A unos días de comenzar el rodaje de su nuevo trabajo, el realizador rosarino Emilio López se embarca también en un registro que no es habitual en su cine. Formado en la Universidad Nacional de La Plata, integrante del colectivo AREA Rosario (Asociación de Realizadores Experimentales Audiovisuales), López alterna sus trabajos entre el digital y el Súper 8. Cortometrajes suyos han participado en festivales nacionales e internacionales. Ahora, con En la piel del familiar abordará el problema de los agrotóxicos y desde el género del terror.

El proyecto fue seleccionado por el foro de discusión Talents Buenos Aires, que organiza de manera anual la Universidad del Cine en colaboración con el Festival de Cine de Berlín, el Goethe-Institut Buenos Aires y el BAFICI. Y el objetivo del realizador está en lograr el estreno en el Festival de Cine Fantástico de Sitges. “En cuanto a la temática de los agrotóxicos, he visto producciones argentinas relacionadas fundamentalmente con el formato documental. De hecho, uno de los actores, Cristian Andrade, fue quien realizó Santa soja”, comenta Emilio López a Rosario/12.

En la piel del familiar encuentra su raíz en una investigación previa, que liga el género elegido y la temática con una raíz histórica, de corte mítico. Según López, “es una historia íntima, familiar, y transcurre en un pueblo. Son dos hermanos que visitan a su madre para convencerla de que abandone el pueblo. Las fumigaciones al campo enferman a la mujer, pero ella no quiere dejar su hogar. El incómodo reencuentro de la familia en la atmósfera tóxica los termina por convertir en monstruos que huyen hacia el bosque. La idea surgió al realizar varias investigaciones sobre el género del terror. Si bien yo no era de mirar estas películas, me encontré con algunas situaciones que se relacionaban con el género. Al filmar movilizaciones, la gente daba su punto de vista sobre el contexto haciendo performances, armando construcciones, y la misma obra de arte que producían ya daba terror. Me fui acercando al género desde ese punto de vista”.

Escena del film El Familiar, que López usa como referencia.

Entre las referencias que lo influyeron, López refiere “textos como los de Margarita Cuéllar Barona, que hace un abordaje del género con cierta postura feminista, los de Linda Williams y Barbara Creed, que me acercaron a una visión más crítica sobre lo que es la producción del género, más aun teniendo en cuenta que la mirada es muy sensible en contextos de crisis. La forma de representar también alude a cuestiones que tienen que ver con la coyuntura de los países y su cultura. De un libro de Román Gubern sobre los diferentes monstruos en el cine de terror, uno de los que me pareció más interesante es el hombre lobo. Quise buscar hombres lobos nacionales y me encontré con el mito de ‘el familiar’, un perro diabólico que se comía a los peones de los ingenios azucareros del noroeste argentino, durante la primera revolución industrial. Detrás del mito, la realidad era la de un sicario contratado por el dueño de los ingenios, con el fin de desaparecer y eliminar a aquellos peones que movilizaban a los demás por mejores condiciones de trabajo”.

“El personaje del familiar –explica López– se fue revisando históricamente. Hay películas que abordan el tema, como Nazareno Cruz y el lobo de Leonardo Favio, y El familiar de Octavio Getino. Durante la última dictadura y las desapariciones, en el noroeste no se decía ‘algo habrán hecho’ sino que se lo había llevado ‘el familiar’. Traté de transponer el personaje al litoral santafesino, a los campos de soja y la problemática ambiental, a través de una historia que es también la que ocurre en varios espacios de la Argentina, donde se planta soja transgénica. Me encontré con la obra de Pablo Piovano, con el registro y documento de aquellas personas que han tenido problemas oncológicos respecto al uso excesivo de agrotóxicos, cercanos a los lugares donde viven. Traté de unir las historias que hablan de la coyuntura y de la historia argentina con nuestros mitos regionales, para visibilizar estas problemáticas, que vemos cada vez con un mayor agravio”.

Para la realización, el director conformó un equipo que reúne a técnicos formados en la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (dependiente del Incaa), la Universidad Nacional de La Plata y la Escuela Provincial de Cine y Televisión de Rosario. Los intérpretes son Marta Aguirre, Cristian Andrade y Pedro López. A los que se suman Maité Gorostordoy en Dirección de Fotografía, Pedro Belluomini en cámara, Victoria Pellegri en Dirección de Arte, Clara Suárez en Vestuario, Stephany Piedrahita en Montaje, Carmen Lavintman en Sonido, y Facundo Gambini en Música.

Desde su cuenta en Instagram (@en.la.piel.del.familiar) se podrá seguir la evolución de la película junto con toda la información relacionada para posibles apoyos y financiamiento. En la piel del familiar cuenta con el apoyo de los vecinos y vecinas autoconvocados de Asamblea La 18 contra los agrotóxicos. “Mi idea es buscar financiamiento y apoyo por parte de quienes estén interesados. Estamos hablando con agrupaciones que integran estas problemáticas ambientales, y el sueño es poder estrenarlo en el Festival de Sitges. Sería un lograzo”, concluye.