Desde Barcelona

UNO Por estos días --hace doce meses-- arrancaba el Año de la Marmota y el uso frecuente de términos tipo "confinamiento", "cepa", "mascarilla", "distancia de seguridad", "gel hidroalcohólico", "fases", "desescalada". Y el sentirse extra prescindible en film de ciencia-ficción Clase B en la que se proponían extrañas costumbres de lo alien como la de saludarse con el codo en el que se tosía y estornudaba como si esto fuese algo muy gracioso. Un idus sin vueltas de un marzo después, un recaído Rodríguez se dice sin temor a desdecirse que la situación no ha cambiado demasiado, salvo que se han incorporado al léxico viral los nombres y eficacia de una variedad de vacunas prometidas e incumplidas a perseguir como cromos difíciles para álbum de figuritas y que han convertido (a todo aquel que se dedicaba a la filatelia/numismática, toqueteo de desplegables de revistas porno, aeromodelismo y autoficción) en virtuales pero no virtuosos virólogos amateurs y (des)honorarios. Vacunas de las cuales ninguna sirve para neutralizar la estupidez humana.

Y así vuelven a presentarse y representarse pegadizos (porque pegan duro) hits del '20. Hacer un recuento de flamantes remixes de lo ya oldie no tiene demasiado sentido salvo precisar que vuelve a (des)entonarse el verbo Salvar. De nuevo: salvar el 8M, salvar Semana Santa y salvar el verano (porque se sabe que el único producto import/export con el que cuenta España es esa fiesta a la que le canta Serrat, y que ya va mucho mucho tiempo de rayado último verso: eso de final y crepuscular "bajando la cuesta..." sin antes extático "Gloria a Dios en las alturas...").

DOS Y salvar, también, a la monarquía de Felipe VI. Cepa que no es la de su campechano y ahora asultanado padre "regularizando" hazañas financieras (pero por encima de todo héroe de la Transición y del cuarentón 23F) ni la de sus hermanas expulsadas de la corte y vacunándose en emirato mientras visitan al emérito. Lo que hay que salvar es a la monarquía "moderna" suya y la de la futura reina y ahora princesa Leonor a quien (otra polémica) se despachará a educarse en Gales sin pensar, piensa Rodríguez, en que las palabras Princesa y Gales no suelen ir y acabar bien juntas (y, ah, en medio de una pandemia, los Windsor Blues en California diciendo que se sentían "atrapados" por la vida de la realeza; y Rodríguez se pregunta si preferirían sentirse atrapados por la vida de la clase media cada vez más cerca del cuarto, por no hablar de la vida de la clase baja). Dios los salve de caer en ello mientras los súbditos recaen.

TRES Y esa parece ser la tendencia vigente: más recaída que caída libre cortesía de la cada vez más grave Ley de Gravedad con recap como de serie poco seria. Recae empleo en España. Recae tasa de natalidad en un país cada vez más envejecido y, por lo tanto, con un sistema de jubilaciones próximo al colapso multi-orgánico. Recae Barça. Recae respeto por un cada vez más transfigurado Miguel Bosé. Recae impulso separatista catalán (los independentistas iban a convertir Cataluña en la Dinamarca del sur pero sólo lo consiguieron en lo que hace a que hay algo podrido; sin que esto signifique que se pueda formar gobierno mientras la cúpula en el "exilio" pierde inmunidad y rebaño). Recae sede y tomada Casa Usher del Partido Popular (y de sus ruinas emerge un Aznar ya no Darth Vader sino Darth Sidious mientras la ultraderecha de Vox sube). Recae estabilidad por el zancadilleo entre los "socios de gobierno" Sánchez & Iglesias (quien automítico se autoeyecta del gobierno para luchar contra la ultraderecha como candidato de Podemos en las próximas y súbitas elecciones en la capital). Recae (aún más) Ciudadanos. Recae sensación de seguridad en una Barcelona cada vez más turbada y masturbada por consignas dignas de Revolución for Dummies. Recae Madrid que arde con hordas de franceses en fuga de la reprimida París y con ganas de fête. Recae índice de posibilidades de que las diferentes autonomías del Reino alguna vez se pongan de acuerdo en algo ("España, país que no sabe ser federal, es el que reparte más juego...Y es una democracia que hoy fabrica más política de la que puede asimilar", diagnosticó con gracia y precisión Enric Juliana en La Vanguardia). Recae confianza de Europa a la hora de enviar fondos de ayuda a una España empañada y empeñada en tendencias a despeñarse.

Y la sensación que se impone es la de estar atrapado en una especie de WandaVision donde, de nuevo, se impone el recurso narrativo más popular de los últimos tiempos: que nada de la trama se entienda del todo para que todos entiendan (y teoricen) lo que más y mejor les venga en gana.

Eso sí: aún sin saber cómo contar con precisión el número de contagiados y de muertos por Covid-19 & Co.

CUATRO Mientras tanto y hasta entonces, la encuesta sobre salud mental del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas dependiente del Ministerio de la Presidencia) reveló que un 52% de los encuestados reconoció haberse "sentido cansado", que un 42% tuvo problemas de sueño y que uno de cada tres españoles admitió "haber llorado por la pandemia". A Rodríguez las cifras le parecen muy bajas y, sí, ya se avisa de epidemia de mala salud mental como próxima estación de este calvario. Pero quién es él para cuestionar nada; y así pasa sus días y sus noches en las que se le ocurren cosas como que "Pico De la Curva" sería un gran nombre para latin-lover en los tiempos de la dolce vita y no de la amarga muerte.

CINCO Días atrás (problemas de sueño) Rodríguez se acostó en el césped de un parque y se quedó dormido. Y, al despertar, varias personas enmascarilladas lo miraban fijo. Rodríguez tuvo la impresión de despertarse, a mitad de operación y con anestesia mal calculada, rodeado de cirujanos. "Queríamos asegurarnos de que no estuviese muerto", le dijo uno con voz que apenas disimulaba la decepción pero no se privaba de filmarlo con su teléfono (y, de nuevo, se discute si recae Mobile Congress '21 sí o no) porque el video podía editarse de manera que sí pareciese un cadáver. Y así hacerse viral y tener un montón de likes. Y no: no sería fake news. Sería noticia de verdad que informa de falsedad.

 

SEIS Y los "expertos" explican que en marzo '20 "era imposible saber lo que iba a pasar realmente" y que "nadie tenía en mente la magnitud del desafío". Este marzo (tanto más conocedores y curtidos en la materia) se disponen a (no) hacer lo mismo que entonces. Mientras, en las pantallas, vuelve a explicarse cómo colocarse correctamente las mascarillas y se precisa esa distancia social en bares reabiertos para ver qué pasa luego de lo que ya se vio qué pasó. Después se discute acerca de si el inminente Pasaporte Covid es "fabulosa discriminación positiva" o "distópica brecha de desigualdad" (y se percibe el inconfesablemente deseado desde hace rato pero ahora con coartada perfecta fin del libre tránsito continental marca Schengen). Y se informa de arrival de nueva/otra variedad coronavírica con viejo nombre de país a provocar mucha departure. Y --Andy Warhol redixit-- Rodríguez se dice que, en futuro cercano, todos tendrán una cepa con el propio apellido por quince minutos; o, tal vez, que se la patrocinará previo pago para que puedas ponerle nombre de tu peor enemigo, porque abrir falso perfil social on line a su nombre ya no tendrá gracia. Como tampoco lo tendrá comprobar que toda recaída en picada es reflejo de automática reinfección en ascenso.