En los procesos de adopción, la complejidad de la ley procura evitar situaciones que atenten contra los menores. El cuidado suele caer en virtuosismo y erosiona la posibilidad de muchos niños de tener una familia “bien constituida”. En Argentina, el Registro Único de Aspirantes a Guarda Adoptiva obstaculiza el acceso a la adopción por su propia dinámica de protección. Así, muchas personas deseosas de ser padres, recurren a adopciones en otros países.

Eso hizo Andrea Pietra. La actriz, para adoptar a su hija, que hoy tiene 11 años, tuvo que recurrir a una adopción en Haití. Fue después del terremoto de 2010. “Adopté así, ahí presentamos la carpeta, hicimos el trámite vía Cancillería, y tenemos el contacto de su familia biológica, vamos con la verdad”, detalla.

“Adopté en forma monoparental --explica--, pero después de insistir en un trámite que hoy sienta precedente, mi hija tiene los dos apellidos: el mío y el de Daniel (Grinbank) porque las personas pueden no casarse y adoptar a la hija de la concubina” afirma Pietra. En ese proceso, ella también adopta una decisión de vida: la de ayudar a las familias adoptantes y a los niños.

Se involucró en el caso de Mimí “porque las guardas están hechas para que un bebé en vez de ir a un orfanato vaya a una casa de familia y esté en un lugar de amor, hasta la adopción. Pero este período debe durar de tres a seis meses para evitar que se produzca ‘la situación de nido’ según los tratados internacionales”. También los códigos de adopción en Argentina establecen “que las personas que se anotan para tener casa de guarda no pueden pedir la adopción del bebé que alojan”, destaca. Este caso cruza ambas reglamentaciones, entre otros motivos, por la demora que le suma la pandemia.

Es en la extensión del tiempo de acogida donde se rompe el acuerdo entre la ONG y la familia, en el caso de Mimí. “Esta bebé tuvo solo dos visitas por parte del Estado, y su mamá de acogida ve que la bebe hace nido ahí, y por eso la reclama”, señala Pietra. En las demoras del Estado en torno a la adopción, el niño crece. “Se hacen grandes y nadie los quieren adoptar”, reflexiona. “En lugar de criarse con amor, van creciendo de hogar en hogar, y quedan a la deriva, por eso me interesa Mimí. A esta familia la asisten los marcos legales y los derechos el niño. Que la citen, que investiguen. Viven en un barrio donde todos los vecinos se conocen, pueden comprobar cómo formaron vínculo”.

Como madre adoptiva, se solidariza con Mariana. Entiende lo que el sistema no puede ver. “Voy a hacer todo lo posible porque Mimí vuelva con Mariana y Marcelo (Ikonikoff), no quiero que sea una niña infeliz cuando puede ser una persona querida, cuidada y protegida” sostiene. “Acá se tarda mucho y el proceso es muy heavy. En este caso, además, se cruzó la pandemia y se formó una familia, eso hay que considerarlo”, afirma.

Ya circula en las redes un video en el que Pietra y colegas como Natalia Oreiro, Inés Estévez, Ricardo Darín, Pablo Echarri, Nancy Dupláa, Facundo Arana, entre muchos otros, apoyan el pedido de Mariana de constituirse en la mamá adoptiva de Mimí.