En Donde no hago pie (Lumen), Belén López Peiró aborda el laberinto legal que deben atravesar las víctimas de violencia sexual. Una denuncia que tarda demasiado en ser llevada a juicio. Pero finalmente llega, después de un año sin noticias. Entonces comienza para la protagonista una auténtica crónica judicial, que incluye la dificultad para encontrar representación legal, entender las lógicas burocráticas de la Justicia, tejer redes de apoyo para afrontar la causa contra su tío –un poderoso comisario– y juntar coraje para reabrir un expediente que conduce al pasado familiar. López Peiró revisa los contornos difusos de los recuerdos, ensaya respuestas al agobio de audiencias humillantes e indaga en los laberintos de los juicios por jurado. El trabajo profundiza el proyecto literario de Por qué volvías cada verano y, según Gabriela Cabezón Cámara, “revoluciona la no ficción en sus formas y temas”.