Leer y jugar son experiencias similares que permiten entrar y salir de la ficción para construir otros mundos. El escritor y periodista Hugo Paredero festejará las doscientas emisiones de Parrafus interruptus, un micro semanal del programa Una nueva aventura, que conduce Any Ventura en la AM 750. El juego se juega todos los miércoles, cuando Paredero comienza a leer durante dos minutos. Lo único que aclara antes es el género: novela, cuento, obra de teatro o poema. Los oyentes llaman para decir el título de la obra y el autor y compartirán qué significó ese libro y cuándo y cómo lo leyeron. “Tengo el toc de las cifras redondas, siempre estoy pendiente de cincuentenarios, centenarios, bicentenarios; es de nacimiento”, confiesa el escritor y periodista a Página/12. “Cuando me toca alcanzar una redondez, encima en comunidad con los oyentes, me pongo especialmente feliz. Supongo que se parecerá a la felicidad del escalador de montañas que llega a una cima. Disfruta, mientras piensa en la cima de otra montaña más alta, que por supuesto escalará”.
En el caso de Paredero, esa otra montaña sería llegar a los 300 Parrafus interruptus. O a los 250 porque las cifras semirredondas también tienen su encanto. “Pienso en los doscientos Parrafus... y toda la ansiedad que hay detrás, porque el goteo es semanal; hay que esperar cada miércoles y esa ansiedad por la inminencia de la redondez se va acelerando. Más la adrenalina que se genera ante la gota que se juega cada miércoles, el milagro de acertar qué leo y quién lo escribió, más el hecho de que deberá suceder en no más de dos minutos”, revela el periodista. La idea surgió en 1995, cuando estaba leyendo Nadar de noche, de Juan Forn, y sonó el teléfono de su casa. A partir de la palabra interrupción empezó a imaginar el juego. Desde entonces ha recorrido un largo camino en FM La isla, Radio Nacional, como segmento del programa Por amor al arte; y de 2006 a 2009 como programa independiente, de media hora, en la trasnoche de Nacional. Desde 2017 está en la AM 750 como micro semanal del programa de Any Ventura. En 2006 obtuvo el Premio Argentores en la categoría microprograma radial y en 2009 el premio Éter al mejor programa cultural de radio.
Paredero leyó El llano en llamas, de Juan Rulfo; “La autopista del sur”, de Julio Cortázar; El sueño de los héroes, de Adolfo Bioy Casares; Crónica de una muerte anunciada, de Gabriel García Márquez; AdánBuenosayres, de Leopoldo Marechal; La casada infiel, de Federico García Lorca; El lobo estepario, de Herman Hesse; Crimen y castigo, de Fiódor Dostoievski; La señora Dalloway, de Virginia Woolf, “Chaucha y palito”, de María Elena Walsh; Cumbres borrascosas, de Emily Bronté; El limonero real, de Juan José Saer; Las viudas de los jueves, de Claudia Piñeiro; “Amor”, de Clarice Lispector; Ojos azules, de Toni Morrison; y Eisejuaz, de Sara Gallardo, entre otros. La primera lectura en cuarentena, en marzo del 2020, fue El último encuentro, de Sándor Márai. “A los dos minutos me interrumpió Eduardo di Fresco, un jubilado ferroviario, empleado en la DGI, de Caballito, para reconocer título y autor. Parrafus no se escribe con la misma P de Pandemia. Quiero decir: el juego no varió en absoluto. Seguimos esperando y viviendo cada miércoles como si la pandemia no existiera. La única variante pandémica no sale al aire: yo, en vez de leer desde el estudio de la 750, con mis compañeros, leo solo desde mi casa”, cuenta Paredero, periodista que trabajó veinte años como crítico de espectáculos en la revista Humor.
“Los libros siempre han sido, son y serán un refugio. Pero también una válvula de escape, una invitación a pensar novedades, otro modo de soñar. Las personas buscamos felicidad en los libros, respirar mejor después de leerlos, salir fortalecidos. Haya o no cuarentena”, subraya el autor de ¿Cómo es un recuerdo? La dictadura contada por los chicos que la vivieron (2007). “También me gusta pensar que la lectura se vio muy beneficiada en cuarentena porque atrajo lectores nuevos; personas a las que no les interesaba leer, o por ahí no tanto, que de pronto sintieron la curiosidad de tener un libro en sus manos y abrirlo”, dice Paredero y agrega que extraña ver a los ganadores, cuando van a retirar el libro ganado, y sacarse una foto con ellos.
El periodista y escritor quiere aprovechar este “bicentenario” para agradecer a los oyentes por la fidelidad, el amor por los libros y el apego al juego. En el podio de los ganadores/interruptores están Daniel Acha, pintor de Tortuguitas, con 12 victorias; la primera escolta es Margarita Durán, profesora de lengua y literatura de Temperley, con 10 interrupciones; y la segunda escolta es Silvia Bucci, maestra jardinera jubilada de Luis Guillón, con 9 aciertos. “Silvia es de las lectoras que va a la Feria del Libro con su hija y una valija con rueditas para meter todo lo que va comprando. Y es la que nos traía bizcochitos de grasa caseros cuando venía a buscar su premio”, recuerda Paredero.
Más allá del amor por la lectura y el juego, las nuevas tecnologías permiten googlear una frase, llamar y ganar. “En la 750 se ha presentado un solo caso de googleador confeso. Cuando lo hacía en Radio Nacional, aparecieron tres o cuatro que lo dijeron, el famoso ‘Confieso que he googleado’... Me da una mezcla de enojo y ternura. Enojo, porque yo recomiendo no googlear; la gracia del juego no pide piolas o astutos, sino memoriosos –precisa Paredero-. Googleando podés ganar, seguro, pero perdés la posibilidad de un goce mayor, como es el de escuchar esa lectura a ver si reconocés título y autor. Igual me da ternura que lo digan con tono culposo, como chicos que confiesan una travesura. Por otra parte, quién sabe cuántos serán los googleadores que no lo confiesan. Pero esa duda no me desvela, prefiero creer en ‘toda la inocencia de mi gente’”.