Los pobladores de la localidad de El Sauzal, ubicada al límite con Bolivia, deben padecer el cierre del único paso de entrada y salida del pueblo. Debido a las constantes lluvias que ocurrieron en los últimos días en el departamento San Martín, el camino se vio afectado y debió cerrarse nuevamente, ocasionando que los pobladores queden aislados.
Además, con el ciclo escolar en marcha, los docentes que trabajan en la escuela primaria N° 4225 "Soberanía Argentina", intentan ingresar al pueblo por el inestable camino poniendo en peligro su salud física. Mientras que los adolescentes que cursan el secundario en el centro de Salvador Mazza, deben pagar pasos ilegales para llegar a su destino.
Gabriela Maizares, representante de la comunidad El Sauzal, contó ante Salta/12 el desagrado y la bronca por tener que volver a vivir la situación que se repite cada vez que llueve en el lugar. "A pesar de que lo hacemos conocer por todos los medios que tenemos, la realidad es que no arreglan el camino", expresó. El Sauzal se encuentra a 8 kilómetros de la ciudad de Salvador Mazza, al norte de Salta, y está integrada por alrededor de 70 familias.
Debido al temporal de lluvia que se vivió hasta este último fin de semana, el camino que lleva al pueblo se vio terriblemente afectado. Fueron los propios docentes, quienes filmaron que es imposible avanzar hacia la escuela. En el registro se vio como intentan subir la pendiente con sus motos, pero el desmoronamiento del camino más el barro producido por el agua, provoca que los mismos vehículos patinen en el ya inexistente camino.
El regreso a la presencialidad hizo que sean 6 los docentes que deban llegar a la escuela primaria de El Sauzal para dictar las clases a 70 alumnos. Mientras que son 20, los estudiantes secundarios que tienen que salir del pueblo para asistir al colegio ubicado en el centro de Salvador Mazza. La peor parte se la llevan los secundarios ya que al no contar con movilidad propia, deben buscar caminos alternativos que terminan siendo ilegales.
"Como ahora está totalmente cortado, los estudiantes se ven obligados a tener que cruzar por Bolivia y los únicos caminos que lo permiten son los pasos ilegales", relató Maizares. Afirmó que quienes están al frente de ese negocio ilegal cobran entre $100 y $200 cada paso, llegando a pagar por día casi $400, A ello se suma que a las 18 les dan cierre a la posibilidad. Por eso, uno de los pedidos de la comunidad es que se habilite el uso del establecimiento primario como secundario por la tarde.
La referente de la comunidad, le reiteró nuevamente a la gestión de Rubén Méndez, que habilite los caminos para que "los chicos puedan pasar y los maestros llegar". Aseguró que le pidieron las máquinas a la intendencia, pero desde allí les afirmaron que no están en condiciones. Sin embargo, la mujer indicó que la maquinaria es usada para habilitar otros caminos ilegales. Este medio intentó comunicarse con las autoridades ejecutivas pero no obtuvo respuesta.
"No se están atendiendo las necesidades del pueblo y da bronca si es verdad que están abriendo paso por otros espacios", reclamó. Tras varios cortes de ruta, movilizaciones y distintas manifestaciones, la mujer consideró que realmente a Méndez no le interesa la salud y la educación en la localidad. "Estamos en total abandono", reclamó.
Maizares también cuestionó que el regreso a las aulas en la localidad no contó con alguna preparación ya que hace días que están sin electricidad en la escuela y tomando agua de lluvia. Hace casi tres semanas, el camino ya se había desbarrancado y esto hizo dificil que varias familias, se vean impedidas de ir en la búsqueda de módulos focalizados para los adultos mayores de la localidad.
Precisamente a inicios de diciembre del 2020, los habitantes de la localidad fueron reprimidos con balas de goma por la Policía de Salta tras reclamar los servicios de agua potable, electricidad, caminos y la regularización de las tierras. Maizales recordó que sólo se pedía "que se mantenga el territorio conectado". Incluso en uno de los reclamos, fueron ellos mismos quienes con sus palas y herramientas, arreglaron el camino para poder transitar y abastecerse de víveres durante la pandemia.