Unos "beautiful loseres" (hermosos perdedores), apenas adolescentes, deciden en 2001 robar un auto en Catamarca para ir a enfrentar a Menem. Es el argumento del filme de Paula Martel, sobre la novela inédita del escritor y periodista Agustín Fontenla.
Una edad de quiebre, la adolescencia, un año de quiebre, 2001, el filme explora desde este punto de partida, las preguntas que los jóvenes nacidos en democracia aún no pueden responderse. Así lo expresa su directora: “Soy hija de la primavera democrática, nací en el 83. Mi generación viene de atravesar épocas muy convulsionadas donde se dañó el tejido social. Somos sobrevivientes, sí”, afirma Martel en conversación con Catamarca/12.
El proyecto acaba de ser seleccionado por el INCAA para llevar adelante su desarrollo. La joven cineasta, quien estudió producción en la Escuela de Cine Independiente del INCAA, con este road-movie encara su primer largometraje.
-La película encara la política desde un territorio específico, ¿por qué Menen y por qué Belén?
-La idea del film está inspirada en la novela inédita "El plan Anillaco" de Agustín Fontenla, donde se narraba el viaje de venganza de un joven catamarqueño junto a sus amigos por las rutas de Catamarca. Si bien nací en Buenos Aires, me crie en Belén en el seno de una familia donde sólo se hablaba de política. Mi generación viene de atravesar épocas muy convulsionadas donde se dañó el tejido social. La película toma por escenario la crisis de diciembre de 2001 y lo hace desde la periferia: este territorio me conmueve y me interpela. Todo mi imaginario está aquí. Recuerdo que garabateaba sobre Menem en mi diario íntimo y poder referenciarlo en este film cuando aún no tengo todas las respuestas y las reflexiones "cerradas" tras su muerte, significa para mí una especie de revancha poética, sobre todo cuando en toda nuestra cinematografía ninguna película que se refiere a él tan explícitamente.
-Los hechos son ficcionales, pero por lo que cuentas hay un vínculo con tu propia historia.
-Sí, el argumento es puramente ficción pero puede entenderse como una ucronía. Estoy trabajando en una interrelación cada vez más sincera entre el universo que propone la película con el presente latinoamericano, las crisis socioeconómicas, los cuestionamientos a nuestros políticos y sus liderazgos. El estar reescribiendo y preproduciendo en mi pueblo es una tarea afectiva y también antropológica con sus paisajes y el particular folklore catamarqueño: desde Juan Chelemín hasta la poesía y la irreverencia de Luis Franco, el Pueblo Diaguita sublevado y mis personajes adolescentes... Estos "beautiful loseres" (hermosos perdedores) coexisten conmigo y ojalá que también con el público que será espectador del film”.
-Los actores son adolescentes de Belén, ¿cómo está siendo la experiencia y el vínculo con el territorio?
-Esta es mi ópera prima y el proyecto venía avanzando en laboratorios y talleres de desarrollo de proyecto donde pude intercambiar ideas con artistas de Iberoamérica que hoy son mis colegas y amigos. Pero recién hace un año tuve la audacia de volver a Belén para producir el casting con el fin de seleccionar al elenco que protagonice la película. La tarea sonaba delirante, acaso fantasiosa. Pero de ese encuentro surgieron los actores y las actrices que componen el elenco principal y secundario. Adolescentes y jóvenes que sin experiencia en el cine en estos meses de pandemia fueron entrenados y contenidos a través de encuentros de Meet. Fue un proceso educativo y transformador. Hoy estamos todos reunidos en Belén, ensayamos, leemos el guión, hacemos el scouting juntos. La película va a ser muy física y vincular, ante todo nuestra experiencia ya lo es.
-¿Crees que el cine argentino necesita ser más federal?
-Creo que el desafío del cine argentino actual está en llegar a más audiencia dentro de nuestro propio territorio. En ser verdaderamente federal. Tenemos que poder asumir narrativas más disruptivas, creativas. Creo que a veces la producción local peca de ínfulas antipopulares. No comparto los actos onanistas y mezquinos de la burguesía artística porteña que a su vez desalientan a quienes recién comienzan en esta vocación. En cambio aspiro a ser local, federal y universal al mismo tiempo. A formar parte de una transformación profunda y afectiva en mi provincia, en un contexto, donde además mujeres y disidencias estamos perdiendo el miedo a abrirnos camino en la realización cinematográfica, cubriendo roles de todo tipo. Mi desafío en particular es concretar una película de género desde el género.
El proyecto de largometraje “Primero tomamos Anillaco” cuenta con dirección de Paula Martel, guión de Martel y José Villafañe, a partir de una inspiración libre de la novela inédita “El Plan Anillaco”, de Agustín Fontenla. En la producción está el realizador catamarqueño Julio Carrizo.