Juan Antonio Pizzi y los suyos venían de conseguir cierto desahogo con el triunfo de la fecha pasada sobre Rosario Central luego del catastrófico 0-5 ante River, pero eso no significó que ante Platense la Academia iba a soltarse el pelo. Fue un 2-0 "mentiroso" el de este sábado ante un elenco local que mereció mejor suerte.
A Racing le costó mucho llegar al área rival, producto del miedo que le tiene a arriesgar. Parece ciertamente prohibido para los jugadores intentar alguna individualidad, todo es pase por abajo y seguro, generalmente para atrás.
Para potenciar este estilo de juego, Miranda, Alcaraz (el más atrevido de la visita) y Moreno se juntaban en mitad de cancha. Todo pasaba por ellos y, en consecuencia, lejos del arco de De Olivera. Copetti, la gran aparición de los últimos partidos, se fajaba con los centrales en vano y veía de lejos cómo paseaba la pelota por la defensa y el medio.
Mientras tanto, cuando la tenía Platense, Curuchet era capaz de dejar a varios en el camino y sacudir el travesaño con un bombazo notable. "Golazo" gritó un espectador del sector Prensa (y otras yerbas), ganándose la reprobación de los presentes por cantar antes lo que finalmente no fue.
Quizá la mayor virtud del local fue la conciencia sobre sus limitaciones. Nada de locuras, orden defensivo y aprovechar al máximo cada contra para agarrar mal parado al rival. Racing, en cambio, si tenía una contra, quien la comandase se frenará a la espera de sus compañeros. Todo lo hacía lento y prolijo el equipo de Pizzi, que tiene bien aprendido el capítulo de la posesión, pero todavía no arrancó con lo de pasar más allá de los tres cuartos de cancha.
Recién con los ingresos de los paraguayos Rojas y Melgarejo, los dos jugadores de mayor jerarquía del plantel, Racing se animó a más. Y el destino le sonrió a los 73 minutos, con centro del primero y definición a colocar y casi sin esfuerzo de Melgarejo, que volvió a pararse de extremo derecho, su mejor versión, y no de lateral. Sobre el cierre, consiguió el segundo gol luego de una contra definida por el juvenil Iván Maggi.
Comenos inventos y mucha, quizá demasiada, sobriedad, Racing va sumando puntos luego de un inicio de terror.