Unas cien familias del pequeño poblado de Macapillo, perteneciente al municipio de El Quebrachal, marcharon ayer bajo la lluvia hasta las puertas de la intendencia a exigirle a su jefe comunal, Rolando Rojas, una solución inmediata a la falta de agua que sufren desde hace seis meses.
Los pobladores aseguran que hasta aquí nadie les dio una respuesta concreta de lo que está sucediendo, “los de Aguas del Norte nos dicen que el pozo no funciona más y que hay que hacer otro”, dijo Gabriela Juncosa, una de las que se levantó a exigir soluciones. Y agregó que desde el Ente Regulador de Servicios Público (ENRESP), “tampoco hacen nada para que la empresa cumpla”.
Con días que superaron los 45 grados, los habitantes de Macapillo tuvieron que soportar todo el verano sin agua, “algunas veces traían con camiones, pero el intendente se niega a hacerlo”, afirmó Juncosa. Debido a esa problemática, el lunes las autoridades de la escuela informaron que no podrían comenzar las clases, “les habían mandado algo de agua y no se podía ni mirar de lo turbia que estaba, es barro”, aseguró la vecina y añadió que las instalaciones tampoco están aptas.
Esa institución, además de educar a les niñes de la zona, les da el desayuno y el almuerzo a 36 de ellos, “que se quedan sin comer por culpa de la desidia del Estado provincial y municipal”, añadió Juncosa.
La problemática no es exclusiva de esa localidad, ya que tres barrios periféricos de El Quebrachal también están sufriendo la falta de ese servicio esencial. “Ya nos hartamos de hacer notas, escuchar a los que vienen a prometernos que en enero van a hacer un nuevo pozo, después que en febrero, y así nos tienen muriendo de sed”, dijo la vecina.
Sin servicio pero con cobros
Pero la sorpresa más grande se la llevaron cuando llegaron las boletas de un servicio que no reciben, “la semana pasada me llegaron más de $3.000 y me dicen que hay que pagarla porque la red está”, señaló Juncosa. Y sumó que muchos de los habitantes de la zona tienen animales como medio de subsistencia, ella misma se dedica a la cría de caballos, “imaginate que no tenemos agua nosotros y les tengo que estar comprando agua a los caballos”, “nunca en mi vida, a los 56 años, pensé que la iba a pasar tan mal”, agregó.
“Lamentablemente la lluvia nos jorobó para ser muchos reclamando en el municipio”, dijo la vocera. Sin embargo, confesó que el edificio municipal estaba atrincherado con más de 20 policías y personal de infantería resguardando el ingreso, “¿nos tienen miedo?”, se preguntó, a la vez que sostuvo que seguirán con su reclamo todos los días.
“Que me escuche Gustavo Sáenz, que yo lo ayudé en su campaña”, manifestó, y culminó diciendo: “para las elecciones somos todos amigos, pero después se olvidan”.