Ninguna pelea del siglo 20 fue tan grande como esta. Ninguna dio tanto que hablar ni generó tanta expectativa. El lunes 8 de marzo de 1971, hace 50 años exactos, los cuatro puntos cardinales del mundo concentraron sus miradas en el legendario ring del Madison Square Garden de Nueva York: allí donde el campeón Joe Frazier y el desafiante Muhammad Alí habrían de pelear por el título mundial de los pesados. Los dos estaban invictos y Frazier era el campeón integral desde un año antes: el 16 de febrero de 1970 sobre el ring del Madison Square Garden de Nueva York había ejecutado en 4 rounds a Jimmy Ellis. Alí trataba de recuperar la corona que era suya y que en 1967 le habían birlado por haberse negado a combatir en la guerra de Vietnam. Frazier era la potencia y el ataque desbordante. Alí, el genio y el arte del boxeo. Y en la contraposición de los estilos, sólo por esta vez, lo primero prevaleció sobre lo segundo: al cabo de 15 rounds de tensión extrema, Frazier retuvo la corona y le infligió a Alí, la primera de las cinco derrotas de su carrera, tras haberlo derribado en el último asalto con un portentoso cross de izquierda.

Dos empresarios ajenos al boxeo, Jack Kent Cooke y Jerry Perenchio, aportaron los dos y millones y medio de dólares de bolsa que Frazier y Alí cobraron por detener el pulso del planeta. Cooke era un canadiense que entre otras tantas inversiones deportivas, en 1965 había adquirirdo la franquicia de Los Angeles Lakers y en 1967, había construído el mítico Forum de Inglewood en Los Angeles. Y Perenchio era un audaz productor de televisión con intereses en la cadena latina Univisión. Luego de que el 7 de diciembre de 1970, Alí noqueara el 15ª round a Ringo Bonavena en el Madison, los dos decidieron asociarse para hacer posible lo imposible: pagar la pelea del siglo. Con los contratos firmados y el dinero depositado en las cuentas de ambos colosos, reservaron fecha: el 8 de marzo de 1971. Y ya no se habló de otra cosa.


Fue una verdadera locura lo que que pasó esa noche en el estadio de la octava avenida y 32 en pleno corazón de Nueva York. El acontecimiento social acaso trascendió la excitación de la pelea misma. Nadie se quiso quedar afuera, todos quisieron estar. Decenas de limousines y autos de altísima gama estacionados en los alrededores. Actores, actrices, productores y directores de Hollywood, escritores, ejecutivos de grandes corporaciones, celebridades de la política y el espectáculo se codeaban tratando de llegar a sus butacas del ring side. Estaba la familia Kennedy, los astronautas de las misiones Apolo que dos años antes habían clavado la bandera de los Estados Unidos en la Luna, los capomafias de las cuatro familias que dominaban la ciudad. Y hasta Frank Sinatra, que no pudo conseguir su localidad y llegó hasta el borde del ring con una credencial de fotógrafo de la famosa revista Life. "Todo el que era alguien estaba allí y si no estabas allí, era porque no eras nadie" comentó años después Gene Kilroy, uno de los asesores financieros de Alí, quien agregó: "Cinco minutos antes del pelea, sentía cosquillas en lugares de mi cuerpo donde no creía que podía sentirlas". Cuando las dos moles treparon al ring, más de 20 mil personas en el estadio y millones y millones en todo el mundo sintieron que los latidos de sus corazones se les escapaban del pecho.

A la hora de la pelea, "Smoking Joe" Frazier salió echando humo de su fosas nasales. Y aunque era más bajo y corto que Alí, igual se lo llevó por delante. Haciendo cintura y pasando por debajo del tremendo jab de izquierda de su rival, Frazier logró achicar distancias, friccionar el trámite y hundir terribles ganchos a los planos bajos de Alí ya sin la velocidad de otros tiempos. Había algunas ventajas para Frazier cuando el combate llegó a sus tres minutos finales. La caída final y la pesada recuperación de Alí terminaron por certificarlas. El árbitro Arthur Mercante, también con derecho a voto, ajustó su fallo: 8 rounds para Frazier y 7 para Alí. Los otros jurados fueron algo más generosos: Artie Aidala dio 9 a 6 y Bill Recht 11 a 4, todos para Frazier quien retuvo sus coronas de todos los pesos hasta que el 22 de febrero de 1973, George Foreman, lo noqueó en dos vueltas en Kingston (Jamaica). Un año más tarde, en Kinshasa (Zaire), Alí arrasó a Foreman en 8 asaltos y recién ahí pudo volver a ser campeón del mundo.

Frazier y Alí se enfrentaron dos veces más. El 28 de enero de 1974 y otra vez en el Madison de Nueva York, Alí tomó revancha en 12 vueltas en combate fuera del título. Y el 1 de octubre en Manila, la capital de Filipinas, volvió a ganar por abandono en el comienzo del 15ª round en la que fue, acaso, la pelea más dramática de todos los tiempos, "lo más parecido a la muerte", según él. Pero la gran rivalidad comenzó hace 50 años en aquella noche neoyorquina de drama y glamour, más grande que el boxeo mismo.