El bitcoin alcanzó el viernes pasado un nuevo record al superar los 55 mil dólares. Más allá de la baja circunstancial de este lunes, al ubicarse en 53.400 dólares, desde marzo de 2020 el incremento en el precio supera las 10 veces. El avance de la cotización de la criptomoneda se hizo exponencial durante los últimos meses. 

Algunos analistas internacionales alertan sobre el riesgo de burbuja especulativa que podría causar importantes pérdidas para inversores principalmente minoristas, mientras que los optimistas vaticinan que el valor se encuentra lejos de su techo.

Parte de la suba de la cotización del bitcoin y de otras criptomonedas se explica por un contexto de liquidez extraordinaria en el mundo. 

Las principales economías del planeta -empezando por Estados Unidos- lanzaron planes de estímulos sin precedentes para contrarrestar el impacto de la pandemia sobre la demanda de los mercados internos.

Economistas internacionales de distintas corrientes relacionan ese incremento del circulante con un aumento de los precios del oro, las commodities agrícolas y también otros derivados financieros entre los que aparece el bitcoin.

Para los defensores de la criptomoneda el bitcoin es el nuevo oro digital y para los escépticos es un activo sin valor ni aporte a la estructura monetaria internacional. El incremento exponencial del precio empieza a generar apuestas en distintos frentes. Por un lado existe un interés creciente de instituciones de peso reputacional en participar del negocio.

En las últimas semanas se conoció la compra de gran cantidad de bitcoin de Tesla, el ingreso del banco más antiguo de Estados Unidos Bank of New York Mellon al nicho de ofrecer custodia de la criptomoneda y el anuncio de Mastercard para procesar pagos de monedas digitales. Esto parece legitimar el mercado y darle sustento a los nuevos valores.

Sin embargo en el otro frente las críticas contra las criptomonedas y la especulación detrás de los activos como bitcoin se vuelven cada vez más potentes. 

La alerta es principalmente para inversores sin grandes conocimientos financieros que -como ocurre en toda burbuja- se suman a la ola de compra sin considerar la posibilidad de caídas sustanciales del precio.

Entre los inversores menos sofisticados no se suelen utilizar elementos de cobertura que protejan el capital en caso de un crash de las cotizaciones. En 2017 las cotizaciones del bitcoin también habían anotado un aumento monumental pasando de menos de 1000 dólares a 20.000 en dos años y luego para caer rápidamente a 3000.

El consultor Nouriel Roubini es uno de los economistas de prestigio en el establishment financiero que se muestra más escéptico del crecimiento del bitcoin. En un artículo reciente para el Financial Times hizo una crítica lapidaria contra la criptomoneda. “Es solo un juego de una burbuja de activos especulativos, peor que la tulipomanía, ya que las flores tenían y siguen teniendo utilidad", apuntó.

"Elon Musk quizás lo esté comprando. Pero eso no significa que todos deban hacer lo mismo", advirtió el economista. Para plantear que el uso de las criptomonedas no tiene sentido dentro de la estructura de pagos moderna. “Ni siquiera están denominados de una manera consistente que permita a los usuarios comparar precios relativos de bienes. Esta dependencia de diferentes tokens es efectivamente un retorno al trueque”, mencionó. 

El economista agregó que “los Picapiedras tenían un sistema monetario más sofisticado basado en un punto de referencia: los hombres de las cavernas de dibujos animados usaban conchas marinas”.

Por último Roubini criticó la “supuesta” descentralización de las monedas digitales. "Los mineros oligopolistas controlan la mayor parte de la minería de bitcoins. Muchos están fuera del alcance de las fuerzas del orden occidentales, lo que crea una pesadilla para la seguridad nacional", planteó.

Detalló que alrededor del 99 por ciento del comercio de bitcoins se realiza en intercambios centralizados, que pueden ser pirateados.