El circuito cultural porteño tiene un calendario propio por el cual esta época del año está íntimamente asociada a esa ventana al mundo audiovisual que desde hace 22 años es el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires (Bafici para los amigxs). Lo de ventana será más literal que nunca durante la 22° edición, que desde este miércoles y hasta el 28 de marzo mostrará sus casi 250 películas, entre cortos, medios y largometrajes, a través de un flamante formato híbrido, producto de las insorteables restricciones pandémicas. Es así que alrededor del 90 por ciento de la programación estará disponible para su visionado desde todo el país en la web Vivamos Cultura, al tiempo que 27 sedes distribuidas por toda la Ciudad de Buenos Aires albergarán una cantidad nada despreciable de proyecciones presenciales. Si bien la mayoría son centros culturales y espacios no tradicionales con funciones al aire libre, la reapertura de los cines permitirá que cinco salas -seis durante los fines de semana- pongan sus pantallas a disposición del Bafici (una del Gaumont, otra del Multiplex Belgrano, la Sala Lugones, las dos del C.C. San Martín y el C.C. 25 de Mayo).

Un detalle no menor en tiempos de bolsillos flacos es que todas las funciones, tanto virtuales como presenciales, tendrán entrada gratuita. Para las proyecciones habrá que agenciarse un lugar en un registro que se habilitará 48 horas antes de cada función en buenosaires.gob.ar/festivales (solo se podrá reservar uno por persona), mientras que cada película en streaming estará disponible por un periodo de 72 horas que empezará a correr apenas inicie su primera función presencial. La de (Upa!) una pandemia argentina, por ejemplo, está agendada el jueves 18 de marzo a las 20 en el Anfiteatro del Parque Centenario, y desde ese momento hasta el domingo a la misma hora podrá verse online. “Barajamos muchas posibilidades, y esta dinámica terminó de afianzarse con el adelantamiento de fechas”, cuenta su director artístico, Javier Porta Fouz, a Página/12.
Será la segunda vez que el Bafici arranque en marzo y la primera que lo haga en verano, un desplazamiento pensado para aprovechar los últimos días tibios con proyecciones al aire libre, delineando así una nueva dinámica en un contexto donde todos los festivales de relevancia buscan alternativas de exhibición. No es lo ideal que esto tenga que hacerse por un contexto de limitaciones e imposiciones sanitarias, pero el Bafici pedía a gritos una lavada de cara luego de una edición 2019 (en 2020 no se hizo) parapetado detrás del rótulo de “renovación”, con un flamante pero reducido epicentro operativo en el barrio de Belgrano, un cuerpo de 315 títulos con adiposidades visibles y una diversidad que por momentos lo empujó a la bipolaridad, como con el desfile de cosplay de superhéroes por Juramento.
Porta Fouz describe al 2020 como un año de “aceleración de un montón de procesos” dentro de la producción y distribución que obligó a “repensar el Bafici desde base muchos más limpias. “Era algo que había que hacer”, dice, y explica: “Hoy por hoy no tiene sentido tener 500 títulos, como en su momento había. Con esa cantidad es muy difícil mantener un rostro coherente. Los festivales tienen el mandato de mostrar lo amplio y diverso que puede ser el cine, pero hay un montón de películas que quizás van a uno y después no circulan más. Películas más deformes, comedias, intentos extraños de volver a los géneros que se rigen por fórmulas menos probadas. Hoy es más difícil encontrar una de animación salvaje, de ritmo endemoniado y cómica, que un drama social que empieza filmando la espalda de un personaje”.

