El FIBITA, la flamante sección infantil del FIBA, salió al ruedo con numerosas propuestas para chicos y chicas, y en el montón asoma una especial, y que por eso será la encargada de dar cierre al festival: Mi don imaginario, un musical que invita a recordar a quien fuera uno de los máximos exponentes del género: Hugo Midón.
Será un “tributo a su memoria”, como anticipa el director Pablo Gorlero, en el año en el que precisamente se cumplirán 10 años de la muerte del prolífico y reconocido autor, director y docente. Con libro de Mariano Taccagni, y la actuación de Ana María Cores, Fernando Avalle, Sacha Bercovich, Tatiana Luna, Jorge Maselli, Laura Montini, Flavia Pereda, Julián Pucheta, Nahuel Quimey Villarreal, Belén Ucar y Alejandro Vázquez, la puesta cuenta con el diseño coreográfico de Verónica Pecollo y la dirección musical del infaltable Carlos Gianni, socio creativo de Midón durante décadas.
En la obra habrá canciones de casi todos los espectáculos de la dupla Midón-Gianni. Se podrán escuchar: “Me miro en el espejo”, “Te veo bien”, “El que se va nunca se va”, “Cartelitos” y “No va más”, entre otras. Pero la trama contará una historia nueva pensada para estos tiempos. “La idea de este proyecto tiene que ver con el abrazo, en un momento en el que eso falta, porque las obras de Hugo y Carlos eran muy cariñosas, afectuosas y siempre fueron una caricia constante. Además de eso, había siempre unos ideales muy marcados de libertad, de solidaridad con el otro y de atención hacia el diferente, remarcando que todos somos iguales y que tenemos los mismos derechos. Y me parecía que todo eso tenía que ser la esencia”, cuenta Gorlero.
En escena, Ana María Cores interpreta de forma metafórica a la música que es la encargada de convocar a los payasos Humi (Vázquez) y Carlogi (Maselli), los alter egos de Midón y Gianni, y a otros payasos y payasas que se reunirán para evocar la poética midoneana.
“A mí no me interesaba la idea de hacer un recital, ni una recopilación caprichosa de canciones, pero sí quería hacer un musical que de alguna manera reprodujera la dialéctica que tenían Hugo Midón y Carlos Gianni”, comenta el director, quien asegura que la obra está pensada para chicos desde los 3 años hasta espectadores de más de 90. “Era un desafío tratar de continuar el legado de Hugo y atrapar tanto a los chicos como a los grandes. Igual eso es algo que siempre hice en mis espectáculos para chicos. Tanto en Sr. Imaginación como en Saltimbanquis, y otros, intenté trabajar una doble lectura, para que tanto el adulto como el niño puedan disfrutar de la obra”.
Por el momento, sólo habrá tres funciones, pero el objetivo es continuar. “Tenemos todas las ganas y las intenciones, y ahora esperamos que a un productor generoso le guste la idea y tenga ganas de llevar la obra a su teatro. Ojalá eso ocurra”.
-¿Qué importancia tiene recordar la vida y obra de Hugo Midón?
-La importancia que tiene la memoria. A mí me llena de orgullo lo que me viene pasando en esta faceta artística mía, porque todo me lleva hacia esa palabra. Casi todos los espectáculos que transité, desde Saltimbanquis, pasando por Hair o De eso no se canta, están vinculados con la memoria, que es la vitamina de los pueblos. Y siempre va a ser importante recordar a alguien como Hugo Midón que se fue antes de tiempo y dejó un legado muy importante en el teatro para la familia pero también en lo pedagógico.
-Quienes conocen su obra destacan que puso al teatro infantil a la altura de un teatro pensado para adultos. ¿Coincidís con esa evaluación?
-Sí. Lo que hizo Hugo fue profundizar la idea de teatro para toda la familia. Yo escribí unos libros sobre la historia del teatro musical y cometí el error de no incluir las obras de Midón y Gianni en la cronología de espectáculos que hice, porque consideré que eran para niños. Y después me di cuenta de que me había equivocado, porque en realidad su obra es para toda la familia. Ellos hacían foco en los chicos, y eso es lo más loable de sus trabajos, porque hablarle de libertad a un pibe es maravilloso. Eso no se ve en otro tipo de espectáculos. Pero a partir de su irrupción en la escena eso de hablar solamente de teatro infantil quedó lejos.
-Las obras de Midón y Gianni se siguen representando y convocan a nuevos públicos. ¿Cómo se explica esa vigencia?
-La historia de la sociedad siempre es circular, y lo que creemos que se curó no se curó. Y sus obras abordaban temáticas sociales, y ejemplos de eso son Vivitos y coleando y Narices, ese maravilloso trabajo que hizo cuando recién salíamos de la dictadura, entonces siempre van a estar vigentes. Además, Midón y Gianni tuvieron la audacia de no situar su material en un marco histórico definido, ni tampoco en un país ni en una ciudad. Son obras que viven en su propia burbuja y eso hace que puedan flotar a través del tiempo indefinidamente.
*Mi don imaginario puede verse el 5, 6 y 7 de marzo, a las 20, en el Anfiteatro del Parque Centenario. Las entradas son gratuitas y las reservas se realizan en: buenosaires.gob.ar/fiba/mi-don-imaginario