Recurro a los medios de comunicación preocupada y desesperada por la situación de mi padre, Salvador Nardone, de 91 años, ciudadano de Rosario. Escucho y leo que se terminó de vacunar a todos los mayores de 90 años pero doy fe de que eso no es así: anotamos a mi padre el 22 de febrero por la página web, seguimos todos los pasos indicados y esperamos el turno. 

Cuando empezamos a leer que habían terminado de vacunar a las personas mayores de 90, llamé al 0800 555 6549, el número establecido por la provincia de Santa Fe para consultas por coronavirus, y me dijeron que tenía que seguir esperando.

Hace pocos días me enteré de que fue vacunada una persona conocida, de 85 años. Mi padre, que está pronto a cumplir los 92, tiene cardiopatías que lo convierten en una persona con más riesgo aun que el establecido por su edad.

Consultar en los medios de comunicación es la única alternativa que encontramos ante la respuesta oficial: espere. Mientras tanto, mi padre pregunta a diario si llegará a vivir para recibir la vacuna.

Desde que se anunció el inicio de la campaña de vacunación, nos ilusionamos con contar con esta protección ante el coronavirus. Y nos preocupa la demora. Creemos que se trata de un error, pero también llegamos a pensar que ha habido algún tipo de selección. 

Nos dicen que no vayamos a la Rural si no tenemos el turno otorgado, pero pasan los días y no llega esa ansiada comunicación. 

Lo único que pedimos es que mi padre sea vacunado, como corresponde por su edad. HIcimos todo lo que nos dijeron que debíamos hacer para lograrlo. 

Alida Elena Nardone