Todas a la final

Ese repensar generó uno de los cambios estructurales en la programación más importantes de la historia del festival: el agrupamiento de cortos, medios y largometrajes en las mismas competencias –hasta ahora solo se daba en Vanguardia y género– luego de ir desde los comienzos por carriles separados, lo que resulta en, por ejemplo, una Selección Oficial y una Argentina con alrededor de 35 títulos. En todos los casos habrá un “Gran Premio” para cualquiera de los contendientes, además de uno específico para cortos y otro para largos. El cambio se debe, en palabras del director, a la “rebeldía” de las producciones de menos de treinta minutos “frente al formato festivalero de los largos”. “Muchas veces notábamos que había películas con destino de corto que terminaban siendo largos porque ese formato tiene más circulación. ¿Por qué no hablar del cine sin tanto énfasis en la duración? Fue una decisión tomada antes de la convocatoria, dado que hubo que ampliarla a cortos extranjeros, que no estaban contemplados”, cuenta.
Otra modificación visible para los habitués del Bafici es la reducción de competencias, que pasan de seis a tres. O cuatro, dado que una no desaparece sino que se fusiona con otra. Se trata de las de Largos y Cortos Nacionales, que con el fin de la división por duración conformará una única y bien voluminosa (36 títulos) llamada Competencia Argentina. Latinoamericana, por su parte, debutó en 2016, y ahora devendrá en Americana, un cambio de nombre que acompaña un nuevo perfil menos volcado al descubrimiento de nuevos realizadores que a la convivencia entre directores jóvenes y otros con más trayectoria. Con más pena que gloria se van Vanguardia y Género y Derechos Humanos, que nunca terminaron de encontrar un lugar de relevancia y fueron absorbidas por las tres restantes.
Vanguardia y género era la huella más visible de la gestión de Marcelo Panozzo, que la incluyó como reemplazo de Cine del futuro y hasta 2019 conformó uno de los sectores más radicales de la programación. Derechos humanos supo ser transversal y luego funcionó como apartado propio. Pero de una manera u otra, siempre estuvieron a la sombra de sus hermanas mayores. Otra vez Porta Fouz: “Con esa cantidad de competencias terminábamos haciendo lo mismo que en un festival de 500 películas: dispersar la atención. Derechos Humanos había quedado muy bien en los últimos años, pero sentíamos que la atención que recibían esas películas era sectaria, que se “exhibían” sin generar demasiado. Un festival tiene que brindar un servicio a las películas, no solo engalanarse tratando de tener una determinada cantidad de títulos o la última de tal o cual director. Potenciar al cine es un mandato irrenunciable de los festivales, y nos parecía que no estábamos potenciando lo que había que potenciar”. Por fuera de esos cambios, se mantiene los apartados temáticos, algunos conocidos y otros flamantes, como Lugares, Artistas en acción, Retratos, Comedia, Romances, Retrospectivas –solo dos este año: Cecilia Mangini y Penelope Spheeris- Trayectorias y Pantalla UBA.

Argentina al por mayor

El Bafici 2020 se suspendió poco antes de su realización, con el catálogo y la grilla de programación ya cerradas, a raíz de la llegada del virus SARS-CoV-2 al país. En aquella ocasión iba a presentarse No va más, de Rafael Filippelli, que ahora ocupará el rol de película de clausura con funciones pautadas para el domingo 28 a las 15 en la Sala Leopoldo Lugones y a las 18 en el Cine Gaumont. A falta de una, habrá tres películas de apertura. Como inauguración de Baficito –la sección pensada para un público infantil– estará El universo de Clarita, de Tomás Lipgot, que tiene como protagonista a una niña rosarina que inicia un viaje de aprendizaje por diversos sitios astronómicos de la Argentina, y se verá el miércoles 17 a las 19 en el jardín del Museo Enrique Larreta. El corto Teoría social numérica, de Paola Michaels, y el largo Bandido, dirigido por el cordobés Luciano Juncos y con Osvaldo Laport encarnando a un cantante de música popular en crisis a quien el reencuentro con un viejo amigo le da un segundo aire emocional, abrirán la programación general ese miércoles a las 19 en el Multiplex Belgrano y a las 20 en el Parque Centenario.
El cine argentino será central y hegemónico, aportando más de la mitad de la programación y estirando los tentáculos hasta todas las secciones. En el apartado internacional habrá siete representantes locales sobre 35 totales, divididos en tres cortos y cuatro largos. Entre ellos se destacan Cuando el Olimpo choca con La Pampa, segunda colaboración de Sol Miraglia y Hugo Manso luego de la entrañable Foto Estudio Luisita; La vagancia, de Ayar Blasco y con Sofía Gala como una chica que sufre bullying en la infancia y desarrolla poderes paranormales; Bahía Blanca, de Rodrigo Caprotti, y el documental Mari, de Adriana Yurcovich y Mariana Turkieh. En la Competencia Americana podrán verse casi una decena títulos nacionales, varios dirigidos por viejxs conocidxs del festival porteño, como Marco Berger (Gualeguaychú: el país del carnaval), Ernesto Baca (Israel), Kris Niklison (Perros) y Mariano Llinás (Concierto para la batalla de El Tala).

Cuando el Olimpo choca con La Pampa

La Competencia Argentina, se dijo, será más grande que nunca. Este apartado, que suele atraer mayor atención que la Selección Oficial, tiene una mezcla entre las flamantes realizaciones de directores experimentados y las de jóvenes que hacen sus primeras experiencias con la cámara. Al primer grupo pertenecen, entre otros, Implosión, de Javier Van de Couter; Los visionadores, de Néstor Frenkel; López, de Ulises Rosell; Moacir y yo, de Tomás Lipgot; (UPA) Una Pandemia Argentina, de Tamae Garateguy, Santiago Giralt y Camila Toker; El baldío, de Liliana Paolinelli; Cómo mueren las reinas, de Lucas Turturro y una dupla con paso previo por la sección Forum del Festival de Berlín, el documental Responsabilidad empresarial, de Jonathan Perel, y la enigmática Qué será del verano, de Ignacio Ceroi.

Las secciones no competitivas mantienen una amplitud temática que va desde Romances y Superhéroes hasta Lugares. Música asoma como el ámbito predilecto de melómanos de todo tipo, al tiempo que la sola enunciación de Trayectorias, que agrupa los últimos trabajos de un conjunto de directores reconocidos en el circuito de festivales, genera el babeo de la cinefilia vernácula. Aquí está la flamante Introduction, que el prolífico Hong Sang Soo acaba de estrenar en la Berlinale, además de algunas películas previas a la pandemia que, sin embargo, hasta ahora no habían llegado a la Argentina a través de canales oficiales (es el caso de Tommaso, de Abel Ferrara). Y hay más, como Raya Martin (Death of Nintendo), Arturo Ripstein (El diablo entre las piernas), Philippe Garrel (Le sel des larmes) o James Benning (Maggie’s Farm). Con pandemia o sin pandemia, en las salas o sentado en el sillón, el Bafici presenta un menú incierto aunque tentador. Cosas para ver, queda claro, hay de sobra.

Le sel des larmes, de Philippe Garrel 


SELECCIÓN OFICIAL INTERNACIONAL

-Orphea, de Alexander Kluge (Alemania)
-Bahía Blanca, de Rodrigo Caprotti (Argentina)
-Cuando el Olimpo choca con La Pampa, de Sol Miraglia y Hugo Manso (Argentina)
-El beso, de Federico Luis Tachella (Argentina)
-La vagancia, de Ayar Blasco (Argentina)
-Mari, de Adriana Yurcovich y Mariana Turkieh (Argentina)
-Mi última aventura, de Ezequiel Salinas y Ramiro Sonzini (Argentina)
-Yon, de Bárbara Lago (Argentina)
-Migrations, de Jerome Peters (Bélgica)
-O amor dentro da camêra, de Jamille Fortunato y Lara Beck Belov (Brasil)
-White Lie, de Yonah Lewis y Calvin Thomas (Canadá)
-Dopamina, de Natalia Imery Almario (Colombia / Uruguay / Argentina)
-Opera, de Erick Oh (Corea del Sur / Estados Unidos)
-Self-Portrait 2020, de Lee Dongwoo (Corea del Sur)
-Monty and the Street Party, de Mikael Wulff y Anders Morgenthaler (Dinamarca / Bélgica / Suecia)
-What We Don't Know About Mariam, de Morad Mostafa (Egipto)
-El planeta, de Amalia Ulman (España)
-La espada me la ha regalado, de Miriam Martín (España)
-Os corpos, de Eloy Domínguez Serén (España)
-Cryptozoo, de Dash Shaw (Estados Unidos)
-Jesus Shows You the Way to the Highway, de Miguel Llansó (Estonia / España / Etiopía / Letonia / Rumania / Reino Unido)
-The Old Man Movie, de Oskar Lehemaa y Mikk Mägi (Estonia)
-Hide, de Daniel Gray (Francia / Hungría / Canadá)
-Club Internacional Aguerridos, de Leandro Córdova (México)
-Mermaid on Board, de Mirko Stopar (Noruega / Argentina)
-Catavento, de João Rosas (Portugal)
-Communists!, de Christopher Small (Reino Unido)
-The Rebirthing Club, de Valentina Carrasco Thayer (Reino Unido)
-Ant Hill, de Marek Náprstek (República Checa)
-Mikrotron, de Petr Michal (República Checa)
-The Nose or the Conspiracy of Mavericks, de Andrei Khrzhanovsky (Rusia)
-Las fuerzas inmanentes, de Mauro Movia (Serbia / Argentina)
-Montevideo vampiro, de Cristhian Orta (Uruguay)


COMPETENCIA OFICIAL ARGENTINA

-A la espera del milagro, de Clara Vieiro (Argentina, 2021)
-Algo se enciende, de Luciana Gentinetta (Argentina, 2021)
-Betta, de Vera Fernández (Argentina, 2021)
-Café de Kinema, de Sol Miraglia (Argentina/Japón, 2021) -Canal 54, de Lucas Larriera (Argentina, 2021)
-Carta 1, Buenos Aires, de Vera Czemerinski (Argentina, 2021)
-Chico eléctrico, de Ingrid Pokropek (Argentina, 2021)
-Cómo mueren las reinas, de Lucas Turturro (Argentina, 2021)
-Copacabana Papers, de Fernando Portabales (Argentina/Brasil, 2021)
-Corresponsal francés, de Tomás Guiñazú & Miguel de Zuviría (Argentina/Francia, 2021)
-Cuando la primavera se escapa, se libera del sueño, de Eugenia Alonso & Josefina Pieres (Argentina, 2021)
-¡El Archiduque debe morir!, de Nicolás Turjanski (Argentina, 2021)
-El baldío, de Liliana Paolinelli (Argentina, 2021)
-Fabián canta, de Diego Crespo (Argentina, 2021)
-Implosión, de Javier Van der Couter (Argentina/Chile, 2020)
-La intemperie, de Manuel Bruno Ferrari (Argentina, 2021)
-La zona caliente, de Esteban Lamothe (Argentina, 2020)
-López, de Ulises Rosell (Argentina, 2021)
-Los dentistas, de Juan Pablo Basovih Marinaro & Martina Pasqualini (Argentina, 2021)
-Los visionadores, de Néstor Frenkel (Argentina, 2021)
-Mientras siga el calor, de Juana Varela (Argentina, 2021)
-Moacir y yo, de Tomás Lipgot (Argentina, 2021)
-Ni sí, ni no, de Elina Firpo (Argentina, 2021)
-Ob Scena, de Paloma Orlandini Castro (Argentina, 2021)
-Palestra, de Juan Pablo Basovih Marinaro & Sofía Jallinsky (Argentina, 2021)
-Pata y muslo, de Jennifer Moule (Argentina/Reino Unido, 2020)
-Pinpin, de Jaime Levinas (Argentina/Estados Unidos, 2021)
-Qué será del verano, de Ignacio Ceroi (Argentina, 2021)
-Rancho, de Pedro Speroni (Argentina, 2021)
-Responsabilidad empresarial, de Jonathan Perel (Argentina, 2020)
-Sr. Woman, de Wo Portillo del Rayo (Argentina, 2021)
-Taranto, de Víctor Cruz (Argentina, 2021)
-Tornquist, de Mariano Paz (Argentina, 2021)
-Una casa sin cortinas - El enigma Isabel Perón, de Julián Troksberg (Argentina, 2021)
-(UPA) Una Pandemia Argentina, de Tamae Garateguy, Santiago Giralt, Camila Toker (Argentina, 2021)
-Werner y yo, de Martín Vilela (Argentina, 2021)