Es tal el desconcierto que impera en San Lorenzo que Diego Dabove lleva apenas tres partidos como director técnico y ya se lo empieza a poner en duda en su cargo. Algunos conocedores de las internas azulgranas afirman que tras la fea derrota del sábado como local ante Central Córdoba de Santiago del Estero, su continuidad quedó cuestionada. Y que podría empezar a tambalear si el sábado no le gana el clásico a Huracán. Y si no puede avanzar en la eliminatoria que, por la segunda fase de la Copa Libertadores, jugará ante la Universidad Católica de Chile entre el 10 y el 17 de este mes.

En todo caso, Dabove es la última estación de un proceso futbolístico desacertado que lleva bastante tiempo. En el mismo lapso que River sostuvo a Marcelo Gallardo como técnico (mediados de 2014), San Lorenzo contrató nueve entrenadores titulares: Edgardo Bauza (2014/2015), Pablo Guede (2016), Diego Aguirre (2016/17), Claudio Biaggio (2017/18), Jorge Almirón (2018/19), Juan Antonio Pizzi (2019) Diego Monarriz (2019/20), Mariano Soso (2020) y Diego Dabove (2021), a los que debe sumársele un interinato de Hugo Tocalli en 2020. Tocalli, Leandro Romagnoli y Alberto Federico Acosta forman el Consejo de fútbol del club que asesora en la materia a su desnorteado presidente, Marcelo Tinelli.

Cada técnico llegó con sus ideas y sus jugadores. Y Tinelli les dio el gusto a todos. En los últimos tres años, San Lorenzo trajo 27 futbolistas, casi un plantel entero. Muchos de ellos se fueron como llegaron, sin dejar rastros, tan sólo algunas malas sensaciones. Y en ningún puesto como el de volante central queda reflejada la desorientación y la improvisación reinantes. De 2018 a la fecha, se sucedieron el colombiano Raúl Loaiza, Lucas Menossi, el uruguayo Diego Rodríguez y ahora, otro colombiano como Jeison Gordillo. Los tres últimos comparten el actual plantel. Apenas uno podrá jugar, pero todos seguirán cobrando. Tal vez por eso, San Lorenzo cerró 2020 batiendo records de cheques rechazados por el Banco Central: 356 millones de pesos fueron lanzados a la calle sin tener el respaldo necesario. El dinero no parece administrarse con la debida y necesaria responsabilidad.

Una mala noche puede tenerla cualquier equipo. Pero el 0-4 del sábado contra Central Córdoba, que viajó 16 horas en micro desde Santiago del Estero para jugar el partido, no fue una circunstancia sino la consecuencia de un largo ciclo de malas decisiones deportivas tomadas al conjuro de los resultados. San Lorenzo corre detrás de la pelota dentro y fuera de la cancha. Y en el camino, se le van cayendo los jugadores y los técnicos que se contratan con grandes esperanzas y se desechan al poco tiempo para traer otros nuevos y así sucesivamente. Tinelli supone que tiene espalda de sobra como para soportar todo y seguir dando manotazos a la espera de acertar uno. Los hinchas y los socios creen que el club es una plataforma de negocios poco claros y están cada vez más cansados. Esperan volver a las canchas cuanto antes. Si no ganan, ese día harán saber lo que piensan.