Cajoneada por cuatro años durante el gobierno de Mauricio Macri, la sanción de la Ley de Financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación representa la realización de la histórica lucha de la comunidad científica para que los recursos destinados al área de Ciencia y Técnica tengan una participación del uno por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) del país. El proyecto, aprobado por unanimidad en el Senado, establece que el Estado Nacional deberá ir aumentando el presupuesto destinado a la función Ciencia y Técnica (de un actual 0,28 por ciento) hasta llegar al uno por ciento en el 2032.
"La pandemia reveló para toda la sociedad la importancia de la ciencia y la tecnología. Hubo un cambio político muy grande, quedó plasmado que la ciencia debe ser una política de Estado y esta ley firma el compromiso de que invertirá de forma progresiva para que nunca más el sistema científico argentino pase por las crisis a los que nos han tenido acostumbrados los gobiernos neoliberales", celebró el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, Roberto Salvarezza, en diálogo con Página/12.
El miércoles el Senado aprobó, con el voto afirmativo de todos los bloques políticos, una iniciativa que establece el "incremento progresivo y sostenido del presupuesto nacional destinado a la función ciencia y técnica, por su capacidad estratégica para el desarrollo económico, social y ambiental".
"Significa que ya no tendremos que ir recorriendo los escritorios de los legisladores para pedir por nuestro presupuesto". Franchi
"Nosotros ya teníamos, desde 2001, una ley nacional de Ciencia que afirmaba que el Estado Nacional iba a financiar el área a través de la función de Ciencia y Técnica del presupuesto, pero no había un compromiso real ni una sostenibilidad en cuanto a qué monto iba representar. Esta ley se mete en el marco de financiamiento y pone al Estado a garantizar un financiamiento progresivo", explicó Salvarezza, quien acompañó todo el proceso legislativo del proyecto (redactado originalmente por el actual ministro de Interior, Wado De Pedro, cuando era diputado nacional).
El objetivo central de la ley consiste en ir incrementando año a año los recursos destinados al área de Ciencia y Técnica, que hoy representan el 0,28 por ciento del PBI, hasta llegar al uno por ciento del PBI en el 2032. La idea, en resumen, es cuatriplicar el presupuesto destinado a ciencia dentro de diez años.
Un cambio total
"El 1 por ciento del PBI es una bandera de la comunidad científica desde siempre. Significa mucho para nosotros, porque significa que la ciencia y la tecnología pasaron a ser una política de Estado. Significa que no tenemos que ir recorriendo los escritorios de los legisladores para pedir por nuestro presupuesto", reivindicó la presidenta del Conicet, Ana Franchi. "A partir de ahora, el porcentaje del presupuesto dedicado a ciencia y tecnología aumenta un 15 por ciento año a año, hasta llegar al uno por ciento en 2032. Y, además, tiene en cuenta que, si un año baja el PBI, no puede destinar un menor presupuesto que el año anterior. Para nosotros es un cambio total, nos aseguramos nuestro presupuesto".
"Es un hecho histórico muy importante para el país. Por primera vez, vemos una medida que hará realidad una lucha de años". Kornblihtt
El detalle de que el presupuesto no puede ser menor al del año anterior es significativo, y responde en parte a las políticas de desfinanciamiento de gobiernos como el de Mauricio Macri, que redujeron el porcentaje destinado al área de Ciencia y Técnica como política de ajuste. Macri, por ejemplo, recibió una función del 0,35 por ciento en 2015 y la bajó a un 0,23 por ciento en 2019.
"Este es un hecho histórico muy importante para el país. La lucha por llegar al uno por ciento del PBI lleva años y ahora, por primera vez, vemos una medida que la hará realidad. Además, esta ley incluye acciones para el mejoramiento de salarios de las trabajadoras y trabajadores del sistema científico. Los incrementos anuales de Ciencia y Técnica se harán sentir positivamente. A lo que sin duda se le sumará luego la actividad privada", indicó el biólogo molecular e Investigador Superior del Conicet, Alberto Kornblihtt.
"La pandemia reveló la importancia de la ciencia y la tecnología. Quedó plasmado que debe ser una política de Estado". Salvarezza
En una línea similar, Salvarezza explicó que la Ley de Financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación viene a complementar la Ley de Economía del Conocimiento, reglamentada el año pasado, que ofrece beneficios impositivos con el objetivo de promover nuevas tecnologías y generar valor agregado. "Tendríamos así el compromiso del Estado y, por otro lado, la esperanza de que con la Ley de Economía del Conocimiento se incremente el financiamiento aún más", se entusiasmó el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación.
Efectos de la pandemia
"La pandemia demostró la importancia de contar con un desarrollo tecnológico nacional. Cambió el escenario hacia afuera y hacia adentro. Hacia afuera porque demostramos que nosotros estábamos para algo, que había necesidad de una comunidad científica tecnológica en el país. Y hacia adentro se demostró que teníamos una formación, que teníamos la tecnología para poder movernos de nuestros temas específicos de investigación y hacer cosas para ayudar a resolver problemas. Fue una enseñanza", reflexiona Franchi.
La Ley de Financiamiento fue aprobada por unanimidad de todos los bloques, no hubo un solo voto en contra ni en Diputados ni en el Senado. El proyecto, sin embargo, había sido presentado originalmente en 2015 y estuvo cajoneado durante los cuatro años del gobierno de Macri. La pandemia terminó cambiando el orden de las prioridades.
"La pandemia y la respuesta de la comunidad científica, que rápidamente pasó a crear kits de diagnóstico y barbijos de uso social, tratamientos con suero equino y plasma de conveleciente, permitió activar esas leyes que había puesto a dormir el macrismo. La Argentina demostró mucha capacidad de soberanía", analiza Salvarezza. "Nadie duda que las patentes de los desarrollos tecnológicos son fundamentales para el desarrollo económico de un país. Pero también es un contexto de las sociedades del conocimiento, lo que involucra, más que el aspecto económico, la soberanía. Lo vemos hoy con la disputa por las vacunas. Poder disponerlas implica soberanía, no tenerlas implica depender de otros y tener que hacer concesiones para poder hacerse de ellas".
Sancionada la ley, resta adentrarse en las zonas más críticas del área de Ciencia y Técnica, fuertemente vapuleada durante el macrismo. Durante el gobierno de Juntos Por el Cambio se redujo la cantidad de investigadores que ingresaban al Conicet a la mitad, hubo despidos en el INTI, se congeló la planta del INTA, disminuyeron los sueldos (en el caso del Conicet, se perdió un 45 por ciento del valor real) y, en términos generales, se llevó a cabo una fuerte política de desfinanciamiento. Frente a este escenario habrá que reconstruir la matriz de desarrollo tecnológico nacional.
"Esta una ley que habla de diversificar la matriz productiva, diseñar nuevos empleos de calidad, promover estrategias de divulgación, de las formaciones profesionales. Toma en cuenta el género, toma en cuenta lo federal, toma en cuenta los salarios. Es una ley muy completa. Poco a poco vamos recobrando la confianza", valoró Franchi.
"La inversión más redituable para el país es en recursos humanos capacitados para resolver problemas, y en proyectos multidisciplinarios donde se inyecten sumas grandes para infraestructura, insumos y personal. Las áreas prioritarias son las que tienen que ver con la salud, agricultura, la industrialización, la preservación de los recursos naturales, las nuevas tecnologías. Pero los proyectos relevantes para el país no pueden surgir de la voluntad individual de un investigador, sino de planes coordinados por el Estado", evaluó Kornblihtt sobre los desafíos que se abren.