1-Extrañando a Raúl Santana

Por Luis Felipe Noé *

Para quienes gozaron de su presencia, Raúl Santana siempre estará presente ya que ella categóricamente se imponía. Voz grave, clara exposición de ideas, agudeza de observación, sensibilidad perceptiva y una excepcional, más bien diría, insólita memoria.

Hasta en la polémica que era su deporte preferido, su sentido del humor ganaba la partida aún cuando no tuviera razón. ¿Razón? ¿Qué es eso? Rima con convicción y pasión. Luego… quién tenía razón era otra cuestión que se reemplazaba con un abrazo.

Su inteligencia, su Memoria (merece la M mayúscula) fueron sus profesoras de la vida. De origen humilde y sin estudios formales realmente, Raúl se hizo solo. Sintiendo, leyendo, pensando, discutiendo y construyendo un ser absolutamente singular.

Quién otro sería capaz de mantener una audiencia espontáneamente maravillada escuchando recitar largas poesías de memoria, con pausas y palabras pronunciadas con la música de sus propias vocales, con un amor y admiración a ellas que las trasladaba a sus oyentes por cerca de una hora. ¡Y a veces hasta en ruso! Recuerdo de su pasado -bien pasado- de joven comunista.

Su sensibilidad poética era precisa y elocuente a la vez que la trasladaba a su poder de análisis de la pintura argentina contemporánea. Allí, encontraba el eco de su propia vozmediada por una mirada sagaz.

Su obra poética y crítica y el recuerdo de su excelente gestión como director del Museo de Arte Moderno de la Ciudad de Buenos Aires y del Palais de Glace bastarían para recordarlo, pero aquel que no pudo gozar de su presencia recitando y discutiendo se perdió el momento de un espectáculo único.

Raúl querido, por mi parte, gozar de tu presencia junto a nuestro gran amigo y poeta Federico Gorbea, tan distinto y delicado, cada vez que visitaba Argentina, quedará en mi inventario de momentos hermosos de la vida de manera subrayada.

Raúl, ¿quién no puede extrañarte?

* Pintor y ensayista

2-“Entre la pena y la nada, elijo la pena” (W. Faulkner en “Las Palmeras Salvajes”)

Por Germán Gargano *

Gran dolor y tristeza por la muerte de mi querido amigo Raúl con el que tanto compartimos; nuestro Poeta, nuestro Crítico; nuestro querido Negro, una figura imprescindible, por la vigencia del horizonte que persigue y traza su trabajo, su hondura y generosidad, personal e intelectual, que desde la Huella de su Ojo, alimentó siempre la pintura y los pintores, la poesía, los poetas, y nuestra vida misma, con el canto y filo, la precisión de su palabra. Su voz, su tono, su cadencia, sus pausas y sus énfasis, resuenan en todos los que lo conocimos trasmitir a viva voz sus poemas y los de tantos poetas que su prodigiosa memoria sabía traer incluso desde remotos tiempos y lugares para hacérnoslos presentes en tantas ocasiones.

Recordaba un amigo cómo en su estadía en Roma, sin saber otro idioma como no ser por la poesía, su decir supo capturar como ninguno a doscientos oyentes, recitando en italiano a Pavese y Montale. Ningún virtuosismo, la materia misma de su lengua compenetrada de lenguas, que brotan como la lluvia del pincel -que también tuvo entre sus manos con excelentes manchas y acuarelas hasta nuestros días-, convencido de que, más allá de cualquier otra coordenada a la que se lo quiera subordinar, lo único verdadero y que importa no es otra cosa que la materialidad de un hacer, de un decir, cuando hacen marca en cada uno y en nuestra cultura, en el “hedor” de nuestra cultura.

Esta presencia es la que el agudo ojo de su extensa labor crítica supo siempre registrar y discernir en la pintura; no desde la obra como objeto de época, sino siempre desde el lugar del pintor en lo que lo compromete como sujeto de su hacer. De ahí y hacía ahí -no de un análisis estético-formal-, brotó siempre su pluma lanzada a escribir como pocos, lo que nos devuelve la mirada, lo que nos perturba y conmueve, la huella de su deriva que, como sabía decir, no persigue otra cosa que la mirada misma; y que al mismo tiempo su escritura sabía otorgarle el espesor de una semántica propia.

Todos los que hemos recibido tanto y con tanta generosidad las desprendidas enseñanzas del maestro y entrañable amigo como un verdadero don, te despedimos Raúl querido, te despedimos con el ala de nuestra pena.

* Pintor y ensayista

3-En nombre de muchos amigos

Por Luis Gusmán *

Acaba de morir un amigo querido: Raúl Santana. La pena a veces necesita del plural. Quiero decir, que escribo esto en nombre de los muchos amigos de Raúl.

Una paradoja, se murió el día de su cumpleaños. Habíamos pasado el último Año Nuevo juntos en familia. Una celebración que mantuvimos durante muchos años

Seguro que como me sucedió a mí, cuando los amigos se fueron enterando, lo recordaron recitando en ruso poemas de Sergei Esenin, a cuando recitaba Pessoa, o a su querido amigo Horacio Pilar o a Federico Gorbea.

Disponía de una sensibilidad con las palabras que solo es privilegio de los poetas. Era como si siempre estuviese escribiendo un libro suyo que se llama Lengua materna.

Pero no solo de la palabra, sino de la mirada. Porque, qué otra cosa es un crítico de arte sino alguien que sabe mirar, lo que está, y lo que no está en el cuadro. Lo escuché tantas veces con Carlos Gorriarena, con Daniel Santoro, con Pedro Roth.

Muchos pintores tuvieron el privilegio de que escribiera sobre su obra. Nombrarlos sería una lista de muchos nombres de muchos años. De toda una vida.

Lo vamos a extrañar, ya lo estamos extrañando. Sí, su humor, su don para contar relatos, quizás una de las personas que uno podía escuchar y quedar capturado, hipnotizado en sus historias.

Pero quiero resaltar algo que excede a la literatura a la pintura, y que fue siempre su generosidad. Era generoso con lo que sabía, no se guardaba nada. Estoy seguro que como yo, hoy muchos se lo agradecen, ¿Quién no tiene una anécdota con el Negro Santana?

Como se dice, con su muerte, toda una vida. Si la muerte tiene un color, querido Raúl no me lo imagino luctuoso, sino iluminado por las paletas de todos los pintores que nos hiciste conocer. Gracias.

* Escritor

4-“Dentro de la piel”

Por Oscar Smoje *

Despido al amigo y compañero Raúl Santana. ‘El Negro’, para los amigos.

Poeta, prolífico escritor, traductor, docente, gestor cultural, un laburante todo terreno del arte. Un amigo de sus amigos.

Cuando llegaba de visita a los talleres de la calle Cangallo se demoraba en cada uno de ellos, interesado en la obra y registrando los avances de nuestras producciones.

Un animador incansable de tertulias en los bares de _su_ Buenos Aires: La Paz, el Bárbaro, Florida Garden y La Biela, donde con su voz y don de la palabra compartía con sus afectos.

Hoy, sábado 27 de febrero, en el día de su cumpleaños, veo una foto de una mesa vacía en La Biela y recordé una de las tantas veces que nos encontramos en ese lugar. Allí, eufórico, ‘El Negro’ me lee su reciente prólogo y traducción de “El perro sin plumas” de João Cabral de Melo Neto. A medida que avanzaba, cada palabra y cada línea en su decir emocionado nos hizo llorar hasta la última palabra:

“Aquel río / está en la memoria / como un perro vivo / dentro de una sala./

Como un perro vivo / dentro de un bolsillo. / Como un perro vivo / debajo de las sábanas, / debajo la camisa, / de la piel.”

Lo recordaré siempre en la última mesa, con el sol de la tarde.

* Pintor y dibujante, ex director del Palais de Glace.


Itinerario del poeta y crítico de arte

Raúl Santana nació en Buenos Aires en 1940. Poeta y crítico de arte, en esta doble condición ha colaborado en diversas publicaciones del país y del exterior. Fue colaborador en Pluma y pincel, Pájaro de fuego, La Opinión, Clarín, Confirmado, Tiempo Argentino, Artinf, Página 12, etc.

Asesor de la Dirección General de Asuntos Culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores, en 1991 es designado Director del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, tarea que desempeña hasta 1997, siendo condecorado como “Caballero de la Orden de las Artes y las Letras” distinción otorgada por el Gobierno de Francia. En 2002/ 2003 se desempeña como Director del Palais de Glace, de Buenos Aires y como asesor artístico del Centro Cultural Recoleta de la Ciudad de Buenos Aires, desde 1995 hasta 2014. Integra jurado de concursos artísticos a nivel nacional e internacional, y curador y prologuista de muestras de artistas argentinos.

Ha publicados los libros de poesía Diario de Metáforas (Ed. Noé 1971), Lengua Materna(Ed. Gaglianone 1981) y Mácula (Ed. Nuevohacer 1986); monografías: “Macció“, “Kemble“, “Gorriarena“, “Heredia“, “Marta Peluffo“, “Pablo Suarez“, “Héctor Giuffré“ y “Méndez Casariego“ en el volumen Arte Argentino Contemporáneo (Ed. Ameris, Madrid 1979); ensayos: “Héctor Giuffré: una apertura hacia lo real” (Ed. Gaglianone 1980); “Eduardo Lozano”, “Leopoldo Presas“, “Emilia Gutiérrez”, entre otros.

En 2006 publica Huellas del ojo. Mirada al arte argentino (Ed. Asunto Impreso), obra que compila gran parte de sus escritos como crítico de arte. En 2010 se publica su antología poética Gramática de la fuga (Ed. Miguel Gomez, Málaga).

Codirige con Rogelio Fernández Couto la colección de poesía de Ediciones Activo Puente.

En 2017 Editorial Caterva y Colectivo Periferia publican Escritos sobre arte argentino. 

Murió en Buenos Aires en 2021.