“El genocidio no terminó el día que terminó la dictadura, sino que continúa en el entramado social con consecuencias que sufrimos hasta ahora.” De eso está y estuvo seguro siempre Luis Zarranz. Lo que se le ocurrió pensar, en plena pandemia, son los desafíos que esas consecuencias que persisten le imprimen a la realidad de hoy, a la dirigencia de hoy, a la intelectualidad de hoy, a la sociedad de hoy. Pero no quiso hacerlo solo, así que convocó a un puñado de referentes de la lucha de los derechos humanos, intelectuales, académicos, investigadores, dirigentes políticos y sociales y les propuso realizar aportes a esa reflexión que se convirtió en un libro coral con un mensaje esperanzador: “No nos han vencido”.
“No nos han vencido”, tal el título del flamante trabajo compilatorio de Zarranz, periodista, licenciado en Comunicación (Universidad Nacional de San Martín) y magíster en Comunicación y Derechos Humanos (Universidad Nacional de La Plata), es un libro que vio la luz a principios de esta semana, pero que nació a mediados del año pasado. “Una noche de pandemia, de insomnio, caí en la cuenta de que muy probablemente el 24 de marzo siguiente, éste que llega ya, tampoco podríamos estar en las calles. Entonces me di cuenta de que se cumplirían 45 años. ¡Y no podríamos marchar!. Algo había que hacer, con algo quería contribuir al proceso colectivo de memoria, verdad y justicia”, contó a este diario Zarranz, para contextualizar el modo y los por qué de sus ganas de ésta, su primera compilación.
Entonces, dijo el periodista y comunicador, listó las personas cuya reflexión sobre los efectos de la última dictadura cívico, militar y eclesiástica le gustaría leer. “Reflexiones en términos políticos, reflexiones en movimiento, no meros análisis --remarcó--, de personas que no fueran meros especialistas, sino que también le pongan el cuerpo a la realidad, a la lucha.” Dio con 18 nombres y activó el pedido: “que dieran pistas para pensar la época, que piensen y reflexiones acerca de qué manera este período de democracia más extenso que vivió el país jamás nos desafía y cómo poder pelear contra los efectos del genocidio que aún hoy enfrentamos”, postuló.
Así, la titular de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, hace hincapié en que las consecuencias del genocidio “no fueron ni son personales”; el ex juez de la Corte Suprema Eugenio Zaffaroni y la ex procuradora General Alejandra Gils Carbó ponen el ojo en el Poder Judicial y en cómo su comportamiento sigue siendo similar al que tuvo durante la dictadura; mientras que la titular de la Agencia federal de Inteligencia, Cristina Caamaño desgrana las claves del Nuevo Acuerdo Democrático que permite desterrar “para siempre” las prácticas heredadas de la Doctrina de Seguridad Nacional.
Los economistas Sergio Chouza y Andrés Asiain desgranan los efectos del golpe en clave económica mientras que el ministro de Desarrollo de la Comunidad Bonaerense y dirigente de La Cámpora, Andrés Larroque, lo hace en clave político y social. Los periodistas Víctor Hugo Morales y Ari Lijalad insisten en la complicidad de los medios de comunicación, y de Clarín esencialmente, con aquel terrorismo de estado y su compromiso actual con el poder fáctico. Daniel Catalano, Iván Wrobel, Dora Barrancos, Socia Alesso, Alejandro Kaufman, Marcelo Figueras, Lucía Protos y Emanuel Rodríguez completan el coro de análisis.
--Muchas de las cosas que son planteadas en las posturas que componen “No nos han vencido” ¿no se han dicho ya? ¿qué falta?
--No está todo dicho, falta hacer hincapié en que los efectos de la dictadura nunca terminan, algo que el periodista y abogado dedicado a causas de lesa humanidad Pablo Llonto dice en el epílogo del libro cuando plantea que la dictadura no estará culminada cuando se termine de juzgar el último de los perpetradores del genocidio. Dice que estará culminada cuando todes vivamos en igualdad de condiciones y oportunidades.
“No hay dudas de que no nos han vencido, pero a no olvidar que aún estamos en la tarea de vencerlos. Para siempre”, cierra su planteo Llonto. Y con ello, la compilación.
Al ser consultado si el resultado del trabajo resultó esperanzador, optimista, el compilador asintió. “Primero porque quienes participaron han formado parte del proceso de memoria, verdad y justicia y, en ese marco, rescatan los logros que esa lucha ha conseguido. Y eso es algo importante: en la urgencia no logramos dimensionar lo construido, con las Madres a la cabeza, su lucha histórica”, enumeró. Y en segundo lugar, porque esa lucha, indicó, “logró la construcción de un proceso que no tiene marcha atrás, a la que todos los días se le aporta algo, pero ya no se le puede quitar nada”, culminó.
--A 45 años del golpe de Estado genocida, ¿cuál es el principal desafío que esta sociedad tiene?
--Que nadie pase hambre. Es una deuda de la democracia. El libro no contribuye en ese sentido, pero intenta ser un aporte a pensar en las problemáticas y los desafíos. La democracia es una construcción de todos los días que no está ganada, que implica una tarea de consolidación en tanto gobierno de las mayorías.