La ciudad de Melilla retiró la última estatua del dictador que quedaba en pie en territorio español, si bien ya no había más imágenes de Franco en la vía pública en el continente europeo, dado que Melilla, junto con Ceuta, son las únicas ciudades autónomas españoles afincadas en el norte de África. 

La iniciativa contó con el apoyo de los tres partidos que conforman el Gobierno local (Coalición por Melilla, PSOE y Ciudadanos), y del diputado Jesús Delgado, ex miembro del ultraderechista VOX, quien hoy no tiene grupo parlamentario. Justamente, VOX votó en contra, mientras que el Partido Popular se abstuvo.

Luego de la aprobación de la iniciativa oficial, un grupo de operarios aseguró la estatua con un arnés colgado de una grúa y picaron la base de hormigón y ladrillo, donde había tres placas recordatorias. Tras sacarla de su emplazamiento, la estatua fue llevada en un camión a instalaciones del gobierno de la ciudad de Melilla. 

El presidente del gobierno de Melilla, Eduardo De Castro, ponderó el retiro de la estatua a través de su cuenta de Twitter, en la que remarcó que era la única estatua del dictador que quedaba en pie. 

El retiro de las imágenes de Franco fue dispuesto en su momento por la Ley de Memoria Histórica, aprobada durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, en 2007. El propio De Castro dijo en la reunión del gobierno local que su desplazamiento se debería haber hecho "hace muchos años", por lo que "llega tarde".

De Castro recordó que el retiro de la estatua coincidió con el 40º aniversario del fallido golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, promovido por elementos militares nostálgicos del franquismo. De hecho, durante la remoción del monumento algún simpatizante de Franco gritó "¡Viva el comandante!".