En el jardín de infantes Ramón Carrillo, del barrio de Soldati, hay preocupación porque en apenas diez días tuvieron siete casos de coronavirus. Cinco de las contagiadas son maestras --una está internada con neumonía-- y dos son niños. “El lunes otras dos docentes empezaron a tener síntomas, y esta mañana otros dos alumnos llegaron a la escuela con diarrea y vómitos”, denunció a PáginaI12 María José Gutiérrez, secretaria de Nivel Inicial de la Unión de Trabajadores de la Educación. El alto número de contagios genera temor en la comunidad educativa, que está pidiendo el cierre preventivo del jardín, y muestra que los protocolos de cuidado en las escuelas de la Ciudad de Buenos Aires deberían ajustarse. Para el gremio que agrupa a los maestros de la educación pública, el Gobierno porteño actúa de manera laxa ante la aparición de infectados en las aulas, lo que puede llevar a contagios intrainstitucionales. Un relevamiento del sindicato muestra que en poco más de dos semanas de clases, hubo casos en 160 de las 800 escuelas estatales que existen en CABA.
“Nuestro relevamiento es parcial, porque lo hacemos con los casos que reportan los delegados y docentes afiliados a UTE, es decir que conocemos los casos que nos comunican nuestros compañeros, pero pueden quedar casos sin reportar. Estimamos que en las dos primeras semanas de clases presenciales hubo unos 300 contagiados en las escuelas. El que cuenta con los datos totales es el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Le estamos pidiendo por eso que los haga públicos, para que los docentes y las familias podamos tener una dimensión real de lo que va pasando epidemiológicamente en las escuelas, para poder actuar con efectividad frente al virus”, señaló la titular del gremio, Angélica Graciano.
La referente explicó que el Consejo Federal de Educación --donde participan los ministros de educación de todo el país-- dispuso que cuando hay tres o más casos de contagios en una escuela en un período de 14 días debe hacerse una evaluación epidemiológica, para saber si hay transmisión intrainstitucional. Sin embargo, hasta ahora UTE ve poca voluntad en la ministra Soledad Acuña de cumplir con esta disposición.
En el caso del jardín de infantes Ramón Carrillo, el pedido es que la escuela sea cerrada preventivamente por unos días. “Es un jardín de infantes muy grande, con 65 maestras y más de 500 chicos. La ventilación es buena, pero los docentes nos dicen que no hay suficientes auxiliares para hacer la desinfección: los auxiliares no dan abasto. En las aulas hay hasta 30 alumnos, separados en dos burbujas. Como se trata del nivel inicial, además de los docentes a cargo de cada burbuja hay docentes celadores, que comparten varios grupos. Esto es un elemento a tener en cuenta para la circulación del virus, en un nivel que por la edad de los chicos, de dos a cinco años, es imposible no tener un contacto estrecho. Hablamos de salas con nenes a los que tenemos que cambiarle el pañal, darle la mamadera, acunarlo, en las que es imposible mantener el protocolo”, detalló Gutiérrez.
Por esta razón el seguimiento de los contagios debería ser especialmente estrecho y la intervención temprana. Sin embargo, la secretaria de Nivel Inicial de UTE asegura que en el jardín Ramón Carrillo “no tuvimos respuesta de las autoridades, ni las tiene tampoco el equipo de conducción, porque cuando llaman a sus superiores para pedir instrucciones les dicen que aíslen a las burbujas donde las maestras dieron positivo y sigan adelante. Se impone una política de clases presenciales todos los días, todos los niños, a cualquier costo”.
Pablo Francisco es secretario de Condiciones y Medioambiente de Trabajo (Cymat) del gremio docente y quien está a cargo del relevamientos de casos. “Estamos viendo que gran cantidad de los casos reportados se dan en el nivel inicial, porque en las salas con niños desde 45 días hasta 3 años es imposible evitar el contacto directo. Además, en los procesos de adaptación los padres y madres entran a la sala”, planteó. Agregó que la situación que se genera con los docentes celadores del nivel inicial es la misma que ocurre en la primaria con los docentes curriculares, como los música y educación física, que también rotan de grupo en grupo. Ya hay un riesgo en que se hayan hecho burbujas de 30 chicos en un aula, por más que estén divididos en dos grupos de 15, y a eso tenemos que sumarle el riesgo de los docentes curriculares que llegan a trabajar hasta con 38 grupos”.
Los referentes de UTE tenían previsto hacer este martes una reunión en el jardín de infantes para analizar la situación. Por otra parte, en el último encuentro que mantuvieron con las autoridades porteñas, la semana pasada, dejaron formalmente el pedido de que el Gobierno haga públicos los datos sobre contagios en el sistema educativo y mantenga esta información abierta y actualizada.