Hace exactos 40 años, el 22 de febrero de 1981, Diego Armando Maradona jugaba su primer partido oficial y de penal, hacía ante Talleres de Córdoba sus dos primeros goles con la camiseta de Boca Juniors. Pero antes de arribar a ese domingo conmovedor, Diego y Boca quedaron en medio de una trama novelesca que involucró a dos colosos del periodismo de aquel tiempo. Héctor Ricardo García, el dueño del diario Crónica, estuvo a punto de poner sobre la mesa diez millones de dólares para comprarle el pase del supercrack a Argentinos Juniors y prestárselo a Boca.

Y Félix Laíño, el mítico secretario de redacción del diario La Razón, la gran competencia de Crónica en las tardes porteñas, hizo todo lo posible para trabar la operación y lo consiguió. Por eso y de apuro, la venta se transformó en un préstamo que Boca nunca pagó y que un año más tarde terminó con la venta de Maradona al Barcelona de España. Por todos esos ribetes, por los misterios, por las idas y vueltas, porque en 1981, diez millones de dólares era una suma de ensueño que jamás se había pagado en el mundo por jugador alguno y porque a sus 20 años, Diego ya era una celebridad nacional que largamente excedía al fútbol, su pase a Boca es la operación más espectacular de todos los tiempos.

Después de que la dictadura militar impidiera en 1980 la venta a Juventus primero y luego a Barcelona alegando que debía permanecer en el país preparándose para el Mundial de España de 1982, fue River el club que a principios de 1981 y mientras Diego participaba con la Selección Argentina del Mundialito de Montevideo trató de adquirirlo. A instancias del tenebroso vicealmirante Carlos Alberto Lacoste, el presidente de River, Rafael Aragón Cabrera se conectó con Jorge Cyterspiller, el representante de Maradona, y le ofreció el mismo contrato que cobraba Ubaldo Matildo Fillol, por entonces el jugador mejor pago del plantel y del país. Pero Diego pidió más dinero. En verdad, no quería ir a River, su familia quería verlo con la número diez de Boca.

Enterados de estas gestiones, un periodista de la edición matutina del diario Crónica ubicó a Diego en Esquina (Corrientes), donde se encontraba pescando con su padre, y lo consultó sobre la posibilidad de pasar a River. La respuesta aunque falsa, cambió la historia del fútbol argentino. “No, no voy a firmar porque me llamó Boca”. Se me ocurrió en el momento, no sé, fue una inspiración, una idea de esas que aparecen de vez en cuando. A la tarde, apareció Crónica con un título así de grande: “Maradona a Boca”. Ya estaba la operación en marcha, sólo faltaba una cosa: que picaran los dirigentes de Boca… Y los dirigentes de Boca picaron” contó Diego en su biografía “Yo soy el Diego de la Gente” que escribieron en el 2000 los periodistas Ernesto Cherquis Bialo y Daniel Arcucci.

Boca en realidad, no tenía un peso para concretar la operación. En diciembre de 1980, un empresario del rubro de la alimentación, Martín Benito Noel, había vencido al legandario Alberto J. Armando en las elecciones del club. Y aunque se había hecho una fuerte inversión para renovar el plantel con las contrataciones de Silvio Marzolini como técnico y de Miguel Angel Brindisi, Carlos Morete, Marcelo Trobbiani, Osvaldo Escudero, Roberto Passucci y el uruguayo Ariel Krasouski, traer a Maradona era una quimera. Y ahí entró a tallar Héctor Ricardo García. El dueño de Crónica decidió comprarle el pase de Diego a Argentinos Juniors y cedérselo a Boca. Cuando esto se supo, la Argentina ya no habló de otra cosa.

El contragolpe se gestó en otra oficina grande del periodismo, la de Felíx Laíño al frente del diario La Razón. Los dos diarios vespertinos competían palmo a palmo por los lectores porteños en una época sin televisión por cable, internet y redes sociales. Y Laíño sabía que su diario recibiría un golpe demoledor si la operación se concretaba. Por eso, mando a publicar en tapa una breve noticia que aún no se había producido: “La DGI investigará el origen de los fondos del pase de Maradona”. Laíño, confeso hincha de River, quiso evitar que García comprara a Maradona y que Diego jugara en Boca. Sólo pudo conseguir lo primero.

Ante el riesgo de ser investigado, una semana antes del comienzo del torneo Metropolitano, García dio marcha atrás con la operación y dejó en el aire las ilusiones de millones de hinchas de Boca que se imaginaban gritando los goles de Maradona. Pero los dirigentes xeneizes sintieron que no había retorno, que Diego igual debía jugar en Boca y trataron de reunir los 10 millones de dólares. No llegaron y parecía que todo se derrumbaba. Por eso, la compra al final se transformó en un préstamo por 2 millones y medio de dólares en efectivo, el pago de deudas que Argentinos tenía con el Banco San Miguel (1.100.000 dólares) y la AFA (400.000), la recaudación de un partido amistoso y el pase de seis jugadores (el arquero Osvaldo Santos, el defensor Miguel Bordón, los volantes Eduardo Rotondi y Mario Zanabria y los delanteros Carlos Salinas y Carlos Randazzo).

El pase real se firmó el jueves 19 de febrero por la noche en las oficinas de la presidencia de Boca. El viernes 20 a primera hora de la tarde se hizo un simulacro para las cámaras de Canal 13 que había comprado los derechos de la firma del contrato y por la noche, Maradona piso por primera vez el césped de la Bombonera jugando el primer tiempo del amistoso para Argentinos y el segundo para Boca que perdió 3 a 2.

Hacen hoy 40 años exactos, el domingo 22 de febrero de 1981, Boca goleaba 4-1 a Talleres de Córdoba con dos goles de Diego de penal y otros dos de Brindisi y en las viejas cabinas del viejo estadio, con el sol del verano reventándole de frente, Víctor Hugo Morales iniciaba por Radio El Mundo una trayectoria inigualable de cuatro décadas consecutivos relatando fútbol en la Argentina. Se necesitaba semejante voz para contar semejante historia. El principio de algo mucho más grande que vino luego.