En la zona norte de la ciudad de Salta, entre las avenidas Reyes Católicos, Sanson e YPF, se encuentra emplazado un gran predio, actualmente en estado de abandono, que conserva recuerdos de un pasado pujante: Estación Chachapoyas. Historias que se mezclan y anhelos de un futuro de prosperidad.
Vecina al barrio Mosconi y colindante con la parte norte de Tres Cerritos se encuentra la ex estación. En sus años de auge, cumplía un rol de suma importancia en el abastecimiento de combustibles que llegaban desde los pozos del norte de la provincia.
Si bien en un primer momento funcionó como destilería, ésta fue trasladada a Campo Durán, y la estación pasó a ser exclusivamente lugar de almacenamiento y distribución.
También conocida como Apeadero Chachapoyas o simplemente Km 1129 del ramal C13, desarrollaba una vital tarea en el traslado de combustibles. Aún existen vías que marcan el ingreso y egreso de los vagones que llegaban con cargamentos que luego eran reorganizados hacia diferentes destinos. Inclusive, desde Chachapoyas salían formaciones con gas butano hacia Chile.
Omar Caballero trabajó durante 33 años en YPF: 28, en exploraciones viajando por toda la provincia y los últimos 5, en oficinas de Buenos Aires y Salta Capital. Aún conserva el recuerdo de la Estación y su funcionamiento. “En Chachapoyas venían los camiones de las estaciones de servicio y se llevaban la nafta. Inclusive había un laboratorio muy importante. Recuerdo que había un químico que se encargaba de hacer la alconafta”.
Omar vive en lo que se conoce como el barrio SUPE (Sindicato Unidos Petroleros del Estado). Allí, a través del Banco Hipotecario, se construyeron 45 casas para trabajadores de YPF y el fue uno de los primeros vecinos. “El jefe de la estación, un técnico y un químico de Chachapoyas, también vivían acá en el barrio”.
Con el estado actual de abandono, son pocos los vecinos que recuerdan el pasado de aquellas instalaciones. Los más curiosos sacan conclusiones al ver las vías que dibujan una perfecta linea recta norte-sur entre pastizales e ingresan al terreno baldío.
Silvio Tolaba es uno de los memoriosos que vive en el barrio desde hace 30 años. Llegó en 1991 para quedarse definitivamente a vivir en las inmediaciones de la estación.
“Mi primo vivía en la esquina de Chachapoyas. Por eso vine acá. Por mucho tiempo eran 15 familias las que vivían, que fueron las que comenzaron con el barrio (…) hasta principios de los 70 era así”.
Aquel tren que ingresaba a la estación no solo era de carga, sino que también transportaba pasajeros que iban combinando los diferentes ramales que llegaban como racimos desde distintos puntos de la provincia, e inclusive desde Jujuy. “Yo soy de El Carmen, Jujuy, y me tomaba el tren para venir a ver a mi primo, así conocí el barrio (…) Nosotros preferíamos viajar en el tren, porque era mas económico pero también porque en cada estación íbamos comprando las cosas que la gente vendía. Era hermoso”, cuenta Tolaba.
El ypefiano Omar Caballero relata una anécdota que muestra a las claras lo que se vivía en los días de esplendor de la Estación: “La gente que trabajaba en Chachapoyas había organizado rifas. Tenían un club deportivo a la entrada. Hicieron una rifa de un auto 0 km para hacer una pileta de natación (…) Inclusive yo vendí un talonario de la rifa a los changos con los que estábamos trabajando en Palmar Largo, en el límite de Salta con Formosa, a la orilla del Pilcomayo. (...) y un compañero mío se sacó el auto, ¡justo se lo vendí yo!”.
El después
Silvio Tolaba tiene el recuerdo latente de la estación cuando comenzó a ser descuidada y luego saqueada. “Se llevaron todo, y quedó todo descuidado. También quedaron piletones con agua que se junta, hay cualquier cosa ahí dentro”. Fue presidente durante cuatro años del barrio y logró conseguir algunas mejoras, sin embargo, el abandono de la estación genera un descuido generalizado que no han podido revertir.
En medio de aquel desmembramiento de bienes materiales, Omar relata una historia épica: “En Chachapoyas había un busto de bronce del General Mosconi. Cuando han desmantelado la estación ese busto fue a parar a la Municipalidad, a Obras Públicas, y un jubilado lo vio que estaba tirado en un rincón y nos contó. Con la gente del barrio SUPE hicimos los trámites y lo trajimos. Lo pusimos a Mosconi en el centro de la plaza”.
Como redención y rescate de un símbolo de la historia petrolera, el busto de Mosconi que custodiaba la Estación Chachapoyas hoy se levanta, gracias al trabajo colectivo, en la plaza 13 de Diciembre, fundada por esa misma comisión vecinal que eligió el nombre en conmemoración del día del petrolero. “También hicimos una torre petrolera en la plaza”. Todo un verdadero homenaje en plena ciudad de Salta.
Desde el barrio, Silvio reflexiona con un dejo de melancolía: “Sería muy importante, algo muy positivo que el tren pueda volver a funcionar”, una manera quizás de poder revitalizar los gratos recuerdos de la espera bien temprano en la mañana del tren que lo llevara a su El Carmen natal.
“Cuando paso por la Estación me da una tristeza bárbara. A muchos nos pasaba lo mismo. Yo entré a los 18 años, YPF ha sido mi vida”, relata Caballero con voz entrecortada.
Una extraña mezcla de sensaciones recorre las calles del barrio Mosconi al ver la ruinosa entrada de la Estación y los arrumbados fierros, rieles y vagones que allí descansan sin cuidado. El anhelo de un tiempo pasado, la certeza de la destrucción del patrimonio, los sueños truncos y la memoria como guardiana de la historia.
Ahí queda Estación Chachapoyas, un pedazo de historia contada a través de relatos de quienes la vivieron y latieron a su compás.