“El grito”, la icónica pintura de Edvard Munch, siempre ha estado rodeada de controversia e incluso causó indignación cuando se expuso por primera vez hace más de cien años. Esta semana, se develó que el pintor noruego fue el autor de la misteriosa frase oculta de la primera versión de su obra: "¡Sólo podría haber sido pintado por un loco!".
Gracias a una investigación realizada por el equipo del Museo Nacional de Noruega, donde se exhibe la pintura, se pudo determinar que la escritura pertenecía al propio Munch. La frase había sido detectada por primera vez durante una exposición en en Copenhague en 1904, once años después de que el artista pintara esta primera versión de “El grito”.
Mai Britt Guleng, curador del Museo que ha trabajado extensamente en las obras del pintor noruego sostuvo que “no hay duda de que la inscripción es de Munch”. “La escritura en sí y los eventos que ocurrieron cuando Munch exhibió la pintura por primera vez en Noruega apoyan esta conclusión”, dijo Guleng en un comunicado.
Una de las hipótesis que se barajaban respecto al autor de la frase era que, debido a la indignación que generó el cuadro cuando fue exhibido por primera vez, una persona hubiera decidido escribir sobre él.
"Tienes que acercarte bastante para ver la inscripción. Rara vez encontramos tales inscripciones en pinturas, particularmente no en una de las más famosas del mundo. Dado que se trata de una obra tan importante en la historia del arte internacional, la inscripción ha recibido una notable pequeña atención”, agregó el curador.
“El grito” es una de las muchas obras de Munch que se han analizado a partir del cierre de la antigua Galería Nacional noruega. Entre otras cosas, la pintura se fotografió con una cámara de infrarrojos, lo que hizo que la escritura se destacara claramente del fondo pintado.
"La escritura siempre ha sido visible a simple vista, pero ha sido muy difícil de interpretar. A través de un microscopio, se puede ver que las líneas de lápiz están físicamente encima de la pintura y se han aplicado después de que se terminó la pintura", aseguró Thierry Ford, conservador de pinturas en el Museo Nacional.
La versión que se exhibe en la galería noruega fue la primera pintada por Munch. En la parte posterior del cuadro, el pintor realizó una versión parcial con una composición ligeramente diferente. Munch la desechó, dio la vuelta al lienzo y pintó la famosa imagen. La fotografía infrarroja de la pintura no reveló bocetos o sobrepinturas desconocidos, pero la inscripción apenas visible se hizo mucho más clara.
"Elegimos fotografiarlo con una cámara de infrarrojos para obtener una imagen más clara de la inscripción. En una foto de infrarrojos, el carbón del lápiz se destaca con mayor claridad y facilita el análisis de la escritura a mano. Y no tienes que impactar la pintura en sí", explicó Ford.