Un cometa que pasará cerca de la Tierra a fines de año podría ser tan brillante que los expertos creen que se podrá apreciar a simple vista. Se trata del cometa C/2021A1, al que de modo coloquial se bautizó Leonardo, no por Da Vinci, sino por su descubridor, Gregory J. Leonard.
Leonardo fue detectado por primera vez en el Observatorio Mount Lemmon, ubicado en Arizona, el pasado 3 de enero. En ese momento, tenía una luz débil, de magnitud 19, esto es, 160 mil veces más tenue que las estrellas menos luminosas que se pueden ver sin telescopio. Leonard lo detectó cuando estaba a cinco unidades astronómicas del sol, cerca de Júpiter. Una unidad astronómica es de 149,565 millones de kilómetros y marca la distancia media entre la Tierra y el Sol.
No obstante, se calcula que Leonardo pasará en diciembre de este año a 34,9 millones de kilómetros de la Tierra, con lo cual será fácilmente visible. Leonardo viaja en una curva elíptica aplanada muy larga que hace que su mayor distancia respecto del Sol sea de hasta 3500 unidades astronómicas: 523 mil millones de kilómetros.
Los cometas están formados por gases congelados que se calientan a medida que se aproximan a las estrellas. Al subir la temperatura, se expanden y el viento solar (formado por partículas subatómicas que se irradian desde el Sol) expulsa ese material hacia la cola del cometa. Claro que no todos son visibles fácilmente. De hecho, se puede apreciar bien uno o dos cometas cada diez o quince años.
Cuando Leonard avistó el cometa, la distancia respecto del Sol hacía que comenzara la sublimación del metanol y el agua que lo componen. Esto quiere decir que dejó de estar congelado para pasar a un estado gaseoso. A mayor distancia del Sol, el frío hace que las partículas no se muevan. El avistamiento del cometa coincidió con el momento en que dejó de estar congelado después de miles de años.
La órbita de Leonardo invita a pensar que se lo podrá ver con sólo alzar la vista. El cometa viaja en una órbita cerrada y pudo haber pasado cerca del Sol hace unos 70 mil años. Esto significa que puede tener su superficie cubierta con material muy volátil, como nitrógeno, monóxido de carbono o dióxido de carbono. Los hielos se vaporizan lejos del Sol, lo cual genera un mayor brillo en el cometa, brillo que se atenúa al acercarse.
La fecha clave es el 12 de diciembre. Ese día, Leonardo pasará a 34,9 millones de kilómetros de la Tierra. El 3 de enero de 2022 su órbita lo llevará a estar a 92 millones de kilómetros del Sol. Podría alcanzar un brillo de cuarta magnitud, lo cual permitiría verlo sin ayuda de telescopio. Aunque habrá que estar alerta, porque los astrónomos sostienen que los cometas recién descubiertos pueden ser impredecibles.