Más de 300 productores vitícolas de la localidad de Medanitos, ubicada en el distrito Fiambalá del departamento Tinogasta, vendieron por primera vez el producto de sus fincas a un precio similar al que manejan las principales provincias vitivinícolas del país, como Mendoza o Salta. La causa fue la creación de un fondo rotario de 250 millones de pesos por el gobierno de Catamarca, que fijó el precio del kilo de uva por primera vez e inauguró dos plantas mosteras en la zona. Se estima que esta vendimia habrá en el lugar un movimiento económico cercano a los 100 millones de pesos.
Este año con la creación de la mostera municipal, el precio fijado por el gobierno provincial y las negociaciones sostenidas por productores con el municipio de Fiambalá, a cargo de Roxana Paulón, los productores obtuvieron $15,50 por cada kilo de uva, un 485% más que el año pasado, cuando se les pagó $3,20.
Luis Arias, presidente de la comisión de productores que se conformó este año para establecer un monto rentable para ellos, confirmó a Catamarca/12 que luego de seis reuniones lograron que los $16 fijados por el gobierno para pago al contado y que no incluían flete ni acarreo, se estableciera en $15,50 libres por cada kilo de uva destinada a mosto o consumo fresco.
“Para nosotros fue algo histórico porque significó que podemos seguir con nuestros viñedos, ya que muchos habían desistido en el camino al ver que no valía nada su producción. El beneficio también fue para el camionero y los que hacen la gamela (o tacho), quienes consiguieron que les abonen 15 pesos la ficha. Con este precio estaba muy contenta la gente y ahora tememos expectativas para el año que viene”, contó.
Según estimaciones, un gamelero puede acarrear unos 100 tachos por día, obteniendo en cada vendimia un sueldo “no esperado”, teniendo en cuenta las condiciones anteriores de producción.
Por su parte, Manuel Aguirre, quien a través de la asociación ACAMPA, nuclea a los productores más pequeños, señaló que acompañaron a la comisión y también manifestó su conformidad con el precio conseguido.
Se trata de 300 familias que producen un promedio de 70 millones de kilogramos de uva cereza o datilera, cuyo destino es el consumo fresco, pasa o mosto. En años anteriores muchos de los productores, sobre todo los más pequeños, no podían vender ni siquiera la pasa, que terminaba como alimento de los animales de corral que también producen en la zona.
Otra de las ventajas que señalaron es que la mano de obra es cien por ciento local, dando a trabajo a familias del lugar.
Dos plantas mosteras
Las dos plantas mosteras fueron inauguradas formalmente el 23 de febrero. En la ciudad de Tinogasta la nueva planta de elaboración de mosto sulfitado de la empresa "Jugos del Mundo", propiedad de Juan Longo, demandó una inversión de $90 millones. Se trata 15 tanques de acero inoxidable de 100.000 litros de capacidad cada uno, más una máquina concentradora de mosto con capacidad para procesar 250.000 kilos de uva diaria, una caldera, una sala de máquinas y un tanque "fuel oil" de 40.000 litros. A este aporte se le sumó uno privado, con depósitos de fibra de vidrio con una capacidad de almacenamiento de 4 millones de litros. Es decir que, en total, la planta tendrá una capacidad de 5,5 millones de litros.
La mostera de Fiambalá, ubicada en Medanitos, trabajará en conjunto con Tinogasta y tiene una capacidad de almacenamiento de 120 litros de mosto sulfitado. A diferencia de la planta más grande que está en manos privadas y tiene una mínima participación del Estado provincial, ésta tiene la característica de ser municipal aunque también participará de la empresa provincial Tinogasta Productiva Sociedad del Estado (TIPSE).
El objetivo final de esta inversión es que el mosto logrado en ambas plantas pueda exportarse a Asia por el Paso San Francisco, en el Corredor Bioceánico.
Aporte municipal
Joaquín Muñoz, secretario de Producción del municipio de Fiambalá, contó a Catamarca/12 que la mostera se creó en función de un pedido de los productores quienes hace más de 40 años se vieron sujetos a la compra de una sola bodega. “Es por esto que la intendenta Paulón decidió darle lugar al reclamo de tantos años y la mostera vino a funcionar como competencia”, dijo.
“Este año hubo un salto cualitativo y cuantitativo en lo que significó el precio de la uva cuando Jalil fijó el precio. El objetivo es que el productor también tenga una visión de futuro y comience a proyectarse para ofrecer más volumen y por lo tanto más ingreso”, contó y aclaró que tras el diálogo con los productores, “el municipio decidió hacerse cargo del pago de la gamela y del flete”.
Muñoz señaló que espera que esta planta sea manejada en un futuro por una comisión de productores. Por el momento, hay seis empleados de planta, dos de ellos recibidos de enólogos en el Instituto de Estudio Superiores de Tinogasta, y que están siendo capacitados por enólogos de Mendoza que vinieron especialmente para poner en funcionamiento la mostera. “El objetivo es seguir capacitando para que poco a poco ellos comiencen a sentir como propia a la planta, más allá de que seguirá siendo del municipio”, dijo.
En este contexto, mencionó que la capacitación tiene que ver con que hubo otras experiencias de cooperativas en las que las herramientas terminaron en manos de pocos, “lo que queremos ahora es que todos puedan tener participación, no sólo vendiendo su producción, sino también con la elaboración y posterior exportación del mosto, pero esto llevará tiempo”, dijo.
Por lo pronto, señaló que a la vendimia aún le quedan dos o tres semanas y que se estima un movimiento económico de 100 millones de pesos en el lugar.
Por último, Muñoz mencionó el proyecto de concretar una bodega, cuyo nombre será La Indómita. “Elegimos un lugar para su instalación pensando también en fines turísticos y la concreción de hoteles para recibir visitantes. Sabemos que es un proyecto ambicioso, pero ya todo está en marcha y pretendemos tenner todo terminado el año próximo”, concluyó.
Corte inesperado
Durante la mañana de ayer miércoles, empleados de la Mostera de Medanitos cortaron la ruta nacional 34 e impidieron el paso de camiones cargados de uva hacia Tinogasta. El detonante fue la clausura de la planta por parte del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), por inconvenientes de documentación y también de infraestructura.
Hasta el cierre de esta edición el corte continuaba. Los productores estaban preocupados porque los camiones varados no habían pasado por la balanza y estaban perdiendo peso con el paso de las horas.