… un ángel del nivel superior hará llover irrealidad sobre quien vuelto de la muerte lograse flotar

yo, águila empollando seres que reptan, montón de plumas desprovisto de ave…

El representante designado por los ángeles para dejar sentada su posición ante el Tribunal del Sentido Común tomó la palabra: “… y con mucha más frecuencia que la deseada se nos ha comparado a sirenas deformadas por mareas ajenas a nuestra enorme piedad, seres propios de los mares del vidrio, anfibios en opio, becerros con cara de hombre y pezuñas de alacrán, híbridos de siete alas tal que moscas enfervorizadas por el celo que les despierta la miel… A nadie pueden caerle bien semejantes descripciones, y no es redundancia decirlo ahora y las veces que se necesite. Daniel, sos uno de los pasajes más nefastos dentro del Antiguo Testamento. Cito de memoria, perdón por eventuales omisiones o cambios de adjetivos: “… Sus brazos y pies, de resplandeciente metal, llenaban de mácula lo que tocasen o pisasen; y los ojos, capaces de extraerle el ánima a las cosas inertes, eran más dañinos que el fuego mordiéndole al heno su bondad…”. Y Swedenborg, incapaz de soportar la graduación alcohólica de la niebla en el brindis apocalíptico, menudo favor nos hizo repitiendo esa cantilena de que nuestra escritura fluye con las ondas que se producen sobre la superficie de un lago cuando un niño lanza piedras a sus aguas. Milton, condenado a mundos que siguen creyendo en la anunciación, es harina de otro costal, un opúsculo en la constitución de la democracia de occidente, el último poeta nacido en la edad de la miseria...

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Caer gestó al más radical de los ángeles, diácono de las divergencias, ministrador de recelos y antinomias. Alma yunque precipitándose desde la altura al fondo de la eternidad. Ser hermoso propelido por vahos avainillados. Su sombra, tan cristalina, opaca el destellar de los reflejos vanos.

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La aurora, el día que el planeta entre en definitiva convulsión, llegará a los humanos a través de una jauría de querubines insatisfechos y desaforados. Luz de Pompeya tres minutos antes de ser sepultada. Furia oscura del inmaculado blanco.

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El libro de la vida, esculpido por plumas seráficas sobre pulpa de cielo, omitirá sus nombres. Mejor aceptarlo pronto, se sufre menos.

pd

Ángeles y predicadores, Buffone, Cachimba, García A. & Homs con texto de sala de Echagüe, un producto ciento por ciento libre de seres menores.

Local 15, Pasaje Pan, cabrito inquieto que le ronda a las cuencas de un rosario, morada terrena de ángeles cuya cercanía a la verdad es proporcionalmente inversa a los colores con que Dios les provee pigmentos para manifestar sus pudicias más repulsas…

@dr.homs