El flujo incesante de migrantes y el comercio a través de la frontera fueron los ejes de la esperada cumbre virtual de este lunes entre el presidente estadounidense, Joe Biden, y su par mexicano, Andrés Manuel López Obrador. Además se refirieron a la pandemia de coronavirus aunque en este punto no hubo acuerdo: pese al pedido expreso de México de acceder a más vacunas contra la covid-19, Estados Unidos se negó a cumplir hasta tanto no inocule a todos sus ciudadanos. Ambos mandatarios también se refirieron al nuevo Tratado de comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Biden aseguró al inicio de la reunión que tratará a México como un "igual" porque ambos países son "más fuertes cuando trabajan juntos".
Sentado entre una bandera estadounidense y una mexicana en el salón Roosevelt de la Casa Blanca, Biden aseguró estar "encantado" de conversar con López Obrador, el segundo líder de otro país con el que se reúne virtualmente desde que llegó al poder en enero, tras su encuentro telemático de la semana pasada con el primer ministro canadiense, Justin Trudeau.
En el encuentro virtual entre ambos mandatarios, Biden reconoció que los dos países "no siempre han sido vecinos perfectos", pero buscará dar vuelta la página. El mandatario demócrata, ferviente católico, recordó que todavía conserva un rosario de la vírgen de Guadalupe que su fallecido hijo Beau Biden usaba. El gesto fue valorado por López Obrador, quien subrayó que se trata de uno de los símbolos de mayor unidad y respeto entre los mexicanos.
"Cómo siempre es un gusto saludar, considero importante mantener buenas relaciones, poder dialogar sobre asuntos bilaterales periódicamente. Ya es sabido, hay voluntad para mantener buenas relaciones", aseguró el presidente de México. "Decía un presidente mexicano que duró poco en el gobierno (por Porfirio Díaz): 'Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos', y ahora puedo decir, Bendito México, tan cerca de Dios y no tan lejos de Estados Unidos", señaló más adelante.
Tal como venía anticipando hace algunos días, López Obrador destacó durante el encuentro la importancia de la mano de obra migrante para la economía de Estados Unidos. El presidente mexicano recordó que durante la Segunda Guerra Mundial ambos países acordaron el "Programa Bracero", mediante el cual trabajadores mexicanos fueron legalmente a Estados Unidos a levantar las cosechas a falta de estadounidenses desplegados entonces en el conflicto bélico.
Estados Unidos y México comparten una frontera porosa de 3.200 kilómetros, con casi 1.900 millones de dólares de intercambio comercial diarios y un gran número de cruces legales de personas. Pero también hay un gran número de cruces de inmigrantes ilegales, cientos de miles de solicitantes de asilo que intentan ingresar a Estados Unidos desde México y grandes cantidades de tráfico ilícito de drogas.
El expresidente estadounidense Donald Trump amenazó con aranceles a los productos de México para obligar a López Obrador a detener el creciente flujo de migrantes, provenientes en su mayoría de Honduras, Guatemala y El Salvador, que empezaron a llegar a Estados Unidos desde 2018 pidiendo refugio, pero su estrategia tuvo un éxito parcial. Bajo presión, López Obrador acordó mantener a los migrantes en México mientras se procesaban sus peticiones de asilo en Estados Unidos.
En el marco de sus esfuerzos para reformar las políticas migratorias, la semana pasada el gobierno de Biden propuso que millones de personas que viven en Estados Unidos sin documentos legales, particularmente los trabajadores agrícolas en su mayoría de origen mexicano, reciban "green cards", que les permitirían quedarse y trabajar legalmente en territorio estadounidense.
En esa línea el secretario de Seguridad Nacional estadounidense, Alejandro Mayorkas, aseguró este lunes que su gobierno "explorará" cómo permitir que las familias de inmigrantes separadas en la frontera bajo el mandato del expresidente Donald Trump se queden a vivir legalmente en Estados Unidos si así lo desean. "Nuestra esperanza es reunir a las familias, ya sea aquí o en su país de origen", afirmó Mayorkas.
Otro tema central del contacto entre ambos dos líderes fue la cooperación para luchar contra la pandemia de covid-19, un asunto de "seguridad nacional para las dos naciones", según la Casa Blanca. México, el tercer país del mundo con mayor cantidad de muertos por coronavirus, se quejó por la falta de acceso adecuado a las vacunas, mientras que Estados Unidos, el país con más víctimas fatales, es un importante productor de dosis.
En ese sentido, López Obrador ya había reconocido en su rueda de prensa matutina que le solicitaría a Biden que permita que las farmacéuticas de Estados Unidos distribuyan la vacuna a México. El mandatario azteca cuestionó que las vacunas que México adquirió de Pfizer y BioNTech se produzcan en una planta en Bélgica porque Estados Unidos le exigió a sus farmacéuticas reservar la producción para los habitantes de su territorio.
Pero la Casa Blanca tiró esa esperanza por la borda. Consultada sobre si Biden estaba considerando compartir con México parte del suministro de vacunas contra la covid-19 de Estados Unidos, la vocera de la Casa Blanca, Jen Psaki, respondió con un "no" rotundo en su rueda de prensa diaria. "El presidente Biden ha dejado claro que está centrado en garantizar que las vacunas sean accesibles para todos los estadounidenses. Ese es nuestro foco", indicó Psaki. "Una vez que hayamos cumplido ese objetivo, estaremos contentos de hablar de pasos más allá", subrayó.