“No es un escenario más, es un espacio que nos lleva a la emoción, a la memoria y a la resistencia”, enfatiza Lili Isaguirre, cantante del Grupo La Tranquera (GLT), en alusión al Museo Histórico Nacional del Cabildo. Durante tres temporadas, este grupo de música popular latinoamericana realizó un ciclo de conciertos gratuitos todos los miércoles de septiembre, octubre y noviembre en este edificio emblemático de la Revolución de Mayo. “Y si ahora pensamos en la pandemia, también nos lleva a un futuro esperanzador. Porque si no tuviéramos esperanza en el futuro ya no tendríamos más nada que decir ni que hacer”, refuerza Isaguirre. En diciembre, se reencontraron con el grupo en este espacio tan “querido y respetado” para grabar un concierto que será transmitido este domingo (14 de marzo) a las 19 a través de su canal de YouTube, con acceso libre y gratuito.
El espectáculo se denomina Atardecer en el Cabildo y propone un recorrido por sus tres discos editados --Canta conmigo (2001), Zamba para Bs. As. (2004) y Grito de chacarera (2007)-- y nuevas canciones que surgieron el año pasado en plena cuarentena, en las peñas virtuales que realizaban los viernes. “Nos gusta mucho apelar a un repertorio que sea testimonial, que se comprometa con la realidad. Por ejemplo, tenemos obras de José Martí, Raúl Carnota, Peteco Carabajal, Damián Sánchez y Víctor Heredia”, adelanta. “Nos mueve todo este concierto. Teníamos mucha necesidad de tocar. Éramos como niños que estábamos felices en una fiesta de cumpleaños”, recuerda la vocalista sobre la grabación del material audiovisual y el reencuentro presencial con sus compañeros.
El grupo se completa con Kochy Guchea (guitarra y dirección musical), Hernán Prado (bajo), Ignacio Piana (batería), Leandro Leone (guitarra) y Miguel Figueroa (percusión). “Creemos que la verdadera promoción cultural es que la gente acceda por derecho propio a un espectáculo, porque el arte es alimento del alma y nos mantiene un poco a salvo”, destaca Isaguirre sobre el streaming. En el repertorio, confluyen zambas, tonadas, chacareras, cuecas cuyanas y chamarritas, con un abordaje eléctrico y en clave rock. “Respetamos todas las estructuras rítmicas de los géneros folklóricos y también nos atrevemos a una cumbia colombiana y a un valsecito cubano”, dice la vocalista, hija de un cantor de tangos, sobre la “mixtura” del grupo. “Hacemos una vidala recopilada por Leda Valladares que en un momento se convierte en un blues rabioso”, ejemplifica.
-¿Les interesa decir “algo más” en las canciones, tomar posición sobre el acontecer político y social, no?
-Sí. Respetamos a los colegas que consideran que la música tiene que servir para acompañar o para distender, pero nosotros desde el escenario brindamos una propuesta musical en la que está claramente definido en qué lugar estamos parados. Hacemos, por ejemplo, un tema que se llama “Escondido del trabajo”, en contexto de la crisis social de 2001, que habla de la necesidad de recobrar la dignidad y el trabajo. También hicimos la “Zamba para Bs. As.” y ahí decimos que somos “mezcla de rock y tango, de chacarera y malambo”; y hablamos de nuestro lugar en el mundo. Nuestro repertorio está especialmente elegido, como “Hay que seguir andando”, sobre el asesinato del obispo Enrique Angelelli.
Una de las canciones más representativas del GLT es la que le dedicaron a la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, “Estrella que deja Estela”. ”Siempre teníamos pendiente escribir un tema que tuviera que ver con la lucha de las Abuelas. Teníamos una melodía, un bosquejo de una canción sobre una abuela que se reencuentra con su hijo desaparecido o su nieto recuperado. Y estaba la música, un aire de chacarera, pero nos faltaba terminarla”, cuenta Isaguirre. “Y el día que apareció Ignacio Guido Montoya Carlotto, el nieto de Estela, le terminamos de dar forma a la letra. El reencuentro nos dio el golpe de gracia para finalizar la canción”, recuerda.
La canción recobró fuerza y sentido en estos días, después de la repudiada instalación de bolsas mortuorias en la marcha opositora 27F, frente a la Casa Rosada. En un cartel figuraba el nombre de la titular de Abuelas. “Me provocó sentimientos encontrados. Primero, no dejan de asombrarme y segundo, me da mucha impotencia. Una bronca que se transforma automáticamente en dolor y pasividad. ¿Cómo se atreven a objetarla?”, se pregunta. “Por otro lado, buscan que nosotros reaccionemos. Y nuestra reacción debe ser: ‘Las cartas están echadas, miren quién es quién’. Creo que la sabiduría del pueblo termina floreciendo a pesar de las mentiras, las infamias y las instalaciones mediáticas”.