Desde Lima
El escándalo del vacunagate peruano involucra a 470 personas, que recibieron vacunas adelantadas contra la covid 19. Entre quienes fueron irregularmente vacunados están altos funcionaros públicos como Martín Vizcarra, presidente entre 2018 y 2020, familiares de funcionarios, diplomáticos, empresarios, una lobista ligada a grandes grupos económicos, el médico personal del encarcelado exdictador Alberto Fujimori y el nuncio apostólico. También fueron inmunizados quienes trabajaban en un estudio clínico en el Perú de la vacuna china de Sinopharm, usada para las vacunaciones adelantadas que comenzaron en septiembre y continuaron hasta febrero. Todos fueron vacunados en secreto.
A diferencia de lo sucedido en Argentina, las vacunaciones irregulares en el Perú no se dieron en el marco de la campaña de vacunación, con algunos saltándose la línea para adelantar su turno, sino que ocurrieron antes que las vacunas llegaran al país y comenzara la campaña de inmunización, que arrancó recién este mes con un millón de vacunas compradas a Sinopharm.
En septiembre pasado, Sinopharm comenzó a probar en el Perú su vacuna, todavía en fase de estudio, con doce mil voluntarios. Ofrecieron vacunar, al margen del estudio clínico, a quienes trabajaban en este estudio, algo que diversos especialistas han calificado como inusual e incluso irregular. Con ese fin se entregaron dos mil dosis de la vacuna para inmunizar a mil personas, con dos dosis cada una. Adicionalmente, Sinopharm envió otras 1200 dosis de la vacuna a la Embajada de China en Lima. Se desconoce el destino de estas últimas vacunas.
Los responsables del estudio clínico de la vacuna en el Perú extendieron las vacunaciones adelantadas a personas sin relación con este estudio. Según el informe de una comisión investigadora nombrada por el gobierno difundido el jueves, de los 470 vacunados en secreto, 369 trabajaban en el estudio clínico de la vacuna y los otros 101 inmunizados era ajenos. El informe señala que hay 861 dosis de la vacuna que no han sido usadas. Sorprendentemente, en el listado de vacunados algunos figuran con tres dosis recibidas, cuando lo indicado son dos.
El expresidente Vizcarra es el más golpeado en este vacunagate. Fue vacunado secretamente en octubre junto a su esposa y su hermano, lo que se conoció recién hace dos semanas, gatillando este escándalo, y se enredó en una serie de mentiras para justificar el privilegio. Vizcarra, que ganó popularidad al enfrentarse contra el fujimorismo y la corrupción política, y fue destituido de la presidencia por el Congreso en noviembre, es ahora candidato al Congreso en las elecciones de abril. Hasta hace unos días su elección se daba como segura, pero ahora se le ha complicado seriamente. El Congreso ya le ha iniciado un juicio político que en menos de dos meses podría terminar en su inhabilitación, lo que le impediría asumir su banca parlamentaria en caso de que salga electo. También enfrenta una investigación fiscal que puede terminar en una acusación penal.
La fiscalía también ha iniciado investigación a funcionarios de los ministerios de Salud y de Relaciones Exteriores encargados de negociar la compra de las vacunas y que recibieron estas vacunas adelantadas, por un probable favorecimiento a Sinopharm, obstaculizando posibles acuerdos con otros laboratorios, a cambio de recibir por anticipado la vacuna china. Las exministras de Salud Pilar Mazzetti y de Relaciones Exteriores Elizabeth Astete, también favorecidas con las vacunas anticipadas de Sinopharm, tuvieron un papel central en esas negociaciones. Ambas ministras fueron separadas de sus cargos por el presidente Francisco Sagasti al conocerse que se habían vacunado en secreto. El Perú ha comprado un millón de vacunas de Sinopharm, las únicas que hasta ahora han llegado al país, y tiene un acuerdo con el laboratorio chino para adquirir otros 37 millones de dosis.
En la llamada “lista de la vergüenza” de las vacunas anticipadas figura el nuncio apostólico, monseñor Nicola Girasoli, nombrado en el cargo por el papa Francisco en junio de 2017. Otro beneficiado por las vacunaciones secretas ha sido el exministro de Salud de la dictadura de Fujimori, Alejandro Aguinaga, candidato al Congreso por el fujimorismo y médico de cabecera del exdictador condenado a 25 años por crímenes de lesa humanidad y corrupción. Aguinaga también hizo vacunar a su esposa. La variada lista incluye hasta al propietario de un conocido restaurante de comida china, donde, a decir del médico que dirigía los estudios de la vacuna en el país, comían los expertos chinos que habían llegado al Perú para este estudio.
Interrogado por el Congreso sobre estas vacunaciones irregulares, el médico Germán Málaga, director del estudio clínico de Sinopharm en el Perú y encargado de administrar las vacunas Vip que se repartían y aplicaban en secreto, justificó este favoritismo que ha indignado al país diciendo que “así son los cosas”. Pero días después, abrumado por el escándalo, admitió que “hay una serie de cosas irregulares” en esas vacunaciones. “Me he equivocado horrible y he tomado decisiones horribles”, ha dicho.
En medio de la indignación generalizada por las vacunaciones adelantadas y secretas, el país enfrenta una segunda ola de la pandemia -7.923 contagios y 220 fallecidos en las últimas 24 horas-, que ha colapsado los precarios servicios de salud.