La semana pasada el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires clausuró un centro cultural porque en él había gente bailando. Esa fue la explicación que los inspectores de la Agencia Gubernamental de Control (AGC) dieron a los responsables de El Quetzal, espacio ubicado en Palermo, aun cuando en la ley de Centros Culturales se especifica que es una actividad que se puede realizar. “Llegaron a las 2 de la mañana, en medio de una fiesta con Djs, diciendo que no se podía bailar. Me di cuenta de que no sabían nada, les presté la ley impresa, se fueron a hablar por teléfono y cuando volvieron dijeron que nos tenían que clausurar igual porque en la norma decía que el baile no podía ser nuestra actividad principal, algo que no sucede. Fue bizarro y ridículo”, cuenta a PáginaI12 Mariano Viceconte, presidente de la cooperativa de trabajo que lleva el mismo nombre que el lugar.
La de El Quetzal no es una clausura aislada, sino una más de las tantas que el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, a través de la AGC, realiza contra centros de la cultura independientes. Para estos espacios, una medida de estas características es devastadora en el contexto de crisis económica actual, ya que no sólo impide que los lugares funcionen -y, en el caso de El Quetzal, deja sin trabajar a veinte compañeros de la cooperativa-, sino que les exige el pago de multas muy elevadas, que en muchos casos no pueden pagar.
“Los centros culturales depositamos mucha esperanza en la ley que nos ampara, pero los inspectores nos traen problemas constantemente. Evidentemente no hay una decisión política del gobierno de proteger estos espacios, aun cuando suman muchísimo contenido a la oferta cultural de la Ciudad”, asegura uno de los responsables del lugar ubicado en Guatemala 4516, que sostiene que estos espacios “ocupan un lugar que el estado no ocupa” y que brindan propuestas y expresiones “mucho más cercanas a los barrios y a los vecinos”.
Al cierre de esta edición, los artistas y trabajadores del espacio cerrado no sabían cuándo iba a volver a funcionar, ya que tienen que esperar que la propia AGC resuelva trabas burocráticas, aun cuando la clausura haya sido ilegal. “Denunciamos la emergencia cultural y persecución a la cultura independiente y le solicitamos al Jefe de Gobierno que garantice la existencia y proliferación de este tipo de espacios”, expresaron desde el parado centro cultural, que se suma a la lista de los casi cien espacios que en los últimos dos años clausuró el Pro en la Ciudad.