De visita en la provincia para inaugurar un parque fotovoltaico, el ministro de Economía de la Nación, Martín Guzmán, ofreció una charla en el Aula Magna de la Universidad Nacional de Catamarca (UNCA). Bajo la consigna “Tranquilizar la economía”, hizo un recorrido de la historia económica de las últimas cinco décadas y marcó que este equilibro es “la misión más importante del gobierno”.

Ante estudiantes y público en general, Guzmán contó que felicitó al gobernador Raúl Jalil por no endeudarse en dólares, y dejó definiciones sobre la economía nacional, describió la volatilidad de su rumbo, y propuso, como antídoto, una economía tranquila, con una tendencia que pueda atender a las necesidades de la población.

En la charla que se brindó el lunes último, el ministro hizo un análisis desde la década del 70, y trazó las tendencias económicas del país, mostrando hacia donde fue el producto bruto por habitante de la Argentina, y qué desafíos se deberían encarar como sociedad para cambiar el rumbo de la economía.

“La economía de nuestro país sigue un patrón de cambios sustanciales en su rumbo, alcanza niveles que parecen converger con economías avanzadas, y vuelve a caer como en el default del 2001”, explicó.

“Hoy parece que nuevamente vamos hacia niveles de ingresos de las economías avanzadas, aunque con la pandemia hay una caída mayor y la economía se vuelve a estancar. Este patrón es prácticamente único en el mundo”, aseguró. El economista explicó: “En Argentina tenemos volatilidad del rumbo o tendencia, en otros países las economías pueden tener períodos de estabilidad o inestabilidad, o bien nunca despegar, pero las tendencias están definidas y los ciclos económicos fluctúan alrededor de una tendencia. En Argentina no pasa eso”.

Guzmán analizó las condiciones políticas que marcaron el rumbo económico del país, y la necesidad de generar confianza: “Si pensamos en el ambiente de las decisiones económicas de nuestro país, vemos que alienta el cortoplacismo. Cada caída de tendencia ha generado desconfianza de los mercados y otros países, además de los problemas que nos generaron internamente, como inflación, deudas impagables o la imposibilidad de planificación. Justamente, lo contrario de una economía tranquila”.

La charla abordó el esquema federal que el gobierno nacional ha decidido imprimirle a la economía del país: “Hablar de economía tranquila es poder establecer una tendencia, pero no cualquier tendencia, sino una que pueda atender a las necesidades de la población. Necesitamos transitar hacia una economía tranquila que satisfaga un conjunto de objetivos: capaz de generar trabajo en todos los segmentos de la estructura socio demográfica, que nuestra estructura productiva sea capaz de agregar valor y sea más dinámica ante la imposibilidad de redistribución”.

“Necesitamos tener habilidad macroeconómica y que el país no se quede sin divisas para sostener la estabilidad interna, que el proceso de tranquilizar la economía se dé en un marco de igualdad en todo el territorio nacional, que haya desarrollo con equidad federal, de otra manera no hay forma de resolver los problemas de la macroeconomía argentina; respetar nuestra soberanía y además, que esto sea sostenible; esto es que estas variables puedan ser aceptadas en el mundo”, afirmó. En este caso mencionó a la actividad y producción ambiental: “Una actividad no sostenible es castigada en el mundo con impuestos, por ejemplo”.

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Guzmán describió el estado de situación. “Hoy tenemos volatilidad macroeconómica, alta exclusión social y una tasa de pobreza de alrededor del 40% que suma inflación". Pero inmediatamente agregó: "Estamos en el camino de resolver estos problemas pero para eso tenemos que conocer las causas que nos han llevado a sostener esto por décadas, para poder abordarlas”.

Para Guzmán, estas causas tienen dos bloques: uno refiere a las condiciones macroeconómicas, y otro, a una cuestión política sobre como se construye la identidad económica como nación y como el Estado construye un conjunto de comportamientos con el sector privado, que fortalecen a la sociedad; “los procesos de la economía tienen que ver con como se desarrolló el poder en distintos momentos de nuestra historia y sus implicancias”, aseguró.

“La economía que queremos”

“¿Qué país tenemos que construir para tener la economía que queremos tener?”, interrogó Guzmán. Consideró que hay un conjunto de condiciones macroeconómicas que pueden hacer entender el esquema de la política macroeconómica que hoy el gobierno nacional lleva a cabo.

Como primer pilar macroeconómico para afianzar la economía del país mencionó la dinámica de las exportaciones con un crecimiento consistente con el del mercado interno. “Cuando la economía crece, crecen las exportaciones. No significa que las economías deben ser impulsadas por el crecimiento de las exportaciones, sino que el crecimiento de las exportaciones es necesario para que el crecimiento de la economía no se estrangule”, dijo. En este orden consideró importante potenciar el desarrollo de todos los sectores, la agroindustria, economía del conocimiento, energía y la industria. En relación con la minería, mencionó especialmente la articulación lograda con los sectores privados.

Como segundo pilar de la estrategia para el crecimiento, habló de la sostenibilidad fiscal, y mencionó el déficit fiscal de gran parte de la historia argentina: “Cada vez que hay déficit fiscal o nos endeudamos o emitimos”, dijo. “Una deuda solo es sostenible si el país genera posibilidad de pago”, explicó. Se detuvo una vez más en los procesos políticos, y sostuvo que “nuestros procesos de endeudamiento han terminado con crisis de deudas, y no hemos construido una moneda robusta”.

“Hay una idea errónea de que hablar de sostenibilidad fiscal es un concepto de derecha, sin, embargo es erróneo. Quienes consideramos que el Estado juega un rol muy importante en resolver cuestiones que el mercado por sí solo no resuelve para el desarrollo económico, como invertir en la ciencia, por ejemplo, creemos que el Estado tiene que ser fuerte. Tener una moneda robusta y tener crédito. Un Estado que genera más moneda de la que puede absorber sin generar estabilidad económica es un Estado débil”, aseguró. “El único período en el que hubo superávit fiscal fue el de 2003 – 2008 con Néstor Kirchner a la cabeza y nuestro actual presidente Alberto Fernández como jefe de Gabinete”, recordó.

Mencionó además a la sostenibilidad de la deuda como otra de las condiciones que hoy el gobierno considera clave en la economía estratégica del país. En relación con esto contó: “Felicité al gobernador Raúl Jalil y a Catamarca por no haberse endeudado en dólares y tener las cuentas en orden. Este fue uno de nuestros puntos importantes a nivel país y definimos una estrategia para ello”.

Entre las estrategias para lograr la sostenibilidad de la deuda, mencionó un conjunto de objetivos: “el primero fue dejar la deuda en un punto que no asfixie el crecimiento económico, hacerlo además de una manera que ayude al desarrollo de capitales de Argentina, porque hacía falta más elementos de financiamiento y ahorro, y sentar reglas de juego para que esto nunca más vuelva a ocurrir”, aseguró. “Así le pedimos al Congreso que le permita al Ejecutivo contar con reservas con un periodo de tiempo para poder hacer un proceso ordenado, sobre la base de un acuerdo, no llevar al default. Este proceso de reestructuración no solo se dio con leyes pertinentes, sino con apoyo internacional de miembros del G20, premios nobel, el Fondo Monetario incluso. Se creó consenso, un sentido común sobre lo que Argentina necesitaba".