La necesidad, la urgencia, a veces la emergencia frente a lo que algunos pretenden invisible, pero en realidad se oculta, lo esconde el opresor. Parece mudez lo que genera la violencia, pero esa voz está siempre lista para gritar, aunque haya quienes no quieran escuchar. Son, Somos Centelleantes. Voz, voces transfeministas, mujeriles, embrujadas.
Fer López, Gaby Mena y Romina Tosi se conocieron en una de las tantas lecturas de poesía que se venían haciendo en los tiempos pre-pandemia en Ciudad de Buenos Aires. En aquella ocasión, elles -que son el núcleo original, el germen de algo que viene brotando, intenso, poderoso, parte insoslayable de la marea feminista- charlaron sobre la vida, lxs autorxs que les gustaban, las cosas en común y decidieron volver a encontrarse para un hacer compartido, un quehacer subversivo, poético, heavy metal.
Después, mientras craneaban formar la colectiva Somos centelleantes, para trabajar la escritura, la compilación, la edición y la publicación de textos para fanzines, stickers, libros y gigantografías con destino callejero, descubrieron que lxs tres cursaban la carrera de Artes de la Escritura en la Universidad de las Artes, aunque aún no se habían cruzado nunca allí, en el edificio de Bartolomé Mitre entre Riobamba y Callao.
Es que iban en distintos horarios a diferentes clases, según les permitía el escaso tiempo libre de sus obligaciones. Narrativa, poesía, Morfología y sintaxis. Algunes cursaban con Silvina Gruppo, otras con Pía Bouzas, o con Vanesa Pafundo, Liliana Carril, Andi Nachón, Lucía de Leone, Roque Larraquy, Carla Maliandi, Sandra Gasparini, Juan Carrá, Ricardo Romero, Caro Bruck o Julián López.
La pulsión de creatividad era (y sigue siendo) consecuencia de la rabia, la indignación y el amor. Pero no de un amor edulcorado, sino de un amor consciente, cargado de política, social, polisémico. Un hacer que es efecto de la sed de justicia y de equidad, la pasión por la voz propia, no como propiedad privada sino como voz comunitaria y pública.
El lugar en el que arrancaron a compartir tarea fue la sede del centro de estudiantes de la carrera. Parieron en pocos días las publicaciones, cada vez que la hora lo exigía: por la desaparición de Santiago Maldonado, contra los femicidios, a favor de la ley por el aborto seguro legal y gratuito. Tras convocatorias de 48 horas a otrxs autorxes que se sintieron interpelados (estudiantes, docentes, escritorxs) y formaron parte, como Fer, Gaby y Romina, de “Hay palabras alrededor de este cuerpo” (sobre la desaparición forzada de Santiago Maldonado) y “Artistas por el aborto”, surgía un fanzine, un afiche, un texto, dos, tres, cientos, que empezaban a circular por miles en la calle y otros territorios populares del país.
Esas publicaciones de Somos centelleantes salieron a la luz en forma gratuita. Las subieron a una plataforma virtual y cada destinatario interesado siguió un instructivo para armarlas, coserlas e imprimirlas por su cuenta.
“En aquel momento no teníamos página propia en internet", cuentan sobre la prehistoria del grupo. Los poemas se subían en diferentes espacios. En las redes se empezó a agitar una convocatoria federal, no querían contar sólo con voces de la gran metrópoli. Del primer libro se imprimieron mil ejemplares con plata que pusieron les poetas. No se vendieron, se regalaron a pura militancia. “Después, estábamos manija y hacíamos reuniones exprés para resolver trabajos de conexión, edición, difusión. Decidimos estar en las redes e hicimos una convocatoria bien horizontal, fueron llegando poemas de gente que no conocíamos, cuya producción era medio invisible. Llegamos a ser veintiocho personas conectadas por messenger compartiendo textos poéticos, leyendo en ciclos como los Martes Verdes y otros eventos en centros culturales. El grupo empezó a mostrarnos por dónde íbamos y por dónde debíamos seguir”, cuenta Gabi Mena.
En enero de 2019 con treinta y pico de mujeres muertas (¡ASESINADAS!) en apenas días, algo que sigue ocurriendo y no hay muestras de que cambie por ahora, publicaron “La rebelión de las lombrices”, en homenaje a las asesinadas y a la escritora canadiense Margaret Atwood, autora del poema donde las lombrices dicen: “Cuando digamos Al ataque/no vas a escuchar nada/ en un principio". Le siguió la salida de Centelleantes, estuvieron en la feria Antifil de Perú, en el hotel Bauen empezaron a reunirse en forma presencial, de cuerpas presentes. “Somos un grupo transfeminista explotado, hicimos carteles cumbieros, algo político, popular. Publicamos afiches con fragmentos de poemas para el día de la mujer de 2019. Queríamos sentar una posición política y estética muy fuerte, dando a conocer textos de compañeres cis, travestis, trans que hayan llegado de todes para todes. Esta es nuestra rebelión, tuvimos cinco poetas invitadas: Camila Sosa Villada, Salomé Wochocolsky, Mateo y Gaby De Chicco, Susy Shock con su “El derecho a ser un monstruo”. Luego, la publicación sobre el aborto tuvo su reedición y además corrió la misma suerte La Rebelión…, que incluyó collages, para entramar a diferentes artistas".
Esas bombas de fuego dicen, por ejemplo:
“Este cuerpo extraño,
Inmóvil
Aquel otro,
Moviendo
Todo su peso
Contra éste,
Mío”
(Daniela Conforti)
O
…Color romance
Quieren verla
linda.
Pero el rubor resbala
En la mejilla izquierda
demasiado lisa
por la plancha caliente
que le asestó como trompada,
alguno
de la manada”.
(María Insúa)
“La temática que nos convoca es la violencia sexogenérica y estamos pensando en plantarnos con algo más. Recibimos más de 450 poemas. Es muy conmovedor estar en la instancia exploratoria buscando y leyendo autores tan diferentes. Va a ser un libro precioso que nacerá digital, para todes”, señalan sobre su próximo proyecto.
Somos centelleantes no viene laburando sola. Se han juntado en distintos momentos con El teje poético para un convocatoria y salida rápida, con Puntos Suspensivos Ediciones y con el Bachillerato Popular Mocha Celis surtiendo un catálogo que recoge, también, obras de personas trans. Pero como el alimento no es sólo literario, ni un grito en lo que parece la oscuridad, le dan luz a otras necesidades, son solidaries. Con algunas ventas de lo producido han llenado canastos de alimentos para el colectivo trans, junto a estudiantes y ex estudiantes de la carrera.
Y siguen afilando lápices, rabiando teclas, escribiendo, estallando, serpenteando, ganando espacios. Y no lloran la queja de lo que no se puede. Ocupan. Arden. Aún rotas.
Así:
“Cajón de las bombachas
entre los libros
bajo el posavasos
el bolsillo de la mochila
block de notas del celu
frasquito en la alacena
funda de la almohada
dentro de la cartuchera
lugares secretos de mi memoria
donde la violencia ya no pasará”
(Josefina Carreras).
Ahora mismo, la convocatoria es sobre el amor. "Estamos sentipensando mucho para esta antología sobre las ideas de Brigitte Vasallo y las redes amorosas y de cuidado en lugar de los amores disney. Esperamos que la convocatoria sea cada vez más amplia y diversa", dicen a coro.
Más info: @somoscentelleantes