Joseph Stiglitz, José Antonio Ocampo y Jayati Ghosh, con el apoyo de otros economistas como Thomas Piketty, le escribieron una carta abierta a Joe Biden pidiendo remodelar el sistema tributario internacional para garantizar una fiscalidad justa de las multinacionales y eliminar "uno de los aspectos más tóxicos de la globalización: el fraude fiscal y la evasión de las corporaciones multinacionales".
"Una tributación justa de las multinacionales es necesaria para crear el tipo de sociedades a las que aspiramos, y debe ser una parte central de cualquier sistema fiscal progresista destinado a impulsar el crecimiento económico y crear altos estándares de vida para todos. Poner fin a la evasión impositiva de las empresas también es una de las mejores maneras de hacer frente a la creciente desigualdad de riqueza e ingresos".
Los economistas calculan que con las desviaciones de ganancias a paraísos fiscales, las grandes empresas privan a los gobiernos en todo el mundo de por lo menos 240.000 millones de dólares por año en ingresos fiscales: "Este déficit afecta no sólo a Estados Unidos, donde alrededor del 50 por ciento de las ganancias en el exterior generadas por multinacionales norteamericanas se transfiere a paraísos fiscales cada año, sino también al Sur Global, donde las fuentes de ingresos son más limitadas y donde, en consecuencia, la dependencia de la recaudación impositiva corporativa para financiar los servicios públicos es mayor", agregan los economistas.
La propuesta más fuerte en este sentido es la de imponer un impuesto mínimo global: si los países del G20 acordaran imponer un impuesto corporativo mínimo del 25 por ciento sobre el ingreso global de sus empresas multinacionales, más del 90 por ciento de las ganancias mundiales automáticamente estaría gravado con el 25 por ciento o más. "Por supuesto, también es esencial que un impuesto de estas características esté diseñado para asignar potestad tributaria de manera justa entre los países de origen y los países receptores de las empresas", explica la carta.
Los economistas reforzaron que no existe ninguna evidencia de que la tendencia reciente hacia tasas más bajas del impuesto corporativo haya estimulado una inversión y un crecimiento productivos. "Está plenamente en nuestro poder construir un mundo post-pandemia que sea más sustentable, cooperativo y justo, donde las multinacionales paguen los impuestos que deberían pagar", concluyen.