El valor de la canasta básica total, que utiliza el Indec para establecer los ingresos indispensables para no caer en la pobreza, aumentó 3,6 por ciento en febrero. Fue el mismo incremento que tuvo la inflación, con lo cual se interrumpió una serie de cinco meses consecutivos donde los precios de los bienes y servicios básicos crecían por arriba del índice general.
Una familia de cuatro integrantes necesitó reunir 57.997 pesos el mes pasado para no ser considerada pobre por ingresos. Un año atrás, en febrero de 2020, eran 40.789 pesos. El salto fue del 46,4 por ciento. En este caso, por arriba del IPC, que subió 40,7 por ciento en el mismo período. Lo mismo ocurre en el primer bimestre del año, ya que la canasta de pobreza se encareció 8,4 por ciento y la inflación avanzó 7,8 por ciento.
Desde septiembre del año pasado que los aumentos de la canasta básica total no bajan del 3 por ciento: ese mes el incremento fue del 3,4 por ciento, a lo que siguieron subas del 6,6 por ciento en octubre; 4,2 por ciento en noviembre; 5,1 en diciembre; 4,6 en enero, y ahora, 3,6 en febrero. La canasta total se compone de alimentos indispensables y otra serie de bienes y serivicios básicos como transporte, vestimenta, educación y esparcimiento.
La canasta alimentaria, en cambio, se reduce a bienes imprescindibles para la subsistencia. En febrero se verificó una desceleración en los aumentos, con un avance del 2,7 por ciento contra el mes anterior. Fue casi un punto menos que la inflación general (3,6). En el primer bimestre, esta canasta también quedó por debajo del IPC, con un 7,0 por ciento de suba (7,8 por ciento la inflación). Pero en los últimos doce meses trepó 42,2 por ciento, contra una inflación del 40,7.
La disparada del rubro alimentos y bebidas agravó la situación de los sectores sociales más vulnerables, ya que su canasta de consumo se encareció más que el resto de los precios que conforman el IPC. El equipo económico lo atribuye al alza de los precios internacionales de los productos agrícolas y los alimentos en general. Una forma de desacoplar el alza de los mercados externos del consumo local es el ajuste de las retenciones a las exportaciones, medida que el Gobierno analizó a fines de enero pero después la dejó de lado ante la resistencia que genera en sectores rurales. En su lugar, avanzó con acuerdos de precios y soluciones entre privados, como en el caso del maíz y la carne. Esa estrategia no terminó de frenar los aumentos, aunque logró amortiguarlos en alguna medida.
De todos modos, una familia de cuatro integrantes pasó a necesitar 24.575 pesos para no caer en la indigencia, contra 16.785 pesos de febrero de 2020. En su informe, el Indec entrega ejemplos de hogares con otra composición. Para una familia con una mujer de 35 años, su mdre de 61 y su hijo de 18, la canasta de pobreza asciende a 46.172 pesos y la de indigencia, en 19.574. Y para un matrimonio con tres hijos menores, los valores fueron de 61.000 y 25.847 pesos, respectivamente.