En la reciente gira de su proyecto solista, Santiago Motorizado incluyó entre los covers del repertorio una de sus "canciones favoritas de todos los tiempos". Si bien era una hipérbole, debido a que apareció en 2019, Domingo es uno de los temas que ayuda a comprender por qué Niña Lobo es el mejor artista nuevo de la escena musical uruguaya.
Sin embargo, el quinteto se toma con pinzas el adjetivo, por más que fue distinguido así en la última entrega de los Premios Graffiti (el símil del otro lado del Río de la Plata de los Premios Gardel). "Los medios necesitan ese título", sentencia Camila Bustillo, violera del grupo, en tanto que su compañera Camila Rodríguez, guitarrista y cantante, asegura: "Como eso viene de afuera, nos genera un choque".
En apenas dos años de recorrido, la banda montevideana revolucionó su país. "Las cinco venimos de lugares muy distintos. De manera que la interpretación de la cultura uruguaya no es la misma. Algunas son más yorugas que otras", aclara Rodríguez. "Pero nuestras principales influencias están en el indie argentino."
El sonido de Niña Lobo está tan atravesado por el de artistas como El mató a un policía motorizado o Las Ligas Menores que se suele pensar que se trata de otro grupo del indie platense o del sello Laptra. "Puedo entender que la gente crea que somos argentinas", reconoce la cantante. "Aunque en nuestras redes aparece la bandera uruguaya, por si alguien tiene la duda."
Al mismo tiempo que sirvió de espaldarazo para introducirlas en Argentina, la confusión tocó fondo luego de que invitaran a Santiago Motorizado a cantar en su single Fin de año, lanzado en diciembre. "La conexión surgió a partir de una fecha de El Mató que se iba a hacer en Montevideo, en la que nos tocaba abrirle", explica Rodríguez por Zoom. "Empezamos a tener intercambio por Instagram. Justo estábamos por sacar un single, lo invitamos y quedó copadísimo. Santi es uno de mis referentes más grandes al momento de componer. Obviamente, es un proceso re inconsciente. Con sus canciones aprendí que poco ya es un montón."
El aullido juvenil
Camila va, Camila viene. Bustillo revela cómo hacen para diferenciarse dentro de la banda. "Generalmente funciona así: cuando hablan de Cami, el noventa por ciento de las veces se refieren a Camila Rodríguez. Y si dicen Cami Bu, ésa soy yo." Las tocayas se conocieron a través de un amigo en común. "Nuestra primera charla fue más bien de intercambio musical", recuerda la guitarrista. "No es que éramos un grupo de amigas. Fue un proceso bastante logístico. Después de que nos juntamos las cinco, empezamos a consolidar la identidad de Niña Lobo. Los teclados son bastante parte de ella, al igual que esa cosa muy de tierra y sentida de la batería."
Lo que sí estaba claro desde el principio fue el imaginario estético, conceptual y narrativo. "Eso lo trabajamos de forma consciente", apunta Rodríguez. "Tenemos un personaje, que es una niña lobo. Nos preguntamos qué es lo que la caracteriza, qué hay detrás de ella, qué es lo que busca, qué quiere y dónde se encuentra hoy. En la preparación del segundo EP, Migrar (2019), el propio personaje mostró la línea narrativa."
La aparición de Niña Lobo coincide con el auge de la música urbana en la capital uruguaya, convirtiéndose en la respuesta del rock a esa escena. "Más que la respuesta del rock, somos la respuesta juvenil", despacha Cami Bu. "El trap y el rap colonizaron el mercado, pero eso no representa ningún problema. Los que escuchan a Eli Almic, nos oyen. Y yo también los escucho a ellos."
Pibas al frente
La popularidad de la banda también está contenida por una coyuntura en la que las bandas conformadas completamente por mujeres tienen cada vez más visibilidad y reconocimiento. Para muestra están las HAIM, cuyo tercer álbum, Women in Music Pt. III, rankeó entre los mejores de 2020. "Las vi en vivo el año pasado y me inspiraron un montón", rescata Cami. "Me hicieron cuestionarme compartir una banda con mujeres, porque estaba acostumbrada a tocar con varones. Estamos en vías de un futuro en el que esas preguntas no estén."
Camila Bustillo agrega: "Siempre hubo grupos de chicas, cantautoras e instrumentistas. Pero no se les daba el espacio. Crecimos con pocos modelos a seguir, sobre todo femeninos, y ahora veo que hay un montón de mujeres que crecieron con los mismos ejemplos. Parte de la razón de nuestra existencia es seguir abriendo ese túnel".
Ni femenino ni feminista: Niña Lobo es un grupo que sólo responde al momento en el que le tocó ser protagonista. "Si bien soy mujer, y me caracterizo por cosas femeninas y masculinas, me considero feminista", transmite Rodríguez, quien proviene de un "indie a la uruguaya", al tiempo que el resto de sus colegas incursionaron en el punk y el metal.
"Como nos criamos en esta época, tratamos de deconstruir la dicotomía entre lo femenino y lo masculino", continúa. "Conectamos con las dos cosas, y con lo que hay en el medio. Cuando compongo, entiendo mi feminidad. No es mía, sino heredada. Al principio nos costaba decir las cosas que nos molestaban. Sin embargo, somos más que una banda de mujeres, y expresamos nuestra incomodidad."
De lobas y conejos
A pesar de que la etiqueta que más le pesó al quinteto fue justamente la de "banda de mujeres", Niña Lobo fluye con su música. "Si me hablan de que hacemos tantos estilos, me pongo contenta porque quiere decir que somos versátiles", afirma la violera. Y eso seguramente quedará reflejado en su primer álbum, que se encuentra en proceso de confección.
Su manera de entender la canción es "súper subjetiva y personal", despacha Camila Rodríguez. "En mi caso, es estar abierta a que las emociones e ideas se sientan. La inspiración parece abstracta e intangible, pero el proceso de creación es muy intelectual. Cuando escribo canciones, tengo el pop metido porque lo escuché desde muy chica."
Si Juan Wauters lo hizo en Estados Unidos y Los Bitchos en Inglaterra, Niña Lobo confía en que pueden ser emisarias del indie uruguayo desde Montevideo. "Yo la re veo", se esperanza Bustillo. "Llegó el momento en el que hay artistas hispanohablantes que están calando en el mundo anglosajón. Bad Bunny es uno de ellos. Lo tengo en mi top cinco de Spotify, y no me puedo traicionar."