La ciudad de Buenos Aires implementó una brecha de diez a doce semanas en el intervalo entre la aplicación de las dos dosis de la vacuna de AstraZeneca a los mayores de 80 años. De hecho, lleva al límite una recomendación del ministerio de Salud, que sugiere inmunizar con ambas dosis entre cuatro y doce semanas respecto del momento de la primera aplicación. Para el caso de la vacuna producida por la Universidad de Oxford, en la órbita porteña se decidió estirar lo más posible. La razón: aseguran que ese lapso de tiempo permite una mayor inmunización.
La decisión puede resultar paradójica, apenas una semanas después de que todas las usinas opositoras atacaron a la por entonces segunda del Ministerio de Salud, Carla Vizzotti, por haber sugerido analizar la conveniencia de tomar una medida de este tipo en un reportaje publicado en este diario.
Gabriel Battistella, subsecretario de Atención Primaria, habló con Página/12 y defendió la iniciativa, "en base a lo que aprueba la Nación para cada jurisdicción". Contó que hay 40 mil inscriptos para vacunarse y que hay otros 70 mil "que ya fueron empadronados" y figuran en una lista de espera. "Hasta la primera semana de marzo están cubiertos los turnos", aclararon.
El funcionario destacó el nivel de efectividad de AstraZeneca, que oscila entre el 75 y el 80 por ciento en los mayores de 60 años, un universo para el cual no está autorizada aun la vacuna de Sinopharm. La primera dosis de la vacuna elaborada por Oxford llega al 50 por ciento, mientras que la de Sputnik V llega al 42 y Sinopharm al 28.
También destacó el hecho de que se ha detectado que "los niveles de anticuerpos que levanta una persona que pasó por la enfermedad y recibe la vacuna son mayores que los que tuvo al momento de transitarla", aunque precisó que en la Ciudad se hace "una 'vacunación en sucio', no se pregunta a quien recibe la dosis si transitó la enfermedad".
Por su parte, Roberto Debbag, vicepresidente de la Sociedad Latonoamericana de Infectología Pediátrica, defendió la idea de vacunar con la mayor distancia posible entre dosis y dosis, independientemente del origen de la vacuna. "En el caso de AstraZeneca, ellos mismos durante las pruebas vieron que la inmunización era mayor con media dosis dejando pasar hasta doce semanas, en unos 2 mil casos", explicó a PáginaI12.
A juicio de Debbag, se trate de la vacuna que sea, es una "buena estrategia" inmunizar a la mayor cantidad posible de personas con una dosis y aguardar lo más posible antes de la segunda dosis. Y apuntó al universo de los mayores de 60 años. "En el país hay siete millones de personas de más de 60 años. El 82 por ciento de las personas que contrajeron covid-19 son mayores de esa edad. Con la inmunización se evitan ocho de cada diez muertes". También señaló que la vacunación masiva de los mayores de 60 años en Israel redujo la mortalidad hasta un 95 por ciento.
A su vez, The Lancet reafirmó la mayor efectividad en el caso de AstraZeneca con el intervalo de casi tres meses entre la primera dosis y la segunda. La efectividad es del 81 por ciento frente al 55 en quienes tuvieron ambas dosis en un lapso menor. La propia Organización Mundial de la Salud recomendó las hasta doce semanas intervalo en la aplicación de las dosis de la vacuna británica.
No obstante, Debbag no se mostró convencido con la posibilidad de que se vacunen aquellos que pasaron por el coronavirus. "Ya tienen un alto nivel de protección por los anticuerpos, es mejor inmunizar a quienes necesitan generar anticuerpos, que son los que no se contagiaron". En tal sentido, dijo que "hay que pensar un programa de vacunación a medida".