Con el objetivo de evitar el colapso de su sistema público de salud, el estado de San Pablo dispuso nuevas restricciones a la movilidad que incluyen un toque de queda nocturno. Las medidas estarán vigentes al menos hasta el 30 de marzo y endurecen las ya implementadas a principios de mes, cuando se decretó el cierre de los establecimientos comerciales excepto los de primera necesidad. El agravamiento de la pandemia en Brasil coincide con la circulación de nuevas variantes más transmisibles y en medio de presiones de sectores aliados al presidente Jair Bolsonaro que exigen un cambio en el ministerio de Salud, por ahora en manos del general Eduardo Pazuello, cuya gestión está siendo investigada por la justicia.
Ante el rápido incremento de las hospitalizaciones por covid-19, el gobierno de San Pablo se vio obligado a pasar de la llamada "fase roja" de su plan de confinamiento a una "fase de emergencia". En esta nueva etapa más restrictiva, el estado suspendió las actividades colectivas de carácter religioso y deportivo, cerró las tiendas de materiales de construcción y prohibió el acceso a las playas, que habían registrado una gran afluencia de público en las últimas semanas.
Desde este 15 de marzo hasta el 30, entre las 20 horas y las 5 de la madrugada hora local, los paulistas estarán bajo toque de queda. Los parques y playas están cerrados, las oficinas deben trabajar a distancia y las autoridades pidieron reducir las clases al mínimo.
El gobernador de San Pablo, Joao Doria, anunció este lunes un nuevo hospital de campaña en la capital paulista que contará con 180 nuevas camas. Doria volvió a cargar duramente contra el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, al que tildó de "negacionista" y "mito de la muerte" por su cuestionada gestión de la pandemia. "Brasil se convirtió en una vergüenza mundial", aseguró el dirigente socialdemócrata, quien suena como posible candidato en las elecciones presidenciales de 2022.
En términos absolutos San Pablo, motor económico y región más poblada de Brasil, es el estado del país más golpeado por la covid-19, al contabilizar 2,2 millones de contagios y 64.123 muertes vinculadas a la enfermedad. En medio de un panorama delicado, el presidente Bolsonaro inició este lunes una segunda una ronda de consultas con médicos para cambiar al titular del ministerio de Salud bajo presión de sus aliados de centroderecha en el Congreso.
El gobierno informó en un comunicado que el mandatario conversó el domingo en su residencia oficial con la cardióloga Ludhmila Hajjar, crítica de la gestión oficial de la pandemia y a favor a las cuarentenas y medidas de restricción para frenar los contagios. La propia Hajjar rechazó este lunes el ofrecimiento y denunció haber recibido amenazas de muerte. "La ciencia está por encima de la ideología", dijo en diálogo con la CNN.