En las últimas semanas bitcoin volvió a los titulares gracias a su creciente aceptación en círculos empresarios y record en su cotización. Cientos de especialistas financieros discuten las ventajas y desventajas de "invertir" en esta criptomoneda. En particular, la compra de bitcoin-supero-los-u-s-47-000" style="background-color: rgb(255, 255, 255);">1500 millones de dólares en bitcoins por parte de Elon Musk, el dueño de Tesla y SpaceX (entre otras empresas), disparó el valor de la moneda a 47.000 dólares, que luego subió hasta los 56.000 para alternar caídas y aumentos posteriores.
Si bien las razones por las que bitcoin tiene "valor" para millones de personas son variadas y bitcoin">complejas, lo que diferencia a esta moneda del resto es la ausencia de una institución nacional o supranacional que la avale.
En algún momento el dinero representó un equivalente en oro al que, al menos supuestamente, era posible acceder. Sin embargo, desde hace décadas sólo queda la confianza en que el dinero tiene valor para que siga teniéndolo. Parte de eso está basada en instituciones: en el bitcoin, ni eso existe.
Así es que su cotización depende puramente de la demanda que producen quienes creen que va a valer más. Si el dinero tiene alguna vinculación (aunque cada vez más débil) con la economía real a través de distintos mecanismos, el bitcoin ya flota libre de ese lastre. Por eso la criptomoneda representa el espacio ideal para la pura especulación, libre hasta de las regulaciones de tiene la actividad bursátil o un casino del conurbano.
Registro
Ahora bien: la forma "descentralizada" de la moneda hace que sea necesaria una comunidad tecnológicamente organizada para aprobar y registrar las transacciones con una tecnología llamada blockchain.
Para llevar adelante este registro comunitario, miles de nodos compiten para validar las transacciones. El primero en conseguir la respuesta a un complejo problema criptográfico recibe bitcoins.
La moneda se produce a una tasa decreciente (para el 2033 ya se habrá emitido el 99 por ciento del total posible) y el premio se reducirá a cifras cada vez menores aunque, claro, podrá aumentar en dólares si la cotización continúa subiendo.
Hay dos cuestiones clave:
1. Sólo quien resuelve primero el problema matemático recibe la compensación, mientras que los demás pierden todo y deberán competir de cero nuevamente.
2. Como los bloques deben aprobarse cada diez minutos aproximadamente, cuando aumenta el poder de cómputo dedicado a minar el sistema ajusta automáticamente la complejidad matemática del desafío para que se mantenga ese tiempo promedio.
Competencia
Así las cosas, la competencia por la producción de bitcoin se ha hecho feroz e incluye la creación de hardware específico para el "minado", como se llama a estas operaciones.
También hace falta conseguir energía barata porque estos procesadores requieren tanto trabajo computacional que la energía resulta un costo clave para la eventual rentabilidad de la criptomoneda.
Por citar solo un ejemplo, cuando la ciudad de bitcoin.org/plattsburgh-bans-bitcoin-mining-in-the-city/">Plattsburgh, en el Estado de Nueva York, Estados Unidos, bajó sustancialmente el precio de la electricidad para incentivar el desarrollo de su economía, la afluencia de minadores de bitcoin fue tal que se produjeron cortes de luz en la zona. El concejo local, que había recibido con alegría a los "inversores" en un primer momento, debió prohibir la actividad por al menos dieciocho meses.
Consumo
El Índice de consumo de electricidad de Bitcoin de la Universidad de Cambridge estima (promediando los máximos y mínimos estimados), que el uso de energía necesario para el minado alcanzó el nivel de un país como la Argentina: 125 terawatt por año.
Es decir, la misma cantidad de electricidad necesaria para la vida, educación, desarrollo, salud, bienestar de más de 45 millones de argentinos se utiliza para resolver problemas matemáticos producidos artificialmente para premiar la misma resolución de esos problemas.
La cantidad de riqueza creada para beneficio de la humanidad es igual a cero, mientras que el daño ambiental aumenta para que unos pocos apuesten (ganando y perdiendo).
Por si el sinsentido fuera poco, es esperable que se produzca un salto en el consumo por minado gracias a una cotización en alza, capaz de incentivar a más actores a competir, lo que se traducirá en mayor consumo de energía y más daño al planeta.
Como decía un tuit sobre este informe "Imaginate si mantener a tu auto funcionando 24/7 resolviera sudokus que pudieras cambiar por heroína": el bitcoin, en tiempos de calentamiento global, en los que se habla de la necesidad del decrecimiento para no consumir el planeta más rápido de lo que se regenera, con millones en la pobreza, se ha transformado en un patrulla perdida de un capitalismo financiero que ya se había soltado de cualquier compromiso, no ya con la supervivencia de los osos panda o del planeta, sino de la humanidad misma, a la que, se supone, ellos mismos pertenecen.
Una moneda totalmente liberada de regulaciones y restricciones que genera la comunidad compitiendo "libremente" es una tentación irresistible para cualquier amante del riesgo y de las ganancias rápidas.
Al mismo tiempo es una muestra de cómo una actividad puramente regida por una lógica financiera de competencia, puede transformarse en una amenaza más para el planeta.