La temporada 2017 de Buenos Aires Lírica (BAL) continuará con una obra en que lo teatral se entrelazará con la música: Egmont y la obertura escrita por Beethoven y Sueño de un noche de verano, con la música incidental escrita por Mendelssohn, formarán parte de un espectáculo del que participarán también actores (domingo 4, jueves 8 y sábado 10 de junio en el Teatro Avenida). El 12, 19 y 26 de ese mes y 3, 10 y 17 de julio se representará, en el Teatro Picadero, La scala di seta de Gioacchino Rossini, en la versión completa con los recitativos originales en italiano y sobretitulado en castellano. En agosto subirá a escena La bohème de Giacomo Puccini, en el Avenida, y el Picadero será nuevamente el escenario elegido en octubre para Ba–Ta–Clan, una de las operetas fundantes del género, escrita por Jacques Offenbach en 1855. “Esto empieza, como cada vez que uno quiere hacer algo mejor, con una frustración”, cuenta Frank Marmorek, fundador y presidente de BAL. “Yo era abonado del Colón, y el Colón andaba muy mal en ese momento.  Nada sucedía ni en el momento ni de la manera en que estaba anunciado. Todo lo que se conseguía eran cancelaciones. Para renovar un abono había que estar todo el día. No era un mecanismo amigable. Yo viajaba y veía cómo funcionaba la ópera y la música en otras partes y era fácil. Y divertido. Uno compraba su entrada y se trataba de un programa gratificante. Acá era una lucha. Buenos Aires Lírica fue, en gran parte, una respuesta. La posibilidad de pensar en hacer ópera desde una estructura pequeña, a medida, y cercana a la gente”. El lema de la asociación parece decirlo todo: “Para que la ópera no sea cosa del pasado”.