Producción: Javier Lewkowicz

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El rol de la educación técnica

Por Aldo Lo Russo (*)

El sistema de educación técnica cuenta con más de un siglo de desarrollo en Argentina. Desde las primeras escuelas, los centros de oficios, las universidades populares, la Comisión Nacional de Aprendizaje y Orientación Profesional (CNAOP), la Universidad Obrera Nacional (UON) y el Consejo Nacional de Enseñanza Técnica (CONET), hasta la actual Ley de Educación Técnico Profesional (26.058), que otorga nuevas funciones al Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET), esta área del sistema educativo tiene la mirada puesta en el mundo de la producción y el trabajo.

El devenir histórico de estas instituciones siempre estuvo íntimamente relacionado con la orientación productiva del país. Las primeras escuelas surgieron bajo la consigna de Carlos Pellegrini: “Sin industria no hay nación”. Y, desde ese momento, las instituciones y su matrícula crecen o decrecen en relación con el predominio de un modelo productivo por sobre uno financiero.

En la actualidad, ante el desafío que se plantea para la reconstrucción argentina luego de cuatro años de un modelo marcadamente financiero y para superar los efectos que produce la pandemia en la economía, se hace necesario poner en marcha todos los mecanismos que posibiliten una pronta recuperación del tejido social a través del trabajo y la producción. Para eso, cada día se hace más necesario construir un diálogo entre las demandas del sistema productivo y la oferta actual de nuestro sistema educativo.

La formación de los cuadros especializados en la operación de los distintos dispositivos tecnológicos, los procesos de organización industrial y los múltiples desafíos que nos plantean las nuevas tecnologías hacen necesaria una redefinición más veloz de los diseños curriculares, que al mismo tiempo deben mantener la calidad y la unidad que indica la ley. También se hace necesario incursionar en nuevas perspectivas en el modelo de la formación profesional, hoy muy dedicado a la necesaria formación en los oficios básicos que ayudan a colaborar en el sostén de las economías familiares, incorporando alternativas formativas con la mirada puesta en los nuevos desafíos tecnológicos.

A ello se suma la necesaria e imprescindible incorporación de la perspectiva de género en la educación técnico profesional, que sigue siendo una asignatura pendiente vinculada con una problemática histórica. Si bien hay una creciente toma de conciencia y numerosas acciones tendientes a disminuir las desigualdades, todavía queda mucho camino por recorrer y hay que hacerlo sin más demoras ni justificaciones.

De cara al futuro, otro desafío del presente tiene que ver con la implementación de un modelo industrial sostenible, que armonice el crecimiento económico con la inclusión social y el cuidado del ambiente. Es esencial promover un desarrollo que no ponga en riesgo las necesidades productivas, sociales y ambientales de las generaciones que vienen.

También es necesario dejar en el pasado la visión sesgada de que la industria es esencial y mayoritariamente privada. El desarrollo industrial estatal y cooperativo no puede ni debe quedar en segundo plano, como tampoco contraponerse al de un sector privado dinámico y competitivo. La articulación entre estos tres actores fundamentales ya no debería ser una expresión de deseos o una frase diluida en medio de un discurso, sino una realidad efectiva.

(*) Director de Educación, Trabajo y Producción del Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET).

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Desafíos de la Argentina post-pandemia

Por Graciela Clotilde Riquelme (**)

La Argentina post pandemia, con una mayor dualización, polarización, segmentación y exclusión social, debe enfrentar una incipiente y necesaria recuperación productiva que motorice etapas futuras de crecimiento. Estos son desafíos para la educación y formación para el trabajo que entrañan situaciones paradojales.

La contradicción o paradoja es que las mayores urgencias críticas coinciden con los límites o restricciones presupuestarias, dado el estancamiento de la producción y la baja en las recaudaciones impositivas. Otra paradoja es la segregación educativa creciente por la co-existencia de serios problemas de exclusión y bajo nivel educativo junto a grupos de excelencia con educación superior y universitaria, que está asociada al problema crónico de la pugna distributiva por el uso de los recursos presupuestarios para distintos grupos sociales.

La tercera paradoja ronda al tema propuesto, pensar la educación y formación para el trabajo en la perspectiva del fututo del trabajo: qué significa hablar del trabajo del futuro o del futuro del trabajo en un país en crisis económica y en el que aumentaron las situaciones crónicas de desventaja relativa de los grupos de trabajadores de acuerdo a sus características etarias, educativas y de género.

La educación y formación de trabajadores debe responder a esas múltiples demandas sociales y productivas para la atención del derecho a la educación, que responden a (i) demandas de grupos sociales, (ii) demandas derivadas de campos de conocimientos que permiten estructuras de contenidos significativos y aquellos derivados de las (iii) demandas de la realidad social y productiva y (iv) demandas científico y tecnológicas.

El perfil educativo de los ocupados muestra sectores de producción de bienes y servicios, financieros y la docencia con mayor nivel que los de la construcción, y los trabajadores precarios y de empleo no formales, donde entre 40 por ciento y dos tercios de esa población no completó la secundaria: ello sin duda marca una deuda social y necesidades de recuperación educativa básica para futuros aprendizajes ocupacionales y tecnológicos.

El INET ha encarado un relevamiento y el estudio sobre el modo y estilo de las articulaciones entre la educación técnico-profesional con las demandas productivas según localización territorial. Eso posibilitó una exploración de las vinculaciones y relaciones entre la educación y la formación para el trabajo con la realidad social y productiva a través de los casos seleccionados. Este tipo de relevamiento y análisis, permite contextualizar a las instituciones de educación técnico profesional, dar cuenta de los distintos actores con los que podrían relacionar y recuperar experiencias de vinculación, con los sectores productivos, las instancias municipales y con otros organismos provinciales y nacionales. El estudio del INET desarrolló un sitio web y un mapa que recupera estas demandas geo-referenciadas en una biblioteca digital de uso y consultas para fortalecer a las distintas instancias nacionales y provinciales a través de los documentos y experiencias recuperados por el estudio.

Los sectores de educación, trabajo, desarrollo social y seguridad social han desarrollado distintos programas y acciones que impactaron en la demanda de educación, sea a través de ofertas flexibles de cursada o como contraprestaciones o condicionalidades de las transferencias de ingresos. La racionalidad en el uso de los recursos públicos requerirá de acuerdos para superar la superposición de objetivos y recursos de la política educativa, de empleo y de desarrollo social.

La presión de las demandas sociales por una expansión de la atención educativa y una progresiva mejora en la apropiación del conocimiento requieren de nuevas formas de ingeniería social educativa que compense los limitados fondos disponibles con propuestas y diseños flexibles para superar la deuda social educativa con vastos sectores de la población. A modo de reflexiones finales cabe pensar en lo que vendrá, como ideas para la política y la intervención social.

(**) Investigadora Principal CONICET (retirada ad honorem) Directora del Programa Educación, Economía y Trabajo-IICE-Facultad de Filosofía y Letras. UBA https://educacion-economia-trabajo-peet.org/