Fallecieron dos médicos porteños que no habían recibido sus vacunas. María Rosa Fullone, de 56 años, médica del Hospital Fernández murió este jueves y se suma a Carlos Sereday, de 65 años, que trabajaba como jefe de cirugía plástica del Hospital de Quemados y también perdió la vida por covid el sábado pasado. Mientras tanto, el jefe de Endocrinología del Hospital Ricardo Gutiérrez ingresó a la Unidad de Terapia Intensiva. El asunto es que, como son personal de salud, forman parte del grupo prioritario que ya debería haber recibido sus dosis. Desde la cartera sanitaria porteña aseguran que Fullone se negó a vacunarse en primera instancia y luego retomó su turno para el 23 de febrero, pero el 19 ya se había enfermado de covid.
En Ciudad aún resta inocular a buena parte de los médicos y se enciende la polémica, sobre todo, cuando es categórica la reducción de infecciones que implican las vacunas. Según datos preliminares citados por el senador provincial y contador público Martín Barrionuevo, entre los infectados totales de CABA, durante los meses pasados el personal de salud variaba entre el 3% y el 4% y, en el presente, ese número está por debajo del 1%. La buena noticia es que las vacunas funcionan, la mala es que no están siendo aplicadas a la primera línea de acción frente a la pandemia.
“Somos 40 mil trabajadores de Salud que dependen del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, un 20% está dispensado por enfermedades preexistentes y de los 32 mil que restan, solo el 50% no está inmunizado. Los que están en sus casas a resguardo podrían recibir sus dosis para poder volver al trabajo pero ni siquiera eso, tampoco lo hacen. Estas dos nuevas muertes, de los compañeros del Quemado y del Fernández, se produjeron porque no estaban vacunados. Yo me pregunto: ¿cuántos más tienen que morir? Somos los primeros que deberíamos recibir la protección y no está ocurriendo”, señala Héctor Ortiz, secretario general de ATE Hospital Durand, delegado en el Hospital de Niños Pedro Elizalde y dirigente de la agrupación Hospitales de la Ciudad. Luego continúa con el detalle de la situación que experimenta el área. “Recibimos más de 220 mil dosis y somos 40 mil, no sabemos qué está pasando, a dónde van; lo que vemos es que no se terminó de inmunizar a nuestro grupo de riesgo y ya se pasa a la siguiente. Lo que escucho es que van a las prepagas más caras, que están haciendo negocios, habrá que comprobarlo”, advierte. Y luego apunta contra la gestión del ministro de Salud porteño: “Lo que sé es que Quirós no viene de los hospitales públicos, sino de los privados. Es un médico que toda la vida tuvo vínculo con los privados. Pinta los hospitales por afuera y les pone plantitas, pero por dentro se caen a pedazos, tenemos camillas con más de 100 años en el Durand”.
De acuerdo al Monitor Público de Vacunación --como expresa Ortiz-- la Ciudad recibió 221.225 dosis, aplicó 157.800, 122.195 con la primera dosis mientras que 35.605 con las dos. En este sentido, de acuerdo a los datos oficiales, es posible advertir que todavía no aplicó aproximadamente 60 mil; el meollo es conocer qué grupos prioriza y por qué todavía hay miembros del personal de salud que fallecen por la covid. “Estoy muy mal de los nervios, alrededor de 150 personas que componen el personal de salud del Hospital no hemos sido vacunadas. Estamos desesperados con mis compañeros, ya no sabemos qué hacer, la información cambia día a día, vemos llegar los aviones con dosis de Rusia y de China, pero las vacunas no están para nosotros. ¿Dónde están esas vacunas? Yo no estoy afiliada a Swiss Medical, no tengo al Hospital Italiano, el Alemán, ni ninguno de ellos, ¿dónde me vacuno?”, comenta Marta García, administrativa en el Hospital de Quemados desde hace 38 años. García, que compartió institución y conoció Sereday, expresa conmocionada: “Carlos fue una excelente persona, un tipo laburante, tranquilo, muy respetuoso, un gran compañero de trabajo. Estamos todos mal anímicamente, no hubo posibilidades de haberle salvado la vida. Estuvo internado por covid; si hubiera recibido la vacuna ello se habría evitado al igual que la doctora que falleció del Fernández. Nos sentimos muy expuestos, esto es inadmisible. Estamos exponiendo nuestra vida por autoridades irresponsables, el ministro desapareció de los medios”, subraya.
Desde un punto de vista similar lo manifiesta Ortiz: “Estamos muy preocupados, temerosos. Sobre todo por lo que se habla también de la variante brasileña que está haciendo estragos allá y que probablemente tenga circulación comunitaria en el país. Necesitamos vacunarnos de manera urgente, sino tendremos un problema realmente serio”. Después, marca una distinción con la situación en PBA: “En Provincia de Buenos Aires el proceso se ve mucho más serio, ellos terminaron de inocular a todos sus esenciales y nosotros que somos menos todavía vamos por la mitad”. En contraposición a lo que sucede en la Provincia de Buenos Aires, en donde ya los docentes comenzaron a ser inmunizados con las dosis de Sinopharm y empiezan a distribuirse también en mayores de 60 años, en CABA el proceso parece ser más tortuoso. A contramano de VacunatePBA --el sitio dispuesto para el registro de los bonaerenses que manifestaban su intención de inmunizarse-- son usuales las denuncias del colapso de la web dispuesta por el gobierno porteño y la inmunización se vuelve un acto burocrático al que se torna difícil acceder.
Un aspecto a tener en cuenta es que, según deslizan Ortiz y García, miles de dosis que correspondían al sector público están siendo reorientadas a las empresas de medicina prepaga. En diálogo con este diario, Gabriel Battistella, subsecretario de Atención Primaria, Ambulatoria y Comunitaria de CABA, a cargo de la logística y distribución de las vacunas en territorio porteño, brinda una explicación. “Debemos vacunar a 150 mil personas que componen el total del personal de salud, entre públicos y privados. Hasta el momento, entre el componente 1 de Sputnik V y las 33.300 de Sinopharm, recibimos 110 mil dosis e inmunizamos a 80 mil profesionales y nos falta inocular a unos 70 mil”, relata. Y completa: “Con las vacunas chinas y con el nuevo lote de Sputnik buscaremos inmunizar a todo el personal de salud que falta”.
La Ciudad cuenta, por un lado, con 19 hospitales públicos que inmunizan a los miembros de su propio personal, hospitales públicos sin vacunatorio que envían a sus trabajadores a unos de esos 19; y, por el otro, con 20 efectores que pertenecen a la seguridad social, hospitales comunitarios y prepagos con vacunatorio que también inoculan exclusivamente a sus trabajadores. Por último, hay profesionales que no están en los listados de instituciones públicas ni privadas y que, al ser considerados “independientes” reciben sus dosis en River. “Nosotros repartimos las vacunas en forma proporcional en relación a la nómina que tenemos. Al privado le van las dosis en forma proporcional a su población, lo mismo que sucede en el caso de los públicos”.
Por último, consultado por el fallecimiento de los médicos por Covid que no recibieron sus dosis, Battistela opinó: “Es una desgracia lo que ocurrió, nosotros montamos una estructura para vacunar 25 mil personas y solo brindamos 5 mil dosis diarias, es un problema presente en todo el mundo el retraso en la producción de sustancia activa. Cualquier muerte que pudo haberse evitado es más lamentable que otra, un compañero de trabajo, un adulto mayor, quién sea”.