolar al sistema en una reforma de la Carta Magna...
Entonces el arte de la política es avanzar lo justo y necesario. También ser convincente con las promesas electorales, aunque no siempre de efectivo cumplimiento.
En las elecciones legislativas, es común cruzar a futuros concejales, diputados y senadores garantizando que si llegan a la Legislatura o al Concejo harán el puente que se reclama, se pavimentarán calles, llegarán inversiones y crearán más puestos de trabajo. Todas cuestiones de difícil o imposible concreción mientras estén sentados en una banca.
Es que salvo con leyes excepcionales, que generalmente refieren a cuestiones personales o familiares como el matrimonio igualitario, la legalización del aborto o el cannabis medicinal; ofrecer a los vecinos a cambio de su voto un conjunto de normas ordenadas por artículos y agrupadas por capítulos es menos atractivo que ver a Alfredo Olmedo leyendo poesía.
Pero la promesa de garantizar que, reforma mediante, un político no estará más de ocho años en un cargo o una banca, es una buena propuesta electoral que el votante capta con rapidez.
Y básicamente el pedido de militar la reforma es eso: decir en facebook, instagram, estado de WhatsApp o cara a cara, lo maravillosa que quedará la Constitución después de los cambios que se harán. Hacerle entender a la gente que eso es justo lo que ellos quieren. Si ya sirvió una vez con Sáenz, puede servir de nuevo con un discípulo de Sáenz.
No solo los intendentes fueron arengados por enviados del gobernador, también los partidos políticos que integrarán el frente oficialista y que acaban de sumar un nuevo integrante: PARES (ex PRS).
Los renovadores a partir de la alianza con Juan Manuel Urtubey cambiaron un viejo dicho. Desde el 2007, primero se unen a la corriente y después ven si pueden contra ella. Y si comprueban que efectivamente no pueden, se unen de nuevo a la corriente.
Ahora tras un año de mirar al saencismo desde afuera, firmaron el pase e irán con sus candidatos dentro de ese frente. En una de esas los renovadores hasta se dan el gusto de poder votarlo nuevamente a Andrés Zottos, como en los viejos tiempos.
Otro partido que reafirmó su pertenencia al frente oficialista es la UCR, o por lo menos una de las tantas UCR que anda dando vueltas, no se sabe si es la oficial, la blue, la contado con liqui o la mayorista. Pero que hay una UCR dentro del saencismo, lo asegura el parte de prensa de la reunión.
El resto del armado del gobernador lo completa el PJ, el PRO, el Frente Plural, una serie de partidos que tienen la palabra Salta o salteño en su nombre y el Partido Conservador Popular (términos tan contradictorios como decir el Partido de la Triste Alegría).
La oposición en su laberinto
Ahora se viene el turno en Diputados, donde la reforma alcanzará la sanción definitiva, aunque quizás no en forma unánime y seguramente con algunos discursos que pongan objeciones a la reforma, especialmente en lo referido a la falta de tratamiento de algunos temas que bien podría incluirse dentro de la Constitución.
Allí quedarán en evidencia los restos de una oposición que se ilusionó con llegar a 20 diputados que les de el poder de bloquear la mayoría agravada y poder sentarse con fuerza en una mesa de debate acerca de los puntos a reformar.
Pero la semana anterior terminó con la deserción del diputado Osvaldo Acosta de los Toldos que se fue del bloque del PV al oficialismo, y esta última semana el grupo de WhatsApp "Opositores 2021" arrancó con un “Cristina Fiore y Baltasar Lara Gros abandonaron el grupo”.
Pero así tengan menos porotos que una ensalada de lechuga y tomates, como oposición, por obligación, debe plantear una discusión sobre los puntos en los que consideran que no están de acuerdo e intentar movilizar a los sectores sociales para conseguir que el oficialismo acceda a ampliar el objeto de la reforma y que ésta no se limite a un simple acomodamiento electoral.
Recién ahí se la podrá calificar a la nueva Carta Magna como “saludable”, tal es el término repetido entre los defensores de la reforma, especialmente los intendentes.
Un peso pa' la deuda
Los salteños ya podemos decir que estamos restructurados, con la misma deuda de antes, pero en más cuotas. El 95 por ciento de los acreedores aceptaron la oferta que les hizo el gobierno y de esta manera la soga que iba a apretar feo desde el año que viene, ahora la hará recién a partir del 2025, cuando se deban hacer los pagos más grandes.
Fueron días de nerviosismo en el ministerio de Economía ya que apenas lanzada la propuesta solo un 40 por ciento dijo rápidamente que sí. Los demás como en una partida de póker, esperaron y recién mostraron las cartas en las últimas horas.
Solamente una vez vencido el plazo a las 20 horas del viernes y ya con el apabullante número confirmado, el Ministerio Roberto Dib Ashur dio a conocer públicamente la noticia mediante un parte de prensa.
Previo a ese horario, el hermetismo era el común denominador en las oficinas del Grand Bourg, en donde esperaban comiéndose las uñas que se supere el techo del 75 por ciento necesario para garantizar la reestructuración.
¿Que representa el nuevo esquema de la deuda? Básicamente más tiempo para pagar el capital tomado, que es de unos 350 millones de dólares. Entonces Sáenz tendrá hasta el 2024 un excedente que hasta el jueves debía guardarlo bajo el colchón para cuando llegue el momento de ponerlo el año que viene.
Ya sea porque el gobierno ofreció esos plazos o porque los acreedores no iban a dar más tiempo del que dieron, es para destacar que las dos últimas cuotas se pagarán en 2027, el último de Gustavo Sáenz como gobernador, obviamente si es que previamente consiguió la relección.
Así que por lo menos del crédito del Bicentenario, no quedará ningún muerto que levantar al gobernador que siga (después si en el medio se tientan con algún otro crédito en dólares, ya es otro tema).
Esta especie de libre deuda, es un motivo más para que los papables del saencismo se tiren de cabeza a tomar la posta de la sucesión, en una carrera que comenzará el año próximo y que tendría como primera escala a la cima quedar como el futuro vicegobernador. Será cuestión de que el propio Sáenz sea capaz de controlar los egos de su primera línea, porque a falta de una oposición fuerte, puede terminar siendo víctima del fuego amigo entre eventuales sucesores